Detalle de una copia del Decreto de Canopus del siglo III a.C. escrita en jeroglíficos egipcios

La primera mención de un año bisiesto está escrita en una losa de 2200 años

Pruebas que se remontan al año 238 a.C. demuestran que los antiguos egipcios reconocían la necesidad de un año bisiesto para corregir la lenta deriva de las estaciones.

Detalle de una copia del Decreto de Canopus del siglo III a.C. escrita en jeroglíficos egipcios y escritura demótica, con una antigua traducción griega debajo. Es el primer registro mundial de un año bisiesto.

Fotografía de G. Dagli Orti, NPL - DeA Picture Library, Bridgeman Images
Por Indi Bains
Publicado 22 feb 2024, 10:54 CET

Cada cuatro años se añade un día más al calendario para tener en cuenta que el año solar tiene aproximadamente 365 días y cuarto, en lugar de 365 días. Pero, ¿desde cuándo existe el año bisiesto? Al menos 2262 años, según un espectacular hallazgo del desierto egipcio.

La Estela de Tanis es una losa de piedra caliza (estela) de más de dos metros de alto y casi uno de ancho que fue descubierta en 1866 por un grupo de eruditos alemanes que visitaban el emplazamiento de la antigua ciudad egipcia de Tanis, en el delta del Nilo. Al igual que la más famosa Piedra Rosetta, contiene una inscripción en dos idiomas: egipcio (escrito tanto en jeroglíficos como en escritura demótica) y griego antiguo. La inscripción, fechada en el 238 a.C., recoge un decreto del faraón Ptolomeo III que sigue la norma de la época, incluyendo alabanzas al faraón, una descripción de las campañas militares y la estipulación de que se erigiera una copia del decreto en cada templo importante.

Ruinas de la ciudad egipcia de Tanis.

La primera copia del Decreto de Canopus se descubrió en 1866 en las ruinas de Tanis (arriba), una antigua ciudad egipcia del delta del Nilo.

Fotografía de O. Louis Mazzatenta, Nat Geo Image Collection

Lo que resulta totalmente original de este decreto (conocido como Decreto de Canopus por la antigua ciudad egipcia en la que se promulgó) son sus instrucciones relativas al calendario:

"Y para que las estaciones correspondan siempre al orden establecido del universo, y para que no suceda que algunas de las fiestas públicas que tienen lugar en invierno se celebren en verano, ya que el sol cambia un día en el curso de cuatro años... (se resolvió) añadir de ahora en adelante un día de fiesta en honor de los dioses... cada cuatro años a los cinco días adicionales, antes del año nuevo, para que todos sepan ahora que el antiguo defecto en la disposición de las estaciones..."

(Relacionado: ¿Por qué 2024 va a ser un año bisiesto?)

Por qué necesitamos un año bisiesto

Las primeras referencias a un calendario de 365 días, que especifican un año de doce meses de 30 días y 5 días epagómenos ('días sin mes' añadidos al calendario para hacerlo aproximadamente igual al año solar) se encuentran en los registros de las dinastías IV y V de Egipto, hacia el 2600 a.C., según Adrienn Almàsy-Martin, egiptólogo de la Universidad de Oxford (Reino Unido). La imprecisión que esto introduce es suficiente para provocar una lenta deriva de las estaciones en el calendario.

Los antiguos egipcios se percataron de una coincidencia celeste que se producía anualmente al mismo tiempo que la crecida del Nilo: la aparición de Sirio, la estrella más brillante del cielo. Del mismo modo que algunas constelaciones no son visibles durante todo el año, Sirio no era visible para los antiguos egipcios durante los mismos 70 días contiguos de cada año porque estaba demasiado cerca del sol. Anualmente, tras esta ausencia, Sirio reaparecía en el horizonte oriental en el cielo del amanecer, saliendo cerca y justo antes del sol, un fenómeno conocido como "salida heliacal".

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      Sirio representado como una vaca arrodillada con una estrella entre los cuernos

      En el Zodiaco de Dendera, del siglo I a.C., un artista egipcio representó a Sirio como una vaca arrodillada con una estrella entre los cuernos.

      Fotografía de Lebrecht Authors, Bridgeman Images

      La civilización egipcia dependía de las crecidas del Nilo para obtener el rico limo que fertilizaba sus tierras de cultivo. La reaparición de Sirio, vinculada a la crucial inundación del Nilo y que también se producía en el solsticio de verano, era observada con gran atención y anunciaba el comienzo del año nuevo del antiguo Egipto. Al medir el tiempo transcurrido entre cada salida heliacal anual de Sirio, los astrónomos se dieron cuenta de que el año solar duraba un cuarto de día más que 365 días. Aunque es probable que este descubrimiento se produjera antes, el Decreto de Canopus de 238 a.C. es la primera prueba documentada del año bisiesto.

      Según Almàsy-Martin, en la Antigüedad existían múltiples copias del Decreto de Canopus, del que han llegado hasta nuestros días seis versiones completas o fragmentadas. Los dos ejemplares mejor conservados (de Tanis, en 1866, y del yacimiento de Kom el-Hisn, en 1881) se encuentran en el Museo Egipcio de El Cairo. Aunque se descubrieron después del desciframiento de la Piedra Rosseta en 1822, los ejemplos mejor conservados del Decreto de Canopus presentan un mayor número de jeroglíficos y su estudio acabó con todas las dudas que quedaban sobre el desciframiento de la Rosetta. Por esta razón, su inscripción se considera la segunda en importancia para la comprensión del egipcio antiguo, después de la de la Rosetta.

      Río Nilo a su paso por Egipto

      La crecida anual del río Nilo era un acontecimiento importante para los antiguos egipcios, que dependían de las inundaciones para traer rico limo con el que fertilizar las tierras de cultivo.

      Fotografía de Dean Conger, Nat Geo Image Collection

      Sabemos que la directiva de Ptolomeo III en el Decreto de Canopus de añadir un día adicional al calendario cada cuatro años no tuvo éxito en última instancia, pero no cuándo ni por qué se ignoraron sus indicaciones. Es posible que los sacerdotes que controlaban el calendario no quisieran cambiar sus tradiciones, o tal vez pensaran que la deriva de las estaciones a través del calendario sería imperceptible dentro de una vida típica de 40 años.

      Lo que sí sabemos es que cuando los romanos se anexionaron Egipto en el año 30 a.C., los egipcios volvieron a utilizar un calendario de 365 días, y en el año 22 a.C. (unos años después de que se implantara en Roma el calendario juliano inspirado en el egipcio) el emperador Augusto había vuelto a introducir el día bisiesto entre los egipcios.

      Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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