Por qué nunca encontraremos el Arca de Noé

Desde hace más de un siglo se busca la embarcación del Antiguo Testamento que sobrevivió al diluvio bíblico. Los arqueólogos dicen que es una misión imposible.

Por Erin Blakemore
Publicado 23 nov 2022, 17:46 CET
Cuadro del Arca de Noé

Un cuadro del Arca de Noé. La historia del Antiguo Testamento no sólo ha inspirado a innumerables generaciones de artistas, sino también a más de un siglo de intentos "científicos" de localizar restos de la legendaria nave.

Fotografía de Painting by Simon de Myle via Fine Art Images, Heritage Images, Getty

La del Arca de Noé es una de las historias más conocidas y cautivadoras del Antiguo Testamento: después de crear a los seres humanos, Dios se disgustó tanto con ellos que provocó un diluvio universal para exterminarlos, con una excepción digna de mención (y apta para el mar): el patriarca bíblico y su familia, acompañados por parejas de cada uno de los animales del planeta, que sobrevivieron al diluvio en una enorme embarcación de madera.

Para las personas que aceptan el texto religioso como un relato históricamente exacto de los hechos reales, la búsqueda de pruebas arqueológicas del Arca es igualmente cautivadora, e inspira a algunos intrépidos fieles a peinar las laderas del monte Ararat de Armenia y más allá en busca de rastros de la nave de madera.  

En 1876, por ejemplo, el abogado y político británico James Bryce subió al monte Ararat, donde, según los relatos bíblicos, se posó el Arca, y afirmó que un trozo de madera que "cumplía todos los requisitos del caso" era, de hecho, una pieza del navío. Los "descubrimientos" más modernos del Arca se producen con regularidad, desde el informe de un optometrista que aseguraba haberla visto en una formación rocosa sobre la montaña en la década de 1940, hasta la afirmación de que unos pastores evangélicos habían encontrado madera petrificada en la cima a principios de la década de 2000.

Un pastor y su rebaño cerca del monte Ararat, en el este de Turquía. Mucha gente ha buscado pruebas del Arca en sus laderas, a pesar de que el Libro del Génesis describe que el Arca se posó en una cordillera aún no identificada del oeste de Asia.

Fotografía de John Stanmeyer, Nat Geo Image Colllection

Pero las búsquedas del Arca suscitan desde la exasperación hasta el desprecio por parte de los arqueólogos académicos y los estudiosos de la Biblia. "Ningún arqueólogo legítimo hace esto", dice la exploradora de National Geographic Jodi Magness, arqueóloga de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill (Estados Unidos), sobre las búsquedas modernas de pruebas de Noé.

"La arqueología no es una búsqueda de tesoros", añade. "No se trata de encontrar un objeto concreto. Es una ciencia en la que planteamos preguntas de investigación que esperamos responder mediante la excavación."

Las historias de inundaciones destructivas y de quienes sobreviven a ellas son anteriores a la Biblia hebrea, cuyas partes más antiguas se cree que fueron escritas en el siglo VIII a.C. Las leyendas sobre un diluvio que destruye la civilización a instancias de una deidad sobrenatural se encuentran en múltiples textos mesopotámicos, desde la Epopeya de Gilgamesh, escrita hacia principios del segundo milenio a.C., hasta una tablilla cuneiforme babilónica recientemente descifrada de alrededor de 1750 a.C. que describe cómo se construyó el arca.

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    Los relatos sobre el diluvio y el arca muy similares a los del Antiguo Testamento, incluido uno de principios del segundo milenio a.C. de la Epopeya de Gilgamesh que se muestra en esta representación asiria, son anteriores a los relatos bíblicos en más de 1.000 años.

    Fotografía de CM Dixon, Print Collector, Getty

    ¿Podrían estos mitos del diluvio estar basados en hechos? "Parece que hay pruebas geológicas de que hubo una gran inundación en la región del Mar Negro hace unos 7500 años", afirma el explorador de National Geographic Eric Cline, arqueólogo de la Universidad George Washington (Estados Unidos). Pero los científicos no se ponen de acuerdo sobre el alcance de ese acontecimiento, al igual que los historiadores de la época difieren sobre si los escritos sobre un diluvio se inspiraron en la vida real. Parece más probable que las inundaciones se produjeran simplemente en diferentes lugares y momentos, y que esos acontecimientos se incorporaran de forma natural a la tradición oral y escrita del mundo.

    Para complicar aún más la cuestión, los estudiosos difieren sobre la ubicación exacta del Arca de Noé según la Biblia hebrea. En el libro del Génesis, el arca se posó "sobre los montes de Ararat", situados en el antiguo reino de Urartu, una zona que ahora incluye Armenia y partes del este de Turquía e Irán, y no el único e icónico pico que hoy lleva su nombre.

