Las prohibiciones de plástico se extienden en la India, con ganadores y perdedores inesperados
El segundo país más poblado del mundo se enfrenta a la saturación de residuos plásticos eliminando artículos de un solo uso, pero algunos resultados son sorprendentes.
En asociación con la National Geographic Society.
Amudha se gana la vida vendiendo flores en Chennai, una de las mayores ciudades de la India. Solía gastar el 15 por ciento de sus ingresos en comprar bolsas de plástico para envolver las flores que vende. Ahora se ahorra ese gasto y envuelve sus productos en las anchas hojas que arranca de un árbol en la acera.
Esta pequeña ganancia inesperada —solía gastarse 60 rupias (0,75 euros) al día en bolsas— llegó a principios de este año, cuando el estado de Tamil Nadu, en la parte más meridional de la India, prohibió 14 tipos de plástico, entre ellos las bolsas que solía comprar Amudha.
La prohibición en Tamil Nadu, con casi 68 millones de habitantes, forma parte de una ambiciosa campaña nacional para librar de plástico al segundo país más poblado del mundo. El pasado junio, cuando la India fue la anfitriona del Día Mundial del Medio Ambiente de la ONU, el primer ministro Narendra Modi anunció su intención de eliminar los plásticos de un solo uso para 2022.
La cruzada de Modi se basa en iniciativas de 2009 para prohibir determinados plásticos de un solo uso, cuando el estado septentrional de Himachal Pradesh se convirtió en el primero en prohibir las bolsas de plástico. Delhi, la capital de la India, adoptó en 2017 una prohibición más extensa que abarcaba bolsas, cubiertos, vasos y platos.
Para principios de año, los gobiernos locales de más de la mitad de los 29 estados y siete territorios de la India habían elaborado una legislación que ponía las miras en el plástico de un solo uso. Las prohibiciones de las bolsas de plástico son las regulaciones más habituales. Las autoridades gubernamentales estatales también están intentando reducir la fabricación de plástico mediante el cierre de fábricas e impidiendo la importación de productos de plástico.
También están perfeccionando una iniciativa que comenzó en 2016 para establecer pautas de «responsabilidad ampliada del productor», o RAP, que exijan que los fabricantes paguen la recogida y el reciclaje de los residuos en los que se convierten sus productos. Se ha pedido a los gobiernos municipales locales que garanticen que se evite el consumo, distribución y venta del plástico prohibido.
Para personas como Tania Banerjee, escritora de Mumbai, estos cambios han llegado justo a tiempo: «Las grandes cadenas como McDonald's ya no ofrecen pajitas de plástico. También he dejado de comprar agua embotellada y refrescos», afirma.
Un gran impacto
India tiene un uso de plásticos per cápita relativamente bajo (11 kilogramos al año, frente a 109 kilogramos al año en los Estados Unidos), pero con una población de 1.350 millones de personas, se traduce en más de 550.000 toneladas de residuos plásticos que llegan al océano cada año.
Los ríos Ganges y Brahmaputra —que fluyen a lo largo de miles de kilómetros desde sus cabeceras en el Himalaya— transportan grandes cantidades de plástico hasta sus deltas en la bahía de Bengala. El Ganges, que proporciona agua potable a más de 400 millones de personas, transporta una cantidad estimada de 110.000 toneladas de plástico al año hasta su desembocadura y se sitúa en segundo puesto tras el río Yangtsé en China en una lista de los 20 ríos que transportan más residuos plásticos a los mares, publicada en 2017.
Pese al consumo relativamente bajo de plásticos en la India, ni se recoge ni se recicla casi el 40 por ciento de los residuos plásticos del país. Acaban contaminando las fuentes de agua y el suelo, incluidas las tierras agrícolas, y los animales callejeros lo consumen, como algún que otro elefante o las vacas sagradas de la India. (Una red informal de chatarreros separa los productos reciclables recogidos por recolectores de basura, pero casi nunca incluye los envases de plástico, que apenas tienen valor comercial.)
Un mosaico de sanciones
Por ahora, el éxito de las prohibiciones es desigual. Los tipos de productos prohibidos varían de un estado a otro y tanto consumidores como comerciantes dicen que existe confusión respecto a qué está prohibido y qué está excluido. Además, la aplicación de la ley y la aceptación por parte de los líderes son desiguales.
El gobierno se ha enfrentado a la resistencia de los fabricantes y los mayoristas de productos de plástico. La Asociación de Fabricantes de Plástico de la India sostiene que la prohibición en Maharashtra ha costado a los fabricantes millones de euros y decenas de miles de trabajos, y la Asociación de Fabricantes de Plástico de Tamil Nadu ha llevado la prohibición de su estado a juicio.
En otras regiones, los comerciantes se han declarado en huelga y algunos sostienen que la prohibición afecta a los minoristas de forma desproporcionada e injusta.
Convencer a los consumidores para que dejen de lado la comodidad del plástico no es un logro sencillo. Dos estados que intentaron prohibir los plásticos a nivel local en 2016 y 2017 descubrieron lo difícil que es modificar estos comportamientos. En Karnataka, incluso las autoridades desafiaron la prohibición de los vasos de papel laminados de un solo uso y los candidatos al gobierno usaron pancartas de polietileno durante sus campañas. En Assam, un estado que depende mucho del río Brahmaputra, muchos comerciantes ignoran abiertamente una prohibición de bolsas de plástico declarada el año pasado.
Delhi y Calcuta, con 25,7 millones y 14,7 millones de habitantes respectivamente, poseen el mayor consumo per cápita de productos de plástico del país. Con todo, hasta ahora ninguna ciudad ha aplicado estrictamente sus prohibiciones.
