El transporte de desechos plásticos a países pobres será más difícil a partir de ahora

Más de 180 países han acordado incluir el plástico en un tratado que regula la exportación de residuos peligrosos.

Por Laura Parker
Publicado 13 may 2019, 11:01 CEST
Paquetes de plástico
Paquetes de plástico que serán reciclados en Daca, Bangladesh.
Fotografía de Randy Olson, Nat Geo Image Collection

A partir de ahora, los países ricos tendrán más dificultades para transportar sus desechos plásticos a países pobres. El 10 de mayo, más de 180 países acordaron en Ginebra incluir los restos de plásticos mixtos al Convenio de Basilea, el tratado que rige el desplazamiento internacional de residuos peligrosos.

Conforme al tratado enmendado, los exportadores deberán obtener primero el consentimiento de los gobiernos de los países receptores antes de enviar los residuos plásticos más contaminados, mixtos o reciclables. La exigencia de esa atención especial se considera un paso fundamental para ayudar al mundo a controlar la crisis de contaminación por plástico, durante la que se ha producido la filtración de 100 millones de toneladas de residuos plásticos a los océanos del mundo, según cifras de Naciones Unidas.

David Azoulay, del Centro de Derecho Medioambiental Internacional, un grupo de investigación y apoyo, declaró en una entrevista que la acción «muestra el aspecto de un liderazgo internacional ambicioso».

Los cargamentos de residuos plásticos se convirtieron en un problema el año pasado cuando China, el mayor importador de desechos plásticos del mundo, dejó de comprar residuos plásticos no industriales, lo que hizo añicos una industria de reciclaje mundial con un valor de 178.000 millones de euros. Para 2030, la nueva política de China habrá desplazado más de 120 millones de toneladas de plástico mixto o contaminado, según un estudio publicado el año pasado.

Como resultado de dicho cambio, otros países del Sudeste Asiático, como Tailandia, Malasia, Vietnam e Indonesia, enseguida se han visto sobrepasados por cargamentos de residuos que no tenían la capacidad de gestionar. Varios países han tomado medidas para detener los cargamentos en sus puertos. En Occidente, los desechos plásticos se acumularon en los muelles de San Francisco, Reino Unido y otros países europeos mientras los exportadores de basura buscaban nuevos compradores.

Aunque la Unión Europea es el mayor exportador mundial de residuos plásticos, Estados Unidos es el país que exporta la mayor cantidad. Pero como Estados Unidos no es una de las partes del Convenio de Basilea, las nuevas regulaciones podrían impedir que venda residuos plásticos contaminados o mixtos a países en vías de desarrollo, según Azoulay y otro observador que asistió a las negociaciones.

Una portavoz del American Chemistry Council declaró que Estados Unidos podría negociar acuerdos independientes con otros países que permitirían el comercio de plástico contaminado. Pero añadió que la enmienda al convenio crea «nuevos obstáculos regulatorios».

Noruega propuso las nuevas regulaciones como enmienda al convenio, ya que, entre otros países, presionó sin éxito a favor de un acuerdo global sobre los residuos plásticos en la reunión de marzo del Programa de las Naciones Unidas para el Ambiente en Nairobi.

En Ginebra, los observadores estadounidenses se manifestaron en contra de enmendar el convenio y sugirieron medidas voluntarias para contener la contaminación por plástico que serían más eficaces que las medidas vinculantes, según un observador del debate de Ginebra. Estados Unidos también sugirió como solución más eficaz la mejora de la infraestructura en los países en vías de desarrollo. Su sugerencia no tuvo mucho peso en las negociaciones, ya que Estados Unidos ha firmado el tratado, pero no lo ha ratificado.

El Instituto de Industrias de Reciclado de Chatarra, un grupo empresarial de reciclaje, declaró en un comunicado que las enmiendas al convenio «obstaculizarán la capacidad del mundo para reciclar el material de plástico...». El grupo argumentó que exigir el consentimiento previo informado por parte de los países importadores creará «una carga administrativa que dificultará que los países sin capacidades de reciclaje exporten los plásticos recogidos a los países con infraestructura establecida».

El Programa de las Naciones Unidas para el Ambiente negoció el Convenio de Basilea, que se considera el acuerdo medioambiental internacional más exhaustivo sobre los residuos peligrosos. Desde el año pasado, 186 países y la Unión Europea forman parte del convenio. Además de Estados Unidos, una serie de países pequeños no han firmado ni ratificado el convenio. El título completo del tratado es Convenio de Basilea sobre el Control de los Movimientos. Transfronterizos de los Desechos Peligrosos y su eliminación.

Esta historia forma parte de ¿Planeta o plástico?, una iniciativa plurianual para crear conciencia sobre la crisis global de desechos plásticos.  Ayúdanos a evitar que mil millones de objetos de plástico de un solo uso lleguen al mar para finales de 2020. Elige al planeta. Comprométete en www.planetaoplastico.es
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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