El caudal del Mekong es el más bajo en 100 años y el suministro de alimentos peligra

Una combinación de sequía y políticas hídricas polémicas río arriba podrían provocar el desastre en el Sudeste Asiático.

Por Stefan Lovgren
Publicado 1 ago 2019, 14:16 CEST
Río Mekong
La sequía y las presas río arriba han reducido el caudal del río Mekong a su nivel más bajo en un siglo y ponen en peligro el desove de los peces, malas señales para el suministro de alimentos de la región.
Fotografía de Ben Davies, Light Rocket, Getty

Los expertos advierten que una grave sequía que ha reducido los caudales del Mekong en el Sudeste Asiático a sus niveles más bajos es más de un siglo podría tener consecuencias devastadoras para los peces, así como para las decenas de millones de personas que viven y trabajan junto al río.

La crisis comenzó cuando las importantísimas lluvias del monzón, que suelen comenzar a finales de mayo en la región del Mekong, no llegaron. La sequía potenciada por el fenómeno El Niño y agravada por el cambio climático persistió bien entrado el mes de julio. Entonces, según los observadores, la situación se vio agravada por los operadores de las presas hidroeléctricas río arriba, en China y Laos, que retienen el agua para sus propios fines.

Aunque la última semana empezó a llover en gran parte de la cuenca fluvial y los caudales aumentaron lentamente, los expertos advierten que los posibles daños de la sequía podrían ser peores que en 2016, cuando otra sequía provocó incendios forestales en torno al lago Tonlé Sap en Camboya e interrupciones generalizadas en la producción de alimentos.

Muchos productores de arroz de la región no han podido plantar su cultivo principal, lo que ha suscitado temor por la posibilidad de una cosecha muy reducida este otoño. Un bajo caudal podría resultar devastador para la reproducción de los peces en la cuenca del Mekong. Esta suele ser la época en que los peces aprovechan el ascenso del caudal para desovar y dispersar a sus crías, pero escasean las pruebas de que esto haya ocurrido este año.

Lo que quizá resulte más alarmante es que los expertos prevén que las sequías y las alteraciones del caudal del Mekong serán más comunes y advierten que, en última instancia, podrían provocar el derrumbe de todo el ecosistema.

«Con la finalización de más presas río arriba y los efectos acumulativos del cambio climático, ese punto sin retorno» en el que el Mekong ya no podrá soportar estos cambios «podría estar acercándose», afirma Brian Eyler, director del programa del Sudeste Asiático en el Centro Stimson en Washington, D.C.

En busca de bebés de pez gato gigante en el Mekong
Sigue al explorador de National Geographic e ictiólogo Zeb Hogan en su búsqueda de pececillos en el Mekong.

Pulso de inundación

El Mekong, que nace en las tierras altas tibetanas, atraviesa seis países asiáticos —China, Birmania, Tailandia, Laos, Camboya y Vietnam— y desemboca en el mar de la China Meridional. La cuenca fluvial alberga la mayor pesquería interior del mundo y más de 60 millones de personas dependen de ella para su sustento.

Pocos ríos del mundo aumentan y disminuyen con el paso de las estaciones tanto como el Mekong, que puede descender hasta los 12 metros en algunos lugares a finales de la estación seca. Cuando llegan los monzones, suelen producir un pulso de inundación que trae consigo sedimentos fundamentales para la agricultura, así como grandes cantidades de larvas y pececillos —entre ellos especies en peligro crítico de extinción como el pez gato del Mekong— que son arrastrados al Tonlé Sap y otras llanuras aluviales.

Cada año, los científicos han tomado muestras de estos pececillos y larvas en el Mekong y cerca de Phnom Penh, en Camboya. Sin embargo, este año, los caudales por debajo de lo normal no han producido ningún pulso de inundación y los investigadores no han observado la dispersión de las larvas de peces.

«Sin el pulso de inundación, los peces podrían retrasarse o saltarse el desove», afirma Zeb Hogan, explorador de National Geographic e ictiólogo de la Universidad de Nevada, Reno, que dirige el proyecto de USAID «Wonders of the Mekong». «En el caso de especies raras y en peligro de extinción, esta situación amenaza su supervivencia, y en el caso de especies de peces de importancia comercial, las capturas futuras podrían disminuir significativamente».

Según Peng Bun Ngor, ecólogo de peces de la Administración de Pesquerías de Camboya, el bajo caudal también obliga a los peces reproductores a concentrarse en espacios donde son más vulnerables a la pesca. «Esto se suma al problema existente del bajo reclutamiento», afirma.

