Las cifras del plástico en España: más de un millón de toneladas inundan el Mediterráneo

Con la nueva ley de residuos a la vuelta de la esquina, España se encuentra en un punto de inflexión clave en la lucha frente al plástico.

Por Cristina Crespo Garay
Publicado 19 ene 2022, 18:50 CET
Cigüeñas
Las cigüeñas buscan alimentos en un vertedero español. Hay tal cantidad de basura que las cigüeñas ya no migran porque pueden encontrar comida todo el año entre la basura.
Fotografía de Jasper Doest, Nat Geo Image Collection

Más de un millón de toneladas de plástico inundan el Mar Mediterráneo y, cada año, se arrojan a él más de 200 000 toneladas más, el equivalente a más de 500 contenedores de transporte al día. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), en sus informes Mare Plasticum y La huella del plástico marino, afirma que la cifra se duplicará para el año 2040 si no se ataja de forma urgente la mala gestión de residuos.

A apenas 70 años desde la generalización de su uso, el plástico se ha colado en todos los rincones de nuestro día a día hasta un punto en el que medir su alcance resulta incuantificable. A pesar de que la campaña contra el plástico ha sido una de las causas medioambientales que más ha crecido en los últimos años, su expansión sigue inundando el planeta a día de hoy, contaminando incluso lugares remotos como la cima del Everest o las aguas del Ártico.

Tan solo Europa vierte entre 70 000 toneladas y 130 000 toneladas de plástico al agua cada año, según datos de WWF. Y España arroja más de 126 toneladas de plásticos al día, colocándose como el segundo país que más plásticos vierte al Mediterráneo. Los esfuerzos de los expertos se centran en frenar el despilfarro del plástico, a la vez que conciencian sobre la necesidad de proteger el mar Mediterráneo que, por su naturaleza geográfica, acumula el mayor porcentaje de contaminación plástica.

De Mare Nostrum a 'Mare Plasticum'

Considerado como uno de los ecosistemas más amenazados del mundo, el mar Mediterráneo es también el mar más contaminado del mundo, protagonista principal de un desastre ecológico de dimensiones globales. “El mar Mediterráneo es un mar casi cerrado, tiene poca renovación, y se nota mucho más la contaminación que en otros océanos más abiertos”, afirma Manu San Félix, explorador de National Geographic y biólogo marino.

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Con la densidad más alta de microplásticos flotando en sus aguas - entre un 21 por ciento y un 54 por ciento de las partículas de microplásticos halladas en los océanos del planeta-, la contaminación de la cuenca del Mediterráneo acapara algunas de las peores consecuencias de esta plaga que supone el 95 por ciento de sus residuos, porcentaje que a nivel mundial disminuye hasta el 60 u 80 por ciento. Son cifras del informe de Greenpeace Un Mediterráneo lleno de plástico y de WWF en su estudio Una trampa del plástico.

En el informe Mare Plasticum de la IUCN, la directora del programa marino Minna Epps afirma que "los desechos plásticos liberan en el medio ambiente sustancias químicas como suavizantes o ‘retardantes’ del fuego, que pueden ser perjudiciales tanto para los ecosistemas como para la salud humana, especialmente en un mar semicerrado como es el Mediterráneo".  De hecho, uno de los puntos que más preocupa a los investigadores es el desconocimiento sobre el daño a largo plazo que puede estar generando esta contaminación. "Las medidas actuales y previstas no son suficientes para reducir los vertidos de plástico y evitar estos impactos".

Mejorar la gestión de desechos: la nueva ley de residuos en España

“En España, el 50 por ciento de los envases de plástico acaba en vertederos, y se venden 50 millones de envases de bebidas cada día, de los cuales 35 millones no se reciclan", afirma Julio Barea, responsable de la campaña de residuos de Greenpeace. Según datos de esta organización, España es el cuarto país de la Unión Europea con mayor demanda de plásticos.

Con el objetivo de atajar esta grave crisis medioambiental, la Eurocámara dio un paso al frente para terminar con la contaminación por plásticos: a partir de 2021, la venta de diversos productos de usar y tirar estaría prohibida. Sin embargo, España acaba de aprobar la ley de residuos que contempla que esta medida entre en vigor en 2022.

Por ello nuestro país lleva años en el punto de mira de la Comisión Europea por su mala gestión de los desechos. La Unión Europea fijó entre los objetivos para 2020 que todos los países miembros debían reciclar un 50 por ciento de sus residuos – cifra que ha aumentado a un 60 por ciento para 2030-. Pero, según datos de Eurostat, España quedó en un 36 por ciento.

Para enmendarlo, el Consejo de Ministros aprobó el pasado diciembre la nueva Ley de Residuos y Suelos Contaminados, que traerá consigo - tras su tramitación en el Senado - dos impuestos verdes: por un lado, sobre los plásticos de un solo uso y otro enfocado a los residuos en vertederos. El objetivo es reducir en nuestro país un 15 por ciento la generación de residuos en 2030 respecto a los niveles de 2010.

