El descubrimiento de una fosa común muestra la devastación de la Peste Negra en la Inglaterra rural
Un hallazgo arqueológico en una antigua abadía podría revelar cómo gestionaron las poblaciones rurales los estragos de una epidemia mortal.
En el Londres de 1348, la gente miraba con temor a la Europa continental. La Peste Negra estaba barriendo el continente y dejando a su paso pánico y muerte. «La mujer huía del abrazo del marido amado, el padre del del hijo y el hermano del del hermano. Los que enterraban, transportaban, veían o tocaban a los infectados solían morir de repente», cuenta un relato italiano.
Del mismo modo que hoy en día las autoridades sanitarias están reaccionando ante la propagación de una nueva cepa de coronavirus, la ciudad medieval de Londres se preparó para el impacto de la peste hace más de 600 años. Los documentos históricos demuestran que antes de la epidemia la ciudad arrendó tierras para crear cementerios de emergencia y excavó largas trincheras que sirvieron de fosas comunes.
Por su parte, a unos 240 kilómetros al norte de Londres, parece que las repercusiones de la bacteria Y. pestis cogió por sorpresa a los residentes rurales del actual Lincolnshire. En lugar de enterrar a sus muertos en el cementerio parroquial, como dicta la tradición, en un periodo a mediados del siglo XIV los residentes enterraron a decenas de personas a la vez en una fosa común en el recinto de la abadía de Thornton, a más de un kilómetro y medio del cementerio.
Conforme la peste pasaba factura en el campo, parece que las víctimas de Lincolnshire acudieron al hospital de la abadía de Thornton. Allí esperaban recibir una «buena muerte», los ritos finales y el entierro en suelo cristiano consagrado que les garantizarían su lugar en el más allá.
«Es probable que acudieran [al hospital] para morir. Era más por el entierro que por mejorar», explica Hugh Willmott, arqueólogo de la Universidad de Sheffield.
Willmott y sus colegas han descubierto evidencias insólitas (e inesperadas) de la respuesta de los lugareños al brote de peste de 1348 en el recinto de la antigua abadía. Los investigadores han documentado el hallazgo de una fosa común que contiene los restos de 48 personas enterradas con días o semanas de diferencia en un trabajo publicado en la revista Antiquity.
Aunque hasta la mitad de la población de Inglaterra había muerto para finales de 1349 (y es posible que hubiera 200 millones de víctimas en Eurasia), hay poquísimos sitios arqueológicos vinculados a la peste medieval.
Según Willmott, aunque se han descubierto muy pocas fosas comunes asociadas a la peste en Inglaterra, el descubrimiento de la abadía de Thornton también destaca por ser el único desenterrado en un entorno rural hasta la fecha. Es muy llamativo porque se había asumido que, como las zonas rurales poco pobladas albergan muchos espacios abiertos, la gente podía enterrar a sus difuntos en tumbas individuales en lugar de fosas comunes. La abadía de Thornton apunta a conclusiones diferentes. «Claramente, el sistema habitual para gestionar a los difuntos se derrumbó», explica Willmott.
La demografía de la devastación
En 2013, el grupo multidisciplinario de arqueólogos investigadores excavó un montículo de grava y arena glacial en el emplazamiento del antiguo y acomodado priorato, clausurado en 1539 por Enrique VIII. Un estudio geofísico sugirió que habían descubierto los restos de un edificio. En lugar de eso encontraron cadáveres (un total de cuatro docenas), cada uno amortajado con los brazos cruzados en la cintura. Aunque no había ajuares funerarios junto a los restos, los arqueólogos pudieron determinar que la fosa común databa de la época de la peste gracias a dos peniques de plata y la datación por radiocarbono de dos esqueletos.
Willmott indica que la demografía de la tumba refleja la devastación de la peste. Más de la mitad de las víctimas son niños de menos de 17 años, una sobrerrepresentación para aquel periodo, cuando la mortalidad infantil era alta, pero los niños mayores tendían a sobrevivir hasta la adultez.
«Lo que tenemos es un perfil de mortalidad catastrófico, en el que están representados todos los rangos de edad. Es una especie de línea recta que atraviesa la sociedad», afirma Willmott.
El cementerio de la parroquia local, que sigue usándose hoy en día, se encuentra a solo 1,6 kilómetros de la abadía, pero en la época de la epidemia (a mediados del siglo XIV) podría haberse visto abrumado por la gran cantidad de víctimas. «Sospecho que estos cuerpos fueron enterrados en el recinto de la abadía porque el cementerio se había llenado y, en lugar de renunciar a las exigencias habituales de la sepultura y colocar los cuerpos en fosas comunes en el cementerio de la parroquia, usaron los terrenos dentro de las murallas de la abadía», afirma John Hatcher, historiador de la Universidad de Cambridge que ha escrito tres libros sobre la peste y que no ha participado en este estudio.
Los dientes de dos niños de la fosa dieron positivo en Y. pestis y se halló el ADN del microbio en uno de ellos.
«La extracción de ADN de una tumba de la abadía de Thornton es un descubrimiento importante, sobre todo porque es el primero en el norte de Inglaterra», afirma Don Walker, osteólogo del Museo de Arqueología de Londres (MOLA, por sus siglas en inglés), que en 2013 desenterró una fosa común de la peste de 1348-49 en Charterhouse Square (Londres) durante las obras de la línea ferroviaria Crossrail. (Walker tampoco formó parte del trabajo de Antiquity.) Añade que «los análisis posteriores del ADN bacteriano contribuirán mucho al estudio reciente de la evolución y la propagación de la peste en Europa durante y después de la Peste Negra».
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.