Así cambió Mahatma Gandhi las protestas políticas
Su resistencia no violenta contribuyó al fin del gobierno británico en la India y ha influido en movimientos de desobediencia civil de todo el mundo.
Lo han llamado el «padre de la India» y una «gran alma con atuendo de mendigo». Su enfoque no violento del cambio político contribuyó a que la India se independizara tras casi un siglo de gobierno colonial británico. Frágil pero con voluntad de acero, proporcionó un modelo para futuros movimientos sociales internacionales. Ese hombre era Mahatma Gandhi y sigue siendo una de las figuras más reverenciadas de la historia moderna.
Nacido Mohandas Gandhi en Guyarat, India, en 1869, formaba parte de una familia de la élite. Tras un periodo de rebelión adolescente, abandonó la India para estudiar Derecho en Londres. Antes de partir, prometió a su madre que se abstendría del sexo, la carne y el alcohol en un intento de readoptar una moral hindú estricta.
En 1893, a los 24 años, el abogado se mudó a la colonia británica de Natal, en el sudeste de África, para practicar derecho. Natal era el hogar de miles de indios cuyo trabajo había contribuido a la creación de su riqueza, pero la colonia fomentaba la discriminación tanto formal como informal contra personas de ascendencia india. A Gandhi le desconcertó que lo echaran de vagones de tren, lo maltrataran por utilizar las aceras públicas y lo separaran de los pasajeros europeos en un autobús.
En 1894, Natal privó a todos los indios del derecho a voto. Gandhi organizó a la resistencia india, combatió la legislación antiindia ante los tribunales y lideró grandes protestas contra el gobierno colonial. Por el camino, desarrolló una imagen pública y una filosofía de no cooperación no violenta centrada en la verdad que llamaba Satyagraha.
Gandhi llevó la Satyagraha a la India en 1915 y enseguida lo eligieron por el partido Congreso Nacional Indio. Empezó a presionar a favor de la independencia desde Reino Unido y organizó la resistencia a una ley de 1919 que otorgaba a las autoridades británicas carta blanca para encarcelar a revolucionarios sospechosos sin ser sometidos a juicio. Reino Unido respondió de forma brutal a la resistencia y asesinó a 400 manifestantes desarmados en la masacre de Amritsar.
Gandhi presionó con más intensidad por la autonomía e instó a organizar boicots a los productos británicos y protestas masivas. En 1930, puso en marcha una enorme campaña de satyagraha contra la legislación británica que obligaba a los indios a comprar sal británica en lugar de producirla a nivel local. Gandhi organizó una marcha de 388 kilómetros a la costa oeste de Guyarat, donde él y sus acólitos recogieron sal en las orillas del mar Arábigo. Reino Unido respondió encarcelando a más de 60 000 manifestantes pacíficos, generando involuntariamente más apoyo a la autonomía.
Para entonces, Gandhi se había convertido en icono nacional y lo llamaban Mahatma, que en sánscrito significa «gran alma» o «santo». Tras pasar un año en la cárcel por la marcha de la sal, alcanzó más influencia que nunca. Se manifestó contra la discriminación contra los «intocables», la casta más baja de la India, y negoció sin éxito la autonomía de la India. No se detuvo: puso en marcha el movimiento Quit India, una campaña para conseguir que Reino Unido se retirara voluntariamente de la India durante la Segunda Guerra Mundial. Reino Unido se negó y volvió a encarcelarlo.
Se produjeron manifestaciones enormes y, pese a las detenciones de 100 000 defensores de la autonomía por parte de las autoridades británicas, la balanza se inclinó finalmente a favor de la independencia india. Pusieron en libertad a un frágil Gandhi en 1944 y Reino Unido empezó a elaborar planes para retirarse del subcontinente indio. Fue amargo para Gandhi, que se oponía a la división de la India e intentó calmar los rencores entre hindúes y musulmanes y los disturbios mortales de 1947.
Gandhi no vivió para ver una India independiente; un extremista hindú lo asesinó el 30 de enero de 1948. Más de 1,5 millones de personas marcharon en una enorme procesión funeraria.
Gandhi, asceta y resuelto, cambió la faz de la desobediencia civil en todo el mundo. Martin Luther King, Jr. se basó en sus tácticas durante el movimiento por los derechos civiles y el dalái lama se inspiró en sus enseñanzas, que todavía son proclamadas por quienes buscan inspirar el cambio sin incitar a la violencia.
Aunque su legado aún resuena, otros se preguntan si Gandhi debería ser admirado. Entre algunos hindúes indios, sigue siendo una figura polémica por haber defendido a los musulmanes. Otros se preguntan si hizo suficiente a la hora de cuestionar el sistema de castas de la India. También ha sido criticado por apoyar la segregación racial entre sudafricanos negros y blancos y por hacer comentarios despectivos sobre los negros. Y aunque en ciertos aspectos apoyó los derechos de las mujeres, también se oponía a los métodos anticonceptivos e invitaba a chicas jóvenes a dormir en su cama desnudas como forma de poner a prueba su autocontrol sexual.
El hombre Mohandas Gandhi era complejo e imperfecto. Sin embargo, la figura pública Mahatma Gandhi dejó una huella indeleble en la historia de la India y en el ejercicio de la desobediencia civil en todo el mundo. «Cuando me haya ido, ninguna persona podrá representarme por completo por sí sola», declaró. «Pero un pedacito mío vivirá en muchos de vosotros. Si cada uno pone la causa primero y a sí mismo en último lugar, el vacío se llenará hasta cierto punto».
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.