Identifican las canteras de las que se extrajeron las piedras de Stonehenge
Dos canteras a unos 290 kilómetros del famoso monumento prehistórico han sido identificadas como la fuente de las piedras del círculo interior.
Nota: Este artículo se publicó el 7 de diciembre de 2015. Se actualizó el 21 de febrero de 2019 para incluir los últimos hallazgos.
Un equipo de arqueólogos británicos ha desvelado cómo se extrajeron y transportaron algunos de los monolitos de Stonehenge y describen su investigación esta semana en la revista Antiquity.
El lunes, el equipo declaró en un comunicado que había hallado pruebas abundantes de dos canteras neolíticas de Gales que suministraron las distintivas «piedras azules» colocadas en Stonehenge hace unos 5.000 años. De las 80 piedras azules que componían Stonehenge, han sobrevivido 43. Forman una herradura interna en el monumento, rodeada por el círculo exterior de monolitos gigantes de piedra arenisca. Mediante la datación y el estudio de los artefactos de las canteras, los arqueólogos han determinado cuándo y cómo extrajeron estas piedras azules los pueblos prehistóricos.
Las canteras galesas se encuentran en las colinas de Preseli al norte de Pembrokeshire, a casi 290 kilómetros de distancia de Stonehenge. Las piedras azules pesan entre una y dos toneladas y tienen una altura de hasta 2,5 metros.
Las piedras son rocas volcánicas e ígneas con firmas geológicas precisas que coinciden con la herradura interior de las piedras de menor tamaño de Stonehenge. Los geólogos han demostrado que esta región de Gales es la única parte de las islas británicas que contiene un tipo particular de roca —dolerita manchada— habitual en las piedras azules.
Se han descubierto herramientas de piedra, rampas de tierra y plataformas, castañas y carbón quemados, y un antiguo camino hundido que probablemente fuera la salida de la cantera.
«Aunque conocemos el lugar de origen de las rocas, resulta más emocionante encontrar las canteras», afirma Michael Parker Pearson, director del proyecto y profesor del University College London. «Construyeron numerosas instalaciones: plataformas, rampas, un área de carga. Pueden observarse marcas donde insertaron cuñas de madera en los huecos del afloramiento».
La datación por radiocarbono del carbón y las avellanas quemadas en las hogueras prehistóricas indican que se produjo actividad en la cantera neolítica entre hace 5.400 y 5.200 años. Los investigadores creen que Stonehenge no se construyó antes del 5.000 a.C. Esto plantea una pregunta enigmática: ¿dónde estuvieron las piedras durante esos 400 años?
«Resulta intrigante y, aunque esos canteros del Neolítico podrían haber tardado casi 500 años en llevarlas a Stonehenge, es bastante improbable», afirma Parker Pearson. «Es más probable que utilizaran las piedras primero en un monumento local en algún lugar cerca de las canteras que, más adelante, fue desmantelado y arrastrado hasta Wiltshire».
Mover monolitos de dos toneladas
Los pilares de roca naturales de las canteras facilitaron la labor de estos trabajadores prehistóricos. «Solo tuvieron que insertar cuñas de madera en las grietas entre los pilares y, a continuación, dejar que la lluvia galesa hiciera el resto hinchando la madera para despegar cada pilar de la pared rocosa», explica el Dr. Josh Pollard, de la Universidad de Southampton. «Los canteros bajaron los finos pilares a plataformas de tierra y piedra, una especie de “área de carga” desde la que podían arrastrar las piedras por caminos que salían de cada cantera».
Finalmente, se transportaron ochenta monolitos de piedra azul a Stonehenge. Desplazar monolitos de dos toneladas a lo largo de 290 kilómetros de campo es una empresa extraordinaria, pero en la India hay ejemplos que demuestran que pueden transportarse piedras de este tamaño en entramados de madera en grupos de solo 60 personas.
Extraer las piedras de las canteras exigió una combinación de fuerza e ingenio. La estrechez del camino de salida —de solo 1,8 metros de ancho— es demasiado pequeña para que quepan rodillos de madera. Los arqueólogos creen que los trabajadores usaron una combinación de cuerdas, palancas y un fulcro para colocar las piedras sobre una especie de trineos de madera que fueron transportados o deslizados colina abajo. «Necesitas dos equipos: uno arriba, que baja la piedra lentamente con una cuerda, y otro que a casi un metro más abajo, preparado para recibirla», afirma Parker Pearson.
Aunque es probable que los canteros consumieran una dieta principalmente carnívora, no han sobrevivido huesos ni astas por la alta acidez del suelo de la zona. Lo que sí ha sobrevivido son las pruebas de algunos aperitivos, como castañas tostadas, un alimento fundamental en la dieta neolítica. Parker Pearson cree que en la cantera trabajaba un grupo de al menos 25 trabajadores y que probablemente caminaran hasta allí cada día desde asentamientos cercanos.
La investigación de Parker Pearson y su equipo ha sido financiada con una beca de la National Geographic Society.