¿Quiénes son los rohinyás y por qué se les persigue?
Calificada como la minoría más perseguida del mundo, los rohinyá tienen una historia milenaria en Birmania, el país que los excluye.
Refugiados rohinyá cruzan el río Naf para entrar en Bangladesh, cargados con sus efectos personales.
Los rohinyá son un grupo étnico de Birmania (o Myanmar). La mayoría vive en el estado de Rakáin, en la costa occidental del país.
Birmania es un Estado de mayoría budista, pero los rohinyá son principalmente musulmanes, aunque un pequeño número son hindúes. Naciones Unidas considera a esta minoría étnica "la más perseguida del mundo".
La historia de esa persecución tiene sus raíces en la colonización británica de Birmania y en la negativa del Estado postcolonial a reconocer la existencia de un pueblo que existe desde hace miles de años.
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La llegada a Birmania
Los colonos musulmanes llegaron al estado de Arakan, un reino costero independiente en lo que hoy es Birmania, a partir de la década de 1430, y una pequeña población de religión islámica vivía ahí cuando fue conquistado por el Imperio birmano en 1784. Birmania fue conquistada por Gran Bretaña en 1824, y hasta 1948 Gran Bretaña gobernó Birmania como parte de la India británica. Durante ese tiempo, otros musulmanes de Bengala entraron en Birmania como trabajadores emigrantes, triplicando la población musulmana del país en un periodo de 40 años. Pero aunque los musulmanes llevaban siglos viviendo en Birmania, y aunque Gran Bretaña prometió a los rohinyá un Estado autónomo a cambio de su ayuda en la Segunda Guerra Mundial, nunca lo cumplió, y los birmanos se resintieron por lo que consideraban una incursión de trabajadores indeseados.
Birmania se independizó de Gran Bretaña en 1948. El Gobierno tampoco previó un Estado musulmán. Tampoco reconoció a los rohinyá (nombre adoptado por un grupo de descendientes tanto de musulmanes del estado de Arakan como de emigrantes posteriores a Birmania). En lugar de ello, Birmania se esforzó por expulsar a los rohinyá, excluyéndolos de su Constitución. En 1982, Birmania aprobó una ley de ciudadanía que también negaba la ciudadanía a los rohinyá.
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Sin derechos
Como no ciudadanos, los rohinyá carecen de derechos básicos en Myanmar y se les considera apátridas. Aunque Birmania reconoce 135 grupos étnicos distintos, los rohinyá no son uno de ellos. Birmania se niega a reconocer el término para referirse a la minoría musulmana de la región.
Cuando Birmania se convirtió en un Estado militar en 1962, los rohinyá se convirtieron en víctimas de la persecución patrocinada por el Estado. Durante la Operación Rey Dragón (1978), las fuerzas militares birmanas atacaron a los rohinyá con el pretexto de hacer un censo de la región de Rakáin y expulsar a los extranjeros, pero las fuerzas gubernamentales fueron acusadas de abusos contra los derechos humanos, como violaciones, destrucción de casas y pueblos y detenciones masivas. Los rohinyá comenzaron a huir en masa a la cercana Bangladesh. Otra campaña selectiva, la Operación Nación Limpia y Hermosa (1991-1992), expulsó del país a otras 200 000 personas.
En la actualidad, Birmania considera a los rohinyá inmigrantes ilegales y la ley no los reconoce. Los rohinyá no pueden acceder a los servicios sociales ni a la educación, y sus movimientos fuera del estado de Rakáin están estrechamente restringidos. Birmania también ha impuesto estrictas regulaciones sobre el control de la natalidad y el matrimonio, sólo permitiendo a los rohinyá de algunos municipios del estado de Rakáin tener dos hijos y restringiendo los matrimonios de algunos rohinyá.
Resistir o huir
Algunos rohinyá han opuesto una resistencia violenta. En 2017, un grupo de militantes rohinyá atacó al ejército birmano, desencadenando otra oleada de persecución contra los rohinyá. Una enorme oleada de rohinyá comenzó a huir de la violencia en el verano de 2017, dirigiéndose a la cercana Bangladesh.
Antes de la crisis de 2017, se calcula que un millón de rohinyá vivían en Birmania. En agosto de 2018, más de 723 000 refugiados rohinyá habían huido a Bangladesh. Muchos se asentaron en el campamento de refugiados de Kutupalong, ahora el más grande del mundo. El enorme campamento ha puesto al límite la ayuda humanitaria y es especialmente vulnerable a las lluvias monzónicas. ACNUR, la agencia de la ONU para los refugiados, calcula que 200 000 refugiados rohinyá corren peligro durante la estación de los monzones, que pueden provocar corrimientos de tierra e inundaciones en el campo.
Mientras tanto, las huidas del país han continuado. Sólo durante 2022, más de 3500 rohinyás emprendieron huidas mortales a través del mar de Andamán y la Bahía de Bengala, de los cuáles un 10% perdió la vida, según denuncia ACNUR.
Amnistía Internacional afirma que Birmania está sometiendo a los rohinyá que quedan en el país en un "régimen de apartheid deshumanizador", y la ONU ha acusado a Birmania de limpieza étnica.
Y, por si fuera poco, la panorámica en el escenario de la cooperación internacional tampoco es demasiado alentadora.
A mediados de febrero de 2023, la ONU alertó de que los rohinyás tendrán que enfrentarse a consecuencias devastadoras (e inminentes) si el Programa Mundial de Alimentos finalmente reduce en marzo un 17% la partida presupuestaria dirigida a dicha comunidad, tal y como tienen previsto hacer. "Las reducciones previstas de las raciones son la consecuencia devastadora de la incapacidad de la comunidad internacional para proporcionar financiación a iniciativas que aborden las necesidades fundamentales de los refugiados rohinyá", han afirmado dos portavoces de la ONU en un comunicado; "las raciones se reducirán drásticamente para los refugiados rohinyá a partir de unas semanas, justo antes del Ramadán. Esto es inconcebible".
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.