En cambio, Mumbai, capital del estado de Maharashtra, el centro neurálgico del comercio de la India, empezó a aplicar una prohibición el pasado junio que impone duras sanciones a personas que compren o vendan los 22 artículos prohibidos, entre ellos platos de poliestireno desechable o bolsas de plástico. A quienes delinquen por primera vez se les impone una multa de 5.000 rupias (62 euros), una dura sanción para la gran población de migrantes de Mumbai que sobreviven con la pujante cultura gastronómica callejera de la ciudad. Las personas que delinquen por tercera vez pueden enfrentarse a una multa de 25.000 rupias (310 euros) y la posibilidad de tres meses de cárcel.
A finales del año pasado, se clausuraron casi 400 empresas y fábricas que trabajaban con los materiales prohibidos. Maharashtra ha emitido una orden destinada a las grandes empresas pidiéndoles que creen un fondo de reserva para recomprar y reciclar los plásticos de un solo uso empleados en el envasado de alimentos.
Cómo hacer que funcionen las prohibiciones
Sin embargo, se observa progreso en ciertos frentes. Las industrias de restauración y servicios alimenticios son unas de las más afectadas. Con todo, Swiggy, una de las mayores aplicaciones de reparto de comida de la India, se ha comprometido a proporcionar envases sostenibles a sus socios de Maharashtra y Tamil Nadu.
La investigación de materiales biodegradables y vegetales se ha acelerado, aunque los expertos señalan que pueden existir problemas con la forma en que se descomponen algunos de estos artículos en el medio ambiente. Pepsi está considerando un programa piloto para elaborar envases compostables a nivel industrial en la India. Un estudio reciente publicado en la revista Journal of the Science of Food and Agriculture sugiere que, con una combinación de almidón, proteína y glicerol, podrían crearse finas películas con fuerza y estabilidad suficientes para usarse como alternativa al plástico.
En varios estados, las prohibiciones se han recibido con entusiasmo. Maharashtra, por ejemplo, ha documentado una reducción del 40 por ciento en los residuos plásticos en los siete meses posteriores al inicio de la prohibición.
En Tamil Nadu, una iniciativa gubernamental para educar a consumidores y fabricantes ha sido de gran ayuda. Tamil Nadu es el segundo mayor motor económico de la India por detrás de Maharashtra y se considera un estado relativamente bien gobernado, una condición gubernamental insólita que esperan que dé más probabilidades de éxito a las prohibiciones del plástico. El verano pasado, se pidió a oficinas e instituciones gubernamentales que eliminaran el plástico de un solo uso antes de la prohibición estatal.
Las autoridades también encargaron a algunos de los administradores públicos de más alto rango la supervisión de la puesta en marcha de la prohibición que ilegalizó los cubiertos desechables, las tazas de papel laminado, las bolsas de plástico y otros 11 artículos de plástico. La Junta de Control de Contaminación de Tamil Nadu también supervisa los controles interestatales para evitar la entrada de productos prohibidos desde otras regiones.
Estas iniciativas se han visto potenciadas por publirreportajes en los que aparecen famosos locales que se emiten en medios locales, así como un programa de educación para el consumidor que vincula el plástico de un solo uso a la contaminación, la mala salud, el desbordamiento de los desagües y la reproducción de los mosquitos. Se ha pedido a colegios y universidades que organicen talleres para el alumnado.
Para el 1 de enero, los vendedores callejeros que solían tener pequeños montículos de restos de plástico cerca de sus puestos empezaron a cambiarlos por materiales reutilizables, papel y fibras vegetales para envasar y servir la comida. Los grupos de autoayuda de mujeres se han visto abrumados por las peticiones de bolsas hechas de algodón y yute. Los reclusos de una cárcel han empezado a vender bolsas de tela en la tienda de la prisión.
Los vendedores de las playas dan ahora a sus consumidores pajitas de papel con agua de coco u otras bebidas. «Hace 50 o 60 años, las pajitas solían estar hechas de papel», afirma Murugan, uno de los vendedores. «Sencillamente estamos volviendo al pasado».
Algunos dicen que los residentes rurales de Tamil Nadu obtienen beneficios financieros de la prohibición del plástico, conforme aumenta la demanda de materiales naturales como hojas de plátanos (para revestir platos), tallos de papaya huecos (pajitas) y hojas de loto y nuez de areca (material de envasado).
Muchos indios poseen hogares multigeneracionales y recuerdan el uso de alternativas sostenibles. Kamakshi Subramaniyan, activista civil de 93 años en Tamil Nadu, dice que le encanta ver que la gente lleva bolsas de algodón y yute. «Solíamos llevar recipientes de metal con tapas para comprar aceite. Eso también debería volver a empezar», añade.
Hay muchas más personas como Amudha —que usa hojas para envolver sus flores en Chennai— que hacen pequeños cambios en su estilo de vida. Parecen estar convencidos de que las prohibiciones tendrán un efecto positivo en sus vidas.
El acto de Amudha de sacar hojas de un árbol puede ser más que un simple acto simbólico hacia un futuro más sostenible.
Yasaswini Sampathkumar es una periodista que trabaja desde Chennai, la India.
Esta historia forma parte de ¿Planeta o plástico?, una iniciativa plurianual para crear conciencia sobre la crisis global de desechos plásticos. Ayúdanos a evitar que mil millones de objetos de plástico de un solo uso lleguen al mar para finales de 2020. Elige al planeta. Comprométete en www.planetaoplastico.es.