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    Las políticas de presas

    Este año, las sequías en la región del Mekong han persistido debido a las corrientes cálidas del Pacífico, llamadas efecto El Niño. Pero los expertos afirman que el cambio climático también es un factor impulsor, ya que acorta considerablemente la estación del monzón.

    «No me cabe duda de que la sequía actual se debe al cambio en los patrones meteorológicos mundiales como consecuencia de los cambios globales, sobre todo las tendencias de calentamiento, y no me sorprendería que durase varios años más», explica Peter Moyle, profesor emérito de biología en la Universidad de California, Davis.

    Moyle y otros expertos sostienen que las presas en las partes superiores del Mekong contribuyen a la degradación de todo el sistema fluvial.

    «Las presas recogen el sedimento, obstaculizan las migraciones de los peces y crean embalses que sustentan a una fracción de las pesquerías de las que sustentaría el alcance de agua corriente equivalente», afirma, y añade que las presas agravarán los efectos de la sequía.

    China, que dirige 11 presas a lo largo del tallo principal del Mekong (o Lancang, como se denomina en China), ha sido criticada por el secretismo con el que opera sus presas, sin preocuparse demasiado por el flujo del agua río abajo. No forma parte de la Comisión del río Mekong, una comisión intergubernamental fundada en 1995 para facilitar el diálogo regional en la cuenca baja del Mekong.

    Se cree que la decisión de China de reducir a la mitad el agua de la presa de Jinhong durante dos semanas en julio debido al «mantenimiento de la red» habría contribuido en gran medida a los caudales históricamente bajos de este año en el Mekong. Las promesas de los chinos de liberar más agua de la presa en el futuro solo han generado inquietud por el control que ejerce China sobre el caudal del Mekong.

    «Esto pone de manifiesto las desigualdades subyacentes entre los países de la cuenca del Mekong», afirma Sarah Null, profesora del Departamento de Ciencias de cuencas hidrográficas de la Universidad del Estado de Utah. «Los países más ricos obtienen más beneficios de las presas hidroeléctricas, como beneficios económicos y un mayor suministro de energía, mientras que los más pobres se ven más afectados por la degradación medioambiental y la menor seguridad alimentaria».

    «La batería de Asia»

    A muchos expertos les preocupa el impacto medioambiental de los planes de Laos para convertirse en «la batería del Sudeste Asiático» construyendo decenas de presas hidroeléctricas en el Mekong y sus afluentes y vendiendo energía a los países vecinos.

    A principios de este mes, mientras China reducía la salida de agua de la presa de Jinghong, Laos llevó a cabo pruebas en la gigantesca presa de Xayaburi en la parte septentrional del país, su primer proyecto de energía hidroeléctrica en el tallo principal del Mekong, cuya conexión está programada para octubre de este año. Las pruebas podrían haber alterado más el caudal del Mekong.

    Laos, uno de los países más pobres de la región, ya tiene casi 50 centrales hidroeléctricas operativas en varios afluentes del Mekong y más de 50 planificadas o en proceso de construcción, varias de ellas a lo largo del tallo principal del Mekong. El año pasado, una presa se derrumbó en el sur de Laos e inundó grandes superficies, matando a decenas de personas. Los medioambientalistas habían advertido ya que los proyectos de Laos tienen costes medioambientales que no se han valorado ni se han tenido en cuenta en la toma de decisiones.

    «Existe un sistema de anarquía total en la hidropolítica y la energía hidroeléctrica en la región», afirma Eyler, autor del libro Last Days of the Mighty Mekong. «No existe ninguna idea general de cómo será la posible “batería de Asia” y ahora no existe ninguna idea de cómo funcionará esa batería».

    Con todo, hay indicios de que algunos países de la cuenca del Mekong están optando por formas de energía alternativas. Las autoridades camboyanas han expresado dudas respecto a los planes de dos presas de construcción china en el Mekong, en la zona septentrional del país, ya que Camboya quiere aumentar su producción de energía solar.

    Hogan afirma que el Mekong debe evitar correr la suerte de otros ríos con muchas presas, como el Colorado en Estados Unidos, cuya hidrografía natural ha quedado completamente alterada y el desove y el reclutamiento de la mayoría de los peces autóctonos se ha acercado al fracaso total.

    Añade que, aunque la cuenca del Mekong ha sido muy resistente durante años, ahora está sufriendo presiones sin precedentes.

    «El ritmo de cambio acelerado, combinado con los impactos acumulativos de los factores estresantes trasfronterizos y los impactos del cambio climático puntualizan el miedo por que el río, el sustento de la mayor parte del Sudeste Asiático, pierda poco a poco su función hasta que deje de sustentar a una gran diversidad de fauna y a los millones de personas que dependen de él», afirma.

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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