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    Te mostramos la cantidad total de desechos plásticos que contaminan nuestro planeta.

    “Estamos en un momento crucial, porque no solo está en discusión un real decreto de envases, en el que se tendrían que articular la devolución y retorno de envases, sino que tenemos la oportunidad de cambiar la nueva ley y así terminar con los despropósitos a los que nos ha llevado la anterior”, afirma Barea.

    La Comisión Europea ya recomendó en un informe de 2018 que España pusiera en marcha un sistema que grave el vertido de residuos y su incineración debido a que el 50 por ciento de los desechos municipales de nuestro país acaba hoy en día en el vertedero sin poder ser reciclado o reutilizado.

    En cuanto a los residuos plásticos, la ley supondrá la prohibición de usar plásticos de un solo uso como pajitas, cubiertos y otros utensilios – norma para la que ya va tarde respecto a Europa - y el veto a los microplásticos en cosméticos y productos de limpieza. En esta línea, la ley también obligará a los bares a ofrecer agua del grifo en vasos para disminuir la utilización de agua embotellada, que tiene un impacto mucho mayor sobre el medio ambiente.

    Tal y como expresa el texto de la ley, “los establecimientos del sector de la hostelería y restauración se tendrá que ofrecer siempre a los consumidores, clientes o usuarios de sus servicios, la posibilidad de consumo de agua no envasada de manera gratuita y complementaria a la oferta del mismo establecimiento”.

    Además del veto a los plásticos de un solo uso, la ley indica que los grandes supermercados – de más de 400 metros – deberán dedicar un 20 por ciento de su superficie a la venta a granel, es decir, productos sin embalaje y deberán aceptar la utilización de recipientes reutilizables.

    ¿Y el sistema de retorno de envases?

    Siempre que el debate sobre el reciclaje de los plásticos está sobre la mesa, sale a la luz el modelo que siguen otros países europeos con gran éxito: los sistemas de retorno de envases de plástico. “Es tan sencillo como devolver el casco, lo que hacíamos hasta hace bien poco”, afirma Ana Gutiérrez, portavoz de la plataforma Retorna que lleva más de una década impulsando este sistema en España.

    “Países como Alemania, Dinamarca, Noruega ya lo tienen instaurado y otros países como Portugal lo están instaurando”. Con este sistema, según la experta, garantizamos que todas las latas, botellas e incluso los bricks se reutilizan o se reciclan. “Se consiguen unos índices de reciclaje y reutilización de un 95 por ciento".

    Los detractores de este sistema apuntan al coste que supone ese depósito en el precio de los productos. Sin embargo, Gutiérrez explica que “no hay aumento de precio, es un depósito que recuperamos, como el carro del supermercado”. Es decir, “convierte lo que ahora vemos como un residuo en un material, en un producto”.

    Esta nueva ley abre la puerta a que se implante este sistema si para el año 2023 no se ha llegado a una tasa del 70% de botellas recicladas y el 85 % para 2027. De no cumplirse estos objetivos la norma implantará en todo el territorio en el plazo de dos años el sistema de depósito devolución y retorno.

    Las cifras mundiales del plástico

    A nivel global, la cifra que comenzó a calar en la opinión pública y a generar conciencia sobre la cantidad de plástico que llega a nuestros océanos era 8’8 millones de toneladas al año en 2015. Sin embargo, se estima que en los últimos años el aumento de este tipo de residuo ha sido de entre 22 millones de toneladas y 58 millones de toneladas al año, dependiendo del grado de cumplimiento de los compromisos de los distintos gobiernos, que no es fácil de precisar. Según el informe, si no se mejora la gestión de residuos actual, la cifra llegará a los 99 millones de toneladas anuales en el medio ambiente para 2030.

    “No está claro qué estrategias serán más efectivas para mitigar el daño del problema global de la contaminación plástica”, afirman los autores. “Se pueden lograr reducciones sustanciales en la generación de desechos plásticos en las próximas décadas con una acción inmediata, concertada y vigorosa, pero incluso en el mejor de los casos, se acumularán enormes cantidades de plástico en el medio ambiente”.

    ¿Por qué consumen plástico estas diminutas criaturas marinas?

    Para tratar de imaginar la magnitud a nivel visual, el informe Mar de plásticos de la Fundación Aquae dice que la contaminación plástica en el planeta es equivalente a tener cinco bolsas repletas de plástico por cada 30 centímetros de costa.

