Apagar la luz ayuda a los insectos y animales mucho más de lo que te imaginas
No se trata sólo de ver las estrellas. Las luces brillantes de las ciudades desorientan a animales como las aves, provocando colisiones mortales y posibles daños a largo plazo para su salud.
Las luces de la ciudad de La Paz, Bolivia, iluminan el cielo nocturno. La luz artificial de edificios, coches y farolas puede ser mortal para algunos animales.
Busca una constelación en el resplandor de una ciudad y, como mucho, verás una o dos estrellas. La contaminación lumínica está convirtiendo la noche en día en el 80% del planeta.
El ciclo del día a la noche es una parte esencial de la naturaleza, que indica a los animales cuándo salir a cazar, buscar alimento, migrar y aparearse. Cuando la luz artificial interrumpe esas señales luminosas naturales, la fauna, desde los insectos a los pájaros, e incluso las plantas, se ve gravemente afectada.
Es un problema que empeora cada año, pero hay soluciones sencillas para ayudar a la fauna y restaurar nuestra visión del cielo nocturno, dicen los expertos.
"Cuando miramos al cielo y no podemos ver las estrellas, es señal de que nuestra iluminación está mal diseñada y es un derroche", afirma Christopher Kyba, físico del Centro Alemán de Investigación en Geