Jordania está trasladando sus arrecifes de coral
Jordania podría convertirse en un modelo para otros destinos marinos.
Las calles de Aqaba, Jordania, están salpicadas de puestos de falafel y restaurantes de marisco promocionan las capturas del día. Los lugareños están sentados en pequeñas mesas en la acera, disfrutando del sol de la tarde mientras fuman tabaco de shisha con sabor a uva y menta.
Julia Adriana Tapies pasa frente a una tienda turística que vende surtidos de pastas árabes y sales de baño del mar Muerto. Pero Tapies ha llegado aquí atraída por un cuerpo de agua mucho más vivo. La española, que se autoproclama fanática del buceo, siempre ha soñado con sumergirse en el mar Rojo, un lugar «lleno de vida y colores que no puedes encontrar en otra parte».
Pero lo que no sabían muchos de los 12.000 buceadores que viajaron aquí el año pasado es que algunos de los vibrantes arrecifes de coral que pretendían explorar habían sido plantados artificialmente.
Un traslado exitoso
Con el aumento del desarrollo urbano en el golfo de Aqaba, ya no se puede acceder a algunos lugares de buceo populares. Para satisfacer la demanda y proteger la vida marina de la zona, algunos arrecifes de coral fueron reubicados en la Autoridad de la Zona Especial Económica de Aqaba en cooperación con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
En 2012, un equipo de buzos que trabajaba en el proyecto colocó los corales de la región sur de la costa y de la zona de Al Derreh en cestas y los transportó a 3 kilómetros al norte, siempre sumergidos en agua. A continuación, replantaron los corales en arrecifes dañados y en una cueva empleando cemento marino y estructuras metálicas, creadas exclusivamente para los corales reubicados. Las colonias de coral más pequeñas se trasladaron a un criadero. Tras un periodo de protección para garantizar el éxito de los trasplantes, los nuevos lugares, frente al parque marino de Aqaba, se abrieron al público en 2018.
Los efectos del proceso de traslado en el ecosistema marino se están supervisando de cerca, según Nedal Al-Ouran, experto en medio ambiente y cambio climático del PNUD en Jordania y uno de los científicos responsables de la reubicación de los corales.
Los delicados corales de 6.000 años de Aqaba no solo están sobreviviendo en su nuevo hogar, sino que también se están regenerando, según Al-Ouran. En los últimos cuatro años, los corales replantados han crecido de forma constante hasta 5 centímetros al año, con una tasa de supervivencia de más del 85 por ciento, en comparación con la media del 60 al 65 por ciento.
Muchas de las 127 especies de coral del golfo de Aqaba son especialmente resistentes a las altas temperaturas, una adaptación que podría librarlas del peor fenómeno de blanqueo que están experimentando muchos arrecifes con el calentamiento y la acidificación del océano. Si son capaces de sobrevivir a la contaminación local, estos corales podrían algún día usarse para resembrar los arrecifes moribundos de otras partes del mundo.
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Supervisando las inmersiones
Aunque Jordania no es el primer ejemplo de traslado de corales —Hawái y Singapur, entre otros, han experimentado con programas similares—, es único por centrarse en fomentar el turismo.
Para aliviar el impacto de los buceadores en la salud de los arrecifes, también se están abriendo lugares de buceo alternativos. En noviembre de 2017, un avión fuera de servicio de la Real Fuerza Aérea jordana fue hundido deliberadamente como parte de una iniciativa «para crear nuevos lugares de buceo lo bastante interesantes» para atraer a buceadores y aliviar la carga a la que están sometidos los arrecifes, según explica Omar Madain, un experimentado instructor de buceo local.
Las iniciativas conjuntas del Golfo están dando sus frutos. Tras su primer día de buceo, Tapies no quería irse; de hecho, decidió pasar el mes entero en Jordania.
«Me sentí muy en casa allí», dice de su estancia en la localidad de Aqaba y «su hermoso mundo subacuático».