    Las lágrimas de sirena

    Según la UICN, los macroplásticos resultantes de residuos mal gestionados son el 94 por ciento del total de los vertidos de plástico. Cuando el plástico llega al mar se deposita en su mayor parte en los sedimentos en forma de microplásticos, es decir, partículas de apenas millímetros. "En el caso de los plásticos que entran en los océanos en forma de pequeñas partículas el vertido de plásticos en el Mediterráneo se estima en 13 000 toneladas al año", declara el informe. "Dentro de las causas encontramos que el polvo de los neumáticos es la mayor fuente de estos vertidos con un 53 por ciento, seguido de los textiles con un 33 por ciento, las microesferas de cosméticos en un 12 por ciento, y la producción de pellets en un 2 por ciento".

    En los últimos años, muchos estudios han tratado de concretar las consecuencias que nos esperan ante la brutal contaminación de este material que se ha expandido como la pólvora, y aunque los análisis son todavía insuficientes, la preocupación de los científicos es generalizada. Uno de los sonetos más famosos de William Sheakspeare cita las lágrimas de sirena, concepto que se utiliza para designar los gránulos de plástico que han llegado a todos los rincones del planeta, intoxican nuestra alimentación y hasta nuestro torrente sanguíneo

    Un estudio de la Universidad de Heriot Watt afirmó que en cada plato de comida podría haber hasta 100 fibras de plástico procedentes del ambiente y los objetos que nos rodean, sumándose al que nos llega de los océanos. Alimentos como la sal, los mejillones, el pescado o incluso el agua contienen microplásticos.

    Por tanto, la contaminación de microplásticos es muy perjudicial para la fauna marina. En el Mediterráneo hasta 134 especies son ya víctima de la ingestión de plástico en un ecosistema que, en menos de 70 años,ha perdido un 41 por ciento de los animales mamíferos que habitaban sus aguas y un 34 por ciento de sus peces, según un estudio publicado en Scientific Reports.

    Los llamados macroplásticos, como bolsas, redes de pesca o botellas, provocan el enredo, la malnutrición, la asfixia, la estrangulación de mamíferos y otros animales, como aves marinas o fauna sésil, como los corales. Mientras, los microplásticos de menos de 5 milímetros son ingeridos por cientos de especies, intoxican la cadena alimentaria y llegan hasta nuestro organismo.

    Más de 1 300 especies se han visto afectadas por los residuos plásticos en aguas mediterráneas, según un estudio del proyecto Litterbase del Instituto Alfred Wegener. Este hecho se ve agravado debido a que, aproximadamente, “un 17 por ciento de las especies que habían ingerido o se habían enredado con desechos marinos aparecen en la Lista roja de especies amenazadas de la UICN”, declara un informe de Greenpeace, y añade que se han encontrado ejemplares del 100 por ciento de las siete especies de tortuga marina, el 67 por ciento de las especies de focas, el 31 por ciento de las de ballenas y el 25 por ciento de las de aves marinas enredadas por residuos marinos.

    Un 72 por ciento de plástico en las costas españolas

    En las playas, el porcentaje de bolsas, botellas y todo tipo de residuos plásticos llega incluso al 90 por ciento en las costas mediterráneas israelíes y al 81 por ciento en la zona este de Italia. En España, según datos del Programa de seguimiento de basuras en las playas del Ministerio, que afirma que el porcentaje de basura plástica en nuestras playas alcanza el 72 por ciento.

    Sin embargo, el impacto no termina en los microplásticos que flotan en las aguas. El estudio realizado por Greenpeace encontró residuos en más del 92 por ciento de los fondos marinos de todas las superficies muestreadas de entre 900 y 3 000 metros de profundidad.

    En sus sedimentos, en el fondo marino rocoso, en las playas, ingeridos por seres vivos, en las columnas de agua o enredados en los corales que pueblan los fondos marinos. Los residuos plásticos pueden encontrarse en cada rincón del Mediterráneo, y “tienen un gran impacto en la biodiversidad marina, los servicios ecosistémicos, sociales y en el valor económico”, afirma Barea.

    “Los gobiernos, el sector privado, las instituciones de investigación, y otras industrias y consumidores deben trabajar en colaboración para rediseñar procesos y cadenas de suministro, invertir en innovación y adoptar patrones de consumo sostenibles y mejores prácticas de gestión de residuos para cerrar el ‘grifo de plástico’", afirma Antonio Troya, Director del Centro de Cooperación del Mediterráneo de UICN.

    La organización concluye que se podrían evitar más de 50 000 toneladas de vertidos de plástico en el Mediterráneo cada año si se mejorara la gestión de los residuos solo en las 100 principales ciudades que más contribuyen, de acuerdo con las normas de mejores prácticas mundiales. El Parlamento apunta el desafío en la misma dirección. “Mover la cadena de valor de los plásticos en esta dirección significaría mejorar el reciclaje, promover la reutilización y rediseñar los productos, teniendo en cuenta todo el ciclo de vida de los productos”.

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