La biodiversidad cae en picado. ¿Cómo podemos impedirlo?
Los trópicos son el sistema de soporte vital de la Tierra. Empecemos allí.
Los trópicos albergan el 80 por ciento de las especies del mundo. Dichas especies, con sus temperaturas cálidas perennes, se enfrentan a la doble amenaza de la presión humana, como la sobrepesca o la tala, y los impactos medioambientales, como la sequía y las olas de calor, estimuladas por el cambio climático.
Como resultado, el desplome de la biodiversidad global parece inminente, según un estudio de la revista Nature, a no ser que se lleven a cabo acciones urgentes y coordinadas para poner fin y revertir la pérdida de especies, específicamente en los trópicos.
Según el autor principal, Jos Barlow, de la Universidad de Lancaster, los cambios en los patrones de las precipitaciones pueden convertir un bosque tropical abundante en especies en un pastizal falto de especies en menos de una década. «El hallazgo más alarmante es que estamos perdiendo ecosistemas tropicales en algunas regiones», afirmó.
La biodiversidad es el término general que describe las especies vivas que suministran el sistema de soporte vital de la Tierra. Una agrupación de plantas, animales, insectos y peces componen los ecosistemas que nos proporcionan comida, agua limpia, aire y energía.
Los trópicos sirven de estudio de caso de cómo muchas cosas pueden proceder de muy poco. Aunque las regiones tropicales cubren solo el 40 por ciento de la superficie terrestre, albergan el 91 por ciento de todas las aves terrestres. Los arrecifes de coral, que cubren solo una décima parte del uno por ciento de la superficie oceánica, proporcionan recursos pesqueros y protección costera a 200 millones de personas. La humedad de los bosques tropicales y las sabanas sustentan las precipitaciones en algunas de las regiones agrícolas más importantes del mundo.
Barlow explicó que las pérdidas de especies suelen ser el resultado de la extracción insostenible de recursos como madera, minerales y aceite de palma, y del cambio climático. «El destino de los trópicos estará determinado en gran medida por lo que ocurra en otras partes del planeta».
Los países desarrollados, como los Estados Unidos, son los consumidores principales de recursos procedentes de los trópicos. También son los principales emisores del carbono que induce el cambio climático.
¿Cómo puede ralentizarse esa caída en picado? Poner fin a la pérdida de biodiversidad en los trópicos requiere una mezcla de soluciones, pequeñas y globales, pero todas urgentes. Mejorar y aumentar las áreas protegidas puede renovar el hábitat y rescatar ecosistemas frágiles. Y acciones globales como el Acuerdo de París y los compromisos de deforestación cero por parte de empresas internacionales pueden influir en el progreso a mayor escala. (Algo que puedes hacer hoy es comer menos carne.)
El Acuerdo de París para reducir las emisiones de carbono es solo un primer paso. Los países desarrollados, entre ellos China, necesitarán tomar más medidas para evitar que las temperaturas globales suban 2 grados Celsius. Otros estudios demuestran que un aumento de 2 grados es demasiado para los corales tropicales.
Las iniciativas locales e internacionales para proteger la biodiversidad deberían basarse en pruebas científicas sólidas y deben evitar los impactos negativos en poblaciones locales, según explica la científica medioambiental social Christina Hicks. La conservación comunitaria suele ser la más efectiva y los investigadores de la Universidad de Lancaster afirman que existen pruebas fiables de que los terrenos controlados por pueblos indígenas y locales suelen hacer un buen trabajo a la hora de proteger la biodiversidad.
Bill Laurance, del Centro de Ciencia Medioambiental y Sostenibilidad Tropical en la Universidad James Cook, Australia, afirma que, el refuerzo de las iniciativas de conservación no bastará si los países tropicales no alejan las labores de explotación de las zonas silvestres. «Hemos visto cómo afectan las nuevas carreteras, presas y otras infraestructuras que fragmentan el hábitat tropical», afirmó Laurance, que no participó en el estudio de Nature.
Casi todos estos proyectos cuentan con el apoyo de inversión extranjera, como la billonaria Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda de China. En lugar de explotar recursos en zonas salvajes donde pocos se benefician de ellos, las inversiones para mejorar infraestructura como carreteras en terrenos rurales y áreas urbanas son más provechosas y sostenibles, según él. Es el tipo de infraestructura inteligente que puede ayudar a los agricultores a llevar sus cultivos al mercado más rápido y con menos residuos.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.