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Página del fotógrafo
Stefano Unterthiner
El dragón de Komodo todavía vive en la isla de Flores.
Los dragones de Komodo (en la foto, machos comiendo el cadáver de una cabra) son originarios de las Islas Menores de la Sonda, en Indonesia.
Un armiño en los Alpes italianos mira a través de la nieve. También conocido como armiño o comadreja de cola corta, esta especie de M. erminea muda anualmente su pelaje marrón por uno blanco invernal con la cola de puntas negras.
Los dragones de Komodo utilizan su lengua bífida para "oler" a sus presas. Es una de las especies de dragones reales más famosas del mundo.
Los atrevidos tonos de las plumas de muchas aves, como las del pavo real, inspiraron al ornitólogo Robert Ridgway para crear por primera vez detallados diccionarios de colores.
El fotógrafo Stefano Unterthiner documentó cuatro estaciones en Svalbard (Noruega), donde animales como estos zorros árticos buscan comida en uno de los lugares del planeta que más rápido se calienta. El cadáver de un reno, una codiciada fuente de alimento invernal, ha sido limpiado por varios depredadores.
Un zorro rojo acecha camuflado en los bosques otoñales del Parque Nacional del Gran Paradiso, en Italia. Los animales han desarrollado formas de camuflarse en su entorno, una táctica que les ayuda a mantenerse a salvo o a acercarse sigilosamente a sus presas.
Dos renos de Svalbard luchan con sus cornamentas por el control del harén en Svalbard, Noruega, en esta imagen, que ganó el premio de Comportamiento Mamífero. El fotógrafo italiano Stefano Unterthiner siguió a estos renos durante su época de apareamiento. Viendo la lucha, sintió como se sumergía en "el olor, el ruido, la fatiga y el dolor", dice. Los renos chocaron las cornamentas hasta que el macho dominante, en la izquierda, hizo huir a su rival, asegurándose la oportunidad de reproducirse.
Una cría de dragón de Komodo trepa por un árbol en el parque nacional de Komodo, Indonesia. Los dragones de Komodo son unos de los pocos vertebrados que pueden tener «partos virginales», posibilitados por la partenogénesis.
Una cría de ualabí de cuello rojo y su madre en el parque nacional de las montañas Bunya, en Queensland, Australia. Los ualabís de cuello rojo o de Bennett tienen embarazos cortos de solo un mes y los recién nacidos apenas son más grandes que un caramelo. Estas adaptaciones quieren decir que, como otros marsupiales, gran parte del desarrollo del joven ualabí se produce en el marsupio de su madre. Tras nacer, la cría trepa hasta la bolsa de su madre, donde permanece otros nueve meses. Cuando la cría abandona la bolsa, la madre lo amamanta durante cuatro o cinco meses, según explica Smiseth. Para entonces, la cría podría tener compañía. Los ualabís hembra pueden tener tres crías al mismo tiempo: una en el útero, otra en la bolsa y una tercera que ya ha salido de la bolsa. Puede parecer demasiado, pero uno de los parientes del ualabí de Bennett va más allá: según se ha descubierto hace poco, el ualabí de pantano suele concebir uno o dos días después de dar a luz, lo que lo convierte en el único animal que siempre está embarazado.