Para proteger el planeta, la mitad de la tierra debe mantenerse en estado natural
Un nuevo estudio determina que la conservación de tierras debe duplicarse para 2030 si queremos evitar el peligroso calentamiento y el desmoronamiento de los ecosistemas.
Artículo creado en colaboración con la National Geographic Society.
Un nuevo estudio científico sostiene que los líderes mundiales deben incrementar cuanto antes sus compromisos con la conservación de la tierra y el agua si queremos preservar un clima estable y una alta calidad de vida en el futuro próximo.
Los científicos concluyen que los países deberían duplicar sus zonas protegidas hasta llegar a un 30 por ciento de la superficie terrestre del planeta y añadir un 20 por ciento más como zonas de estabilización climática para que un total del 50 por ciento de toda la tierra se mantenga en estado natural. Todo esto necesita conseguirse para 2030 si queremos albergar una esperanza real de mantener el cambio climático por debajo de la «zona de peligro» del objetivo de 1,5 grados Celsius y evitar que los ecosistemas del mundo se desmoronen, según un ambicioso plan llamado Global Deal for Nature.
«Los beneficios de proteger el 50 por ciento de la naturaleza para el 2030 son enormes», afirma Eric Dinerstein, director de soluciones de fauna silvestre y biodiversidad en RESOLVE, una organización sin ánimo de lucro, y autor principal de un nuevo estudio publicado en Science Advances y titulado A Global Deal For Nature: Guiding principles, milestones, and targets.
Según Dinerstein, este es el primer plan de base científica que presenta metas claras sobre por qué es fundamental alcanzar estos objetivos y cómo podría lograrse. Añade que, en general, no se comprende que las grandes áreas forestales, de pastizales u otras áreas naturales son necesarias para absorber las emisiones de carbono. Los bosques intactos, y especialmente los bosques tropicales, secuestran el doble de carbono que los monocultivos plantados, por ejemplo.
Solo cuando se proteja el 50 por ciento de las zonas terrestres del planeta, se reduzca significativamente el uso de combustibles fósiles y se aumente el uso de energías renovables tendremos la oportunidad de cumplir el objetivo del Acuerdo de París de limitar al calentamiento a menos de 1,5 grados Celsius, según los científicos. Dinerstein afirma que, si el calentamiento supera 1,5 grados Celsius, perderemos algunos de esos sistemas naturales y los servicios que proporcionan a la humanidad, como su capacidad de absorción de carbono.
«No podremos tener un clima más seguro sin proteger el 50 por ciento de la Tierra y viceversa».
«Sin ellos, no hay un nosotros»
«Cada bocado de comida, cada sorbo de agua, el aire que respiramos, son el resultado del trabajo de otras especies. La naturaleza nos da todo lo que necesitamos para sobrevivir», afirma Enric Sala, explorador residente de National Geographic y director de la iniciativa de la National Geographic Society dentro de la Campaign for Nature, una colaboración con la Wyss Campaign for Nature para inspirar la protección del 30 por ciento del planeta para 2030.
«Sin ellos, no hay un nosotros», declaró Sala, que apuntó que estamos perdiéndolos (a ese «ellos») a un ritmo acelerado y estamos acercándonos a un punto sin retorno.
«Si tuviéramos que fabricar nuestro propio oxígeno, costaría 1.600 veces el PIB mundial, si fuera posible», afirmó Sala, coautor del estudio del Global Deal for Nature.
Los países ya se han comprometido a proteger el 17 por ciento de la tierra y el 10 por ciento de los océanos para 2020 conforme al Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB). Con todo, la mayoría de los países no cumplirán las metas de 2020. Estados Unidos no ha firmado el convenio. La directora del CDB, Cristiana Pașca Palmer, ha declarado que debe protegerse la mitad del mundo y que los países tendrán en cuenta esta propuesta en una importante reunión en China en 2020.
