Hallan fragmentos diminutos de plástico en la nieve del Ártico

Un estudio sugiere que los vientos atmosféricos transportan microplásticos por todo el planeta y que los estamos inhalando.

Por Cheryl Katz
Publicado 16 ago 2019, 14:02 CEST
Noruega
Vista aérea de un paisaje montañoso de glaciares en Noruega que podrían contener microplásticos en la capa de nieve.
Fotografía de Arterra, Universal Images, Getty

Los microplásticos, esas reliquias omnipresentes de los tiempos modernos, han invadido casi todos los rincones del planeta, incluso los confines del Ártico. Los científicos han intentado desentrañar cómo llega este flujo de contaminación hasta lugares tan alejados de los centros urbanos donde se genera. Un nuevo estudio ha descubierto una ruta sorprendente para estas partículas diminutas: viajan por el aire y caen en el Ártico en forma de nieve.

El estudio, publicado en Science Advances, determina que están aterrizando cantidades «considerables» de fragmentos y fibras de plástico sobre los témpanos de hielo del estrecho de Fram, una franja marina deshabitada entre Groenlandia y el archipiélago de Svalbard, en el Ártico noruego.

Un equipo de científicos del Instituto Alfred Wegener para la Investigación Polar y Marina de Alemania y el Instituto Suizo para la Investigación de Nieve y Avalanchas midieron los microplásticos de las muestras de nieve tomadas en este lugar remoto durante varios cruceros de investigación entre 2015 y 2017 y descubrieron niveles que, según concluyen, solo podrían haber caído del cielo. El estudio suscita preocupación por la amplitud de la contaminación por microplásticos en la atmósfera, lo que podría suponer un riesgo para las personas y los animales que los inhalan.

«Creo que la principal vía de exposición para nosotros […] podría ser el aire que respiramos», afirma Melanie Bergmann, ecóloga marina del Instituto Alfred Wegener y autora principal del nuevo estudio.

Aunque es remoto, el Ártico dista de ser prístino y gran parte de la contaminación del mundo llega hasta allí. Bergmann y sus colegas habían estudiado los plásticos de los fondos marinos del Ártico desde el año 2002. En la última década, se han dado cuenta del incremento de la cantidad observada, que se decuplicó en uno de los lugares de investigación.

Así que empezaron a buscar microplásticos en la columna de agua del Ártico. Aparecían cantidades copiosas por todas partes. En los sedimentos a gran profundidad, descubrieron unas 6000 partículas por cada kilogramo de lodo. La banquisa presentaba una carga superior: hasta 12 000 partículas por cada litro de hielo derretido, según Bergmann. Y otros investigadores descubrieron que las aguas superficiales árticas albergaban las mayores concentraciones de microplásticos de entre todos los mares del mundo.

Plásticos 101

«Y nos preguntamos: ¿de dónde vienen?», explica Bergmann.

Los estudios sugieren que la Corriente del Golfo y las intensas corrientes atlánticas transportan la mayor cantidad hacia el norte. Es probable que la mayoría proceda de Europa septentrional.

Transporte aéreo

Sin embargo, Bergmann y sus colegas se preguntaron si la atmósfera podía ofrecer otra ruta de transporte para los microplásticos. Investigadores de Francia y de China habían hallado partículas de plástico en el aire cerca de las ciudades. Y un reciente estudio descubrió depósitos en una parte de los Pirineos tan remota que debieron haber llegado por el aire que fluía sobre las montañas. ¿Es posible que los microplásticos fueran de polizones en el viento y aterrizaran en el lejano norte en forma de nieve?

Según Bergmann, resulta que es así. Las muestras de nieve de los témpanos de hielo del estrecho de Fram albergaban concentraciones de plásticos muy altas. Un lugar, cerca de la mitad del estrecho, presentaba 14 000 partículas por cada litro. La media de las muestras era de 1800 partículas.

A modo de comparación, los investigadores también analizaron la nieve en entornos urbanos de Alemania y los Alpes. Aunque los microplásticos medidos en dichas muestras eran bastante más altos, con una media de 24 600 partículas por litro, el estudio concluyó que la cantidad hallada en el Ártico aún es considerable y muestra una contaminación atmosférica importante.

«Básicamente, los microplásticos están por todas partes», afirma Bergmann. «El transporte aéreo es la vía de desplazamiento de los microplásticos a las partes más remotas de nuestro planeta».

Esto significa que la atmósfera podría ser una fuente fundamental de exposición para animales y humanos.

«Los microplásticos están en el aire y es probable que también estemos inhalándolos», afirma Bergmann. «Y una parte podría entrar en nuestros pulmones».

Los plásticos son ubicuos

Según Jennifer Provencher, directora de la unidad de salud animal del Servicio de Fauna y Flora Silvestres de Canadá, que estudia los efectos de los plásticos en los ecosistemas árticos y que no participó en el estudio, el nuevo estudio recalca la realidad de los microplásticos que viajan por la atmósfera.

«El mensaje que intento transmitir a la gente, sobre todo a quienes viven en medio del continente y lejos de una masa de agua, es que hay tanta información sobre las islas de basura y las tortugas con pajitas atascadas en la nariz que la gente cree que la contaminación por plástico es un problema que se encuentra en mitad del océano», afirma Provencher.

«Y cuanto más lo estudiamos, más descubrimos que no es un problema localizado en mitad del océano. Es un problema de toda la masa de agua. Es un problema terrestre, aéreo, tropical, ártico», afirma.

Pero a Provencher no le preocupan tanto los posibles peligros de la inhalación de microplásticos para los animales como la nieve contaminada que cae con su cargamento de plástico en los cursos de agua. «Desde la perspectiva del ecosistema, nos preocupa mucho más lo que ocurre cuando se derrite esa nieve, que normalmente entra en el entorno acuático».

Chelsea Rochman, investigadora de microplásticos en la Universidad de Toronto que no formó parte del estudio, sostiene que le sorprendió enterarse de que las partículas estaban viajando por la atmósfera.

«Pero cuando retrocedemos y vemos la perspectiva general, sabemos que no es una novedad, ya que ocurre con otros contaminantes persistentes», afirma.

El Ártico ha sido durante años un sumidero de contaminantes como retardantes de llama y pesticidas, que se desplazan al norte con las corrientes marinas y el viento.

«Ahora que sabemos que los microplásticos también se mueven por la atmósfera, quizá no debería sorprendernos tanto que también entren en el Ártico por esta vía», afirma.

¿Es perjudicial?

La ciencia sobre cómo afectan los microplásticos a la salud aún está en proceso de evolución.

«Sobre la salud humana tenemos muy poca información», afirma Rochman. «Hay mucha inquietud porque sabemos que estamos expuestos... En el caso de los animales salvajes, sabemos que los microplásticos entran en todos los niveles de la cadena trófica en los ecosistemas acuáticos».

Los estudios de laboratorio han detectado algunos efectos físicos y químicos por la exposición a los microplásticos, pero los hallazgos varían según el tipo, la forma y el tamaño del plástico.

«Es necesario investigar más para comprender cómo afectan a la salud», afirma Rochman.

Las consecuencias de la inhalación de microplásticos, según Bergmann, son aún más desconocidos.

Aún peor podría ser la amenaza de los nanoplásticos transportados por aire, tan pequeños que resultan casi invisibles y sobre los que apenas sabemos nada.

«Es posible que penetren en las células», afirma Bergmann. «De ser así, tendríamos un grave problema».

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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