La receta para alimentar al mundo en 2050 sin arrasar nuestro planeta

Un nuevo informe alerta de que garantizar una alimentación saludable para el futuro de la humanidad requiere un cambio radical en nuestra manera de producir.

Por Cristina Crespo Garay
Publicado 18 jul 2019, 20:21 CEST
Alimentar al mundo en 2050
Un nuevo informe analiza las soluciones para garantizar dietas saludables para una población mundial en crecimiento y al mismo tiempo mejorar el planeta. Aquí, los tomates se cosechan en una gran planta de producción en los Países Bajos.
Fotografía de Luca Locatelli, Nat Geo Image Collection

El mundo necesita cambiar urgentemente la forma en que produce y consume los alimentos, cuya demanda habrá aumentado en un 50 por ciento para 2050. Tan clara como demoledora es la conclusión que ya venimos años rumiando y que reafirma hoy el nuevo estudio del World Resources Institute, Creando un futuro sostenible para la alimentación.

 Casi diez mil millones de personas poblarán el planeta para el año 2050. El mayor desafío al que nos enfrentamos para entonces es lograr un cambio tan profundo en la base de nuestro estilo de vida y nuestro sistema de producción que asegure un abastecimiento global con los recursos limitados de nuestro planeta.

A día de hoy, con siete mil millones de humanos sobre la superficie terrestre, la agricultura ya utiliza el 90% del agua utilizada por la humanidad, genera una cuarta parte de las emisiones que provocan el cambio climático y ocupa casi la mitad de las tierras con vegetación del mundo. Y aún así, más de 820 millones de personas están desnutridas por falta de acceso a una alimentación digna.

Aligerar la huella ambiental de la agricultura

“La demanda global de alimentos va camino de aumentar más del 50 por ciento a mediados de siglo, y la demanda de alimentos de origen animal casi un 70 por ciento”, afirma el estudio. Por ello, garantizar una alimentación saludable para el futuro requiere un cambio radical en nuestra forma de producir y en nuestro estilo de vida. “El desafío es incluso más grande de lo que cualquiera de nosotros pensaba", afirma en National Geographic el coautor del estudio y director del World Resources Institute (WRI), Richard Waite.

Mientras tratamos de reducir la pérdida de hábitats, la pobreza o la contaminación, tendremos que producir un 30 por ciento más de alimentos contando con el mismo suelo y probablemente mayores índices de deforestación y emisiones de carbono, que a día de hoy no hemos logrado revertir.

 Para ello, los investigadores del WRI proponen 22 soluciones cuidadosamente desmenuzadas en sus 565 páginas de informe que afronta los desafíos del uso del suelo, el suministro de alimentos y las emisiones de efecto invernadero.

Hacia los alimentos de origen vegetal

“La cantidad de alimentos consumidos (o disponibles) en 2010 sería insuficiente para alimentar a la población mundial en 2050”, declara el informe. Entre las soluciones que proponen los autores, plantean algunas de ellas como la base para tratar de acercarnos a la meta.

Por un lado, algo tan básico como encontrar la fórmula para reducir drásticamente el desperdicio alimentario: desde energía solar en las granjas para mantener la cadena del frío desde el inicio del ciclo de vida del alimento hasta el descubrimiento de nuevos elementos naturales que inhiben el crecimiento de las bacterias, cualquier innovación es clave para reducir el tercio de los alimentos que se tiran a la basura hoy en día.

Por otro lado, cambiar nuestras dietas con alto contenido en productos animales hacia alimentos de origen vegetal debido a la gran cantidad de recursos que requiere el ganado para producir alimentos. “La sustitución de la carne a los alimentos de origen vegetal solo lograría aproximadamente la mitad del ahorro de tierra y emisiones que lograría la reducción de todos los alimentos de origen animal”, declaran.

Un enfoque agroecológico

“El sistema alimentario mundial se encuentra en una encrucijada”, afirma el también reciente informe del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (CFS, por sus siglas en inglés). El descenso del número de polinizadores, por ejemplo, se debe también a una hiper especialización de los cultivos enfocados a determinados alimentos, que limitan la biodiversidad para los insectos, según un informe de la Global Change Biology.

Los sistemas alimentarios continuarán enfrentando complejos desafíos globales, por lo que es probable que las tensiones aumenten, según los expertos. Como parte de la solución, el CFS propone tener en cuenta la agroecología para lograr un sistema alimentario sostenible.

Un sistema que imita la naturaleza y reemplaza los fertilizantes y otros productos no naturales por conocimiento sobre cómo una combinación concreta de diferentes plantas y animales puede crear un entorno más proclive para producir alimentos.  

“Se necesita una transformación profunda en todas las escalas frente a los cambios demográficos, el aumento de la presión y la competencia por los recursos renovables, cada vez más graves consecuencias del cambio climático y la pérdida de biodiversidad”, concluyen.

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