Solo una octava parte del océano se libra del impacto humano
El 13 por ciento de los océanos del mundo se consideran áreas naturales silvestres marinas, zonas fundamentales de aguas mayormente tranquilas donde la biodiversidad puede prosperar.
Tenemos mucha información acerca del impacto humano en las áreas naturales silvestres terrestres, pero hasta hace poco, se sabía menos acerca de cómo la actividad humana y el cambio climático han afectado a la vida marina. En un estudio publicado el jueves en Current Biology, un equipo de investigadores ha determinado que las áreas naturales silvestres marinas representan solo un 13 por ciento —unos 34 millones de kilómetros cuadrados— del océano.
Un área natural silvestre marina es una zona que ha experimentado pocas alteraciones humanas, o ninguna en absoluto. Quizá no sea sorprendente que las mayores concentraciones de áreas naturales silvestres marinas se encuentren lejos del alcance humano: en alta mar y en el hemisferio sur, que está menos poblado. Las zonas costeras solo contienen un 10 por ciento de áreas naturales silvestres marinas. Solo el cinco por ciento de las áreas naturales silvestres marinas se encuentran en áreas protegidas a nivel internacional.
Aunque ese patrón es predecible, Kendall Jones, autor principal del estudio y especialista en planificación de conservación de la Wildlife Conservation Society, declaró que esperaba encontrar más áreas naturales silvestres. Atribuye parte del resultado al crecimiento de la industria pesquera, que traspasa continuamente sus propias fronteras físicas. «La pesca es la forma más significativa en la que los humanos influimos en el océano», afirma.
Las áreas naturales silvestres marinas se acumulan en los polos, donde la banquisa las ha hecho relativamente inaccesibles para los humanos. Pero conforme ese hielo marino se derrite, Jones y su equipo creen que dichas zonas podrían ser cada vez más vulnerables a los factores estresantes antropogénicos y climáticos.
Los investigadores analizaron 15 factores estresantes antropogénicos, como la pesca, la contaminación y la contaminación por nutrientes, así como cuatro factores vinculados al cambio climático, como la acidificación del océano. A partir de esta información, determinaron las zonas menos afectadas.
Las áreas naturales silvestres marinas tienden a registrar diversidad biológica y genética superiores a otras zonas. Estas zonas pueden ser más resistentes a los efectos del cambio climático y mostrarnos el aspecto que tenían otras zonas del planeta antes de la intervención humana, aunque es improbable que se restauren por completo en un futuro, según Jones.
«Si queremos restaurar ecosistemas degradados, los espacios silvestres aportan información importante sobre nuestros objetivos».
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.