    "No hay forma de determinar en qué lugar exacto del antiguo Oriente Próximo se produjo", dice Magness.

    Y tanto Cline como Magness afirman que, incluso si se han encontrado o se encontrarán artefactos del Arca, nunca se podrán relacionar de forma concluyente con los acontecimientos históricos.

    "No tenemos forma de situar a Noé, si es que realmente existió, y el diluvio, si es que realmente lo hubo, en el tiempo y el espacio", dice Magness. "La única forma de determinarlo sería con una inscripción antigua auténtica", e incluso entonces, señala, dicha inscripción podría referirse a otro Noé o a otro diluvio.

    Eso no ha impedido la proliferación de la pseudoarqueología que defiende la Biblia como una verdad literal. Las búsquedas infructuosas suelen coincidir con los partidarios del "creacionismo de la tierra joven", la creencia de que, a pesar de las pruebas en contra, la Tierra sólo tiene miles de años.

    Mismas pruebas, conclusiones muy diferentes

    Estos grupos utilizan pruebas arqueológicas seculares para reforzar su interpretación literal de las Escrituras, y simplemente ignoran o intentan refutar las pruebas contrarias. Pero no todos comparten la misma táctica. Answers In Genesis [Respuestas en el Génesis, en inglés], un ministerio de apologética que se autodefine como centrado en cuestiones científicas y que incluso tiene un parque de atracciones con el tema del Arca de Noé en Kentucky (Estados Unidos), reconoce la ubicuidad de los mitos relacionados con las inundaciones más allá de la historia de Noé en el Antiguo Testamento, e incluso admite que el Arca nunca podrá ser encontrada.

    "No esperamos que el Arca haya sobrevivido y esté disponible para ser encontrada después de 4350 años", afirma Andrew A. Snelling, geólogo y director de investigación de Answers in Genesis que lleva décadas intentando demostrar la juventud de la Tierra.

    Sin embargo, Snelling difiere de los arqueólogos en cuanto a la razón por la que nunca se encontrarán los restos de la nave. "Al no haber árboles maduros disponibles para que Noé y su familia construyeran refugios después de bajar del Arca, hay muchas razones para esperar que desmantelaran el Arca (que ya no necesitaban) para rescatar madera de ella", dice. Aunque el ministerio no descarta la posibilidad de que algún día se encuentre el Arca, Snelling lamenta lo que denomina "afirmaciones cuestionables" de los buscadores del Arca que "empañan el impacto potencial de un verdadero descubrimiento".

    Para Magness, que actualmente dirige las excavaciones en una sinagoga tardorromana de Galilea. la búsqueda del Arca de Noé no sólo confunde al público, sino que disminuye el entusiasmo por los hallazgos arqueológicos reales, incluso los que ofrecen apoyo a partes de la Biblia como la existencia de la Casa de David.

    "Sabemos mucho sobre el mundo bíblico, y es muy interesante", dice.

    Poniendo las cosas en su sitio

    Parte del problema, dice Cline, es que el público tiene expectativas poco realistas sobre la disciplina de la arqueología, y los medios de comunicación populares destacan la emoción de la persecución en lugar de la lenta acumulación de conocimientos arqueológicos. "No somos como Indiana Jones", dice; "es un procedimiento científico. Es minucioso. Pero lo que nos entusiasma a nosotros no necesariamente entusiasma a otras personas".

    En sus años de juventud, dice Cline, dedicó mucho tiempo y energía a intentar rebatir las supuestas pruebas bíblicas que encantan al público año tras año. Con el tiempo, sin embargo, lo dejó y ahora centra su tiempo tanto en sus expediciones como en la traducción de sus investigaciones para aquellos que están dispuestos a aceptar los resultados del proceso científico. "La gente va a creer lo que quiere creer", suspira.

    Eso no cambiará pronto, así que, mientras tanto, está centrado en desenterrar un palacio cananeo del siglo XVIII a.C. en Tel Kabri, en lo que hoy es el norte de Israel. Tras una pausa en el trabajo de campo por la pandemia, prevé volver el próximo verano para seguir excavando un suelo de yeso pintado en el yacimiento de la época del Antiguo Testamento. "Para nosotros, [el suelo] es increíblemente importante, porque muestra las relaciones y los contactos internacionales de hace casi 4000 años", dice.

    "No es el Arca de Noé, pero es un suelo pintado", dice el arqueólogo, "lo cual es suficiente para mí".

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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