Los autores del nuevo estudio del Global Deal for Nature han expuesto cómo el 30 por ciento de la protección podría lograrse en el 67 por ciento de las 846 ecorregiones terrestres del planeta para 2030. Otras necesitarían restauración.
En particular, estas no serían zonas donde se prohíbe la entrada, sino áreas protegidas de la extracción de recursos y la conversión de tierras. Los usos sostenibles se permitirían en todas salvo en las zonas más sensibles. La situación de las comunidades cerca de áreas protegidas suele ser mejor que la de las que están más lejos, según demostró una reciente investigación en 34 países en vías de desarrollo.
Salvar la tierra por el clima
Las zonas de estabilización climática son terrenos que actualmente se encuentran intactos, pero que están, en su mayoría, fuera del sistema tradicional de áreas protegidas. Los gobiernos solo necesitan impedir actividades que afecten a su función natural. Como el 37 por ciento de todas las tierras naturales restantes son tierras indígenas, es fundamental que el Global Deal for Nature las apoye, según reza el estudio.
Aunque el Global Deal for Nature se centra en la tierra, los autores del estudio apoyan a la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y al llamamiento de sus organizaciones afiliadas de proteger el 30 por ciento de los océanos para 2030. El equipo indica que los arrecifes de coral del mundo ya sufren con solo 1 grado Celsius de calentamiento y los científicos temen que pocos sobrevivirán si las temperaturas exceden los 2 grados. Sin embargo, los corales no son solo algo colorido que admirar, sino que son los criaderos de gran parte de los peces del océano y otros seres marinos de los que dependen mil millones de personas, quizá más.
«El Global Deal for Nature es un llamamiento ambicioso y radical a la acción para proteger la naturaleza», afirma Justin Winters, directora ejecutiva de la Leonardo DiCaprio Foundation, que no participó en el estudio. Sin embargo, según ella, la meta de proteger la mitad del planeta no ocurrirá sin la comprensión y la implicación públicas.
En 2017, la fundación puso en marcha la iniciativa One Earth para crear una visión del futuro basada al cien por cien en las energías renovables, la protección y restauración del 50 por ciento de la superficie terrestre y marina del mundo y la transición a la agricultura regenerativa.
Winters afirma que la fundación trabaja para demostrar cómo está vinculado nuestro bienestar a la naturaleza. «Esperamos inspirar a la gente para que actúe». Indica que puede actuarse de muchas formas, como ayudar a que los niños pasen tiempo al aire libre, transformar un patio trasero en un jardín para los animales salvajes o participar en protestas y desobediencia civil.
El cambio climático, la pérdida de especies y el deterioro del ecosistema han dado pie a un nuevo movimiento de protesta denominado Extinction Rebellion. Es una red internacional poco organizada que usa «la acción directa no violenta para persuadir a los gobiernos de que actúen ante la emergencia ecológica y climática». Desde su puesta en marcha el 31 de octubre de 2018 en Londres, Inglaterra, se han celebrado decenas de protestas en 25 países.
El precio de la conservación
El estudio estima que tomar las medidas necesarias para conservar la naturaleza y proteger la mitad de la Tierra costaría más de 100.000 millones de dólares (88.000 millones de euros) al año.
Sala afirma que el dinero está ahí, pero solo si la gente comprende lo necesario que es. Indica que se donaron más de 1.000 millones de euros para reconstruir la catedral de Notre Dame menos de dos días después del incendio que la devastó. El rescate del banco de la Reserva Federal estadounidense en 2009 ascendió a más de 29 billones de dólares, según un estudio. Un billón es un millón de millones, así que 29 billones de dólares podrían financiar 290 años de iniciativas de conservación que protejan la mitad de la Tierra y contribuyan a estabilizar el clima.
Hay estudios que demuestran que los beneficios económicos de dicha inversión en la naturaleza podrían ascender a billones de dólares. Y quizá lo más importante, según Sala, es que no nos queda otra opción.
«Solo tenemos diez años para salvarnos».
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.