Los anillos Claddagh irlandeses tienen una historia inesperada: la de los piratas
El diseño del anillo Claddagh se inspira en las manos entrelazadas de los anillos fede, que se remontan a la época romana. Se atribuye a Richard Joyce la introducción de la corona en la década de 1690.
Hace casi 350 años, un adolescente Richard Joyce esperaba el barco que lo llevaría desde Galway (costa oeste de Irlanda) a través del Océano Atlántico. Hijo de una familia de otrora ricos comerciantes, Joyce iba a ser enviado a las Indias Occidentales para comenzar su nueva vida como sirviente.
Joyce nunca llegaría al Caribe. Un giro del destino le haría regresar a casa 14 años más tarde, con los conocimientos de herrería necesarios para crear uno de los símbolos irlandeses más perdurables del amor, la lealtad y la amistad: el anillo de Claddagh.
El anillo Claddagh, que debe su nombre al pequeño pueblo pesquero situado frente a la ciudad de Galway, representa dos manos uniendo un corazón coronado. Anillos similares, conocidos como "fede" o anillos de fidelidad, se llevaban en todo el Mediterráneo desde la época romana, pero se atribuye a Joyce la introducción de una corona en el diseño en algún momento de la década de 1690.
El anillo celta es una reliquia familiar común, que tradicionalmente se transmitía de madre a hija, quien lo regalaba a su futuro marido. A lo largo de los siglos, el hambre, la pobreza y la guerra hicieron que la diáspora irlandesa se asentara en todo el mundo. Los emigrantes empeñaban sus joyas para pagar el pasaje o se llevaban su tesoro a nuevas tierras.
El anillo de Claddagh sigue siendo hoy un icono de afecto y ascendencia irlandesa. Pero, ¿cuáles son sus verdaderos orígenes? Los historiadores desentrañan lo que sabemos sobre Joyce y el anillo cuya creación se le atribuye.
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Piratas y corsarios en Europa
Dos décadas antes de que naciera Richard Joyce, un floreciente levantamiento en Galway fue sofocado por las fuerzas inglesas y las 14 influyentes familias de comerciantes de la ciudad, entre ellas la de Joyce, se vieron obligadas a renunciar a sus tierras y negocios. Es probable que Joyce siguiera los pasos de sus parientes viajando al Caribe para empezar una nueva vida.
Según el historiador James Hardiman, el barco de Joyce fue interceptado por corsarios argelinos poco después de zarpar de Galway en 1675. Joyce, de 15 años, fue capturado junto con todos los demás tripulantes (una mezcla de sirvientes, mercaderes y tripulación) y llevado a un mercado de esclavos de Argel para ser subastado.
Los corsarios eran un peligro real a finales del siglo XVII. Los territorios otomanos como Argelia eran casi totalmente autónomos, pero carecían de marina oficial y dependían de los corsarios para proteger sus costas.
Una pintura de 1685 de un barco inglés en acción con corsarios berberiscos ilustra el riesgo que los marineros debían considerar para ganarse la vida durante esta época.
En teoría, los piratas saqueaban y expoliaban al margen de la ley, mientras que los corsarios hacían lo mismo pero con el apoyo de algún estado, como la corona inglesa y su apoyo a los ataques a buques hispanos en el Atlántico entre el siglo XVI-XVIII. En la práctica, la línea divisoria entre piratas y corsarios era a menudo difusa. Ambos asaltaban barcos y pueblos por todo el Mediterráneo, a veces hasta Islandia, y pedían rescate por sus cautivos cristianos.
"En ocasiones, escuadrones enteros de corsarios navegaban frente a las costas del Reino Unido", afirma Bernard Capp, catedrático emérito de Historia de la Universidad de Warwick (Reino Unido) y autor de British Slaves and Barbary Corsairs [Esclavos británicos y corsarios berberiscos]. La armada británica estaba demasiado dispersa para repeler a los corsarios de sus costas, lo que dejaba a los marineros ante la difícil disyuntiva de enfrentarse a los mares o ver cómo sus familias se hundían en la pobreza.
Se calcula que casi un millón de esclavos europeos fueron capturados entre los siglos XVI y XIX. Los cautivos ricos podían comprar su libertad, mientras que los menos ricos eran vendidos como esclavos, la mayoría obligados a realizar trabajos manuales en barcos, granjas o minas de Marruecos, Argelia y Túnez.
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Joyce aprende a fabricar joyas
En Argel, Joyce fue comprado por un rico orfebre turco. No está claro si Joyce permaneció en Argel con su nuevo amo, fue trasladado a otro lugar del norte de África o enviado de vuelta a Constantinopla.
Según Hardiman, Joyce era un artesano "dócil e ingenioso" que pronto se convirtió en un experto en soldadura, fundición, incrustación y muchas otras técnicas propias de un joyero de la época. Las joyas de estilo iraní tachonadas de jade y otras piedras preciosas eran populares durante el periodo otomano, y Joyce pudo haber aplicado sus nuevas habilidades a la elaboración de anillos, pendientes, collares e intrincados aigrettes de turbante enjoyados.
Cuando Guillermo III se convirtió en rey de Inglaterra en 1689, negoció inmediatamente la liberación de todos sus súbditos esclavizados en Argelia, incluido Joyce. El amo de Joyce supuestamente le ofreció la mitad de sus propiedades y la mano de su única hija para que no se marchara, escribió Hardiman. Joyce se negó y regresó a Galway para trabajar como orfebre, donde se dice que creó el primer anillo Claddagh.
Los románticos dicen que Joyce hizo el anillo para su prometida, que aún le estaba esperando cuando regresó, mientras que otros sugieren que conoció a una nueva mujer. En cualquier caso, la historia demuestra que Joyce tuvo tres hijas y murió hacia 1737.
La creación más famosa de Joyce fue la última novedad en la larga historia de los anillos de fede. Derivados de la palabra italiana que significa confianza, estos anillos que representan dos manos entrelazadas se utilizaban habitualmente en la antigua Roma, como anillo de boda o símbolo de amor fiel.
Aunque se utilizaban desde la época medieval, los anillos fede se convirtieron en un motivo popular tanto en el norte como en el sur de Europa durante el siglo XII. En algún momento del siglo XVI se añadió un corazón, y se atribuye a Joyce la coronación del corazón antes de 1700.
"En aquella época, los anillos de fede evitaban las asociaciones con la realeza, por lo que la adición de una corona habría sido muy intencionada. Joyce pudo haberla añadido como tributo al rey por ayudarle a conseguir su libertad", dice Eoin O'Neill, del Museo de la Ciudad de Galway (Irlanda).
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Separar la historia del mito
Si paseas por el abarrotado muelle de Galway, escucharás una docena de historias diferentes sobre el origen del anillo de Claddagh. Una dice que un águila lo dejó caer en el regazo de una doncella, otra sugiere que el anillo era una señal clandestina de la resistencia irlandesa contra los ingleses.
Los barcos pesqueros están amarrados en el mismo puerto donde Joyce embarcó en lo que creía que sería un buque con destino a las Antillas.
"Irlanda está llena de historia y mitos mezclados. A veces es difícil [separar] una de otra", dice O'Neill.
Los registros oficiales son escasos y no hay pruebas concretas de la odisea de Joyce, pero O'Neill afirma que la historia de Galway de Hardiman, publicada en 1820, ofrece el registro contemporáneo más cercano de los hechos. "Es posible que alguien que conociera personalmente a Joyce le contara esta historia a Hardiman", afirma O'Neill.
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El anillo de Claddagh más antiguo que se conoce, que perteneció a un coleccionista privado, se vendió al Museo de la Ciudad de Galway en 2021, donde ahora se encuentra en el paseo marítimo de Claddagh. Fechado hacia 1700, el motivo del corazón central está torcido y carece de la definición de un corazón perfecto, pero el sello de Joyce aún es visible en el interior de la banda. La marca de Joyce, combinada con el relato de Hardiman, le señala como el creador del diseño Claddagh, dice O'Neill.
"Cuando ves a alguien con un anillo Claddagh en el extranjero, siempre inspira una conversación. Las joyas desempeñan mejor su papel cuando tienen un poder, y éstas sin duda lo tienen. Nos han dado una identidad", dice Phyllis MacNamara, propietaria de la joyería Cobwebs de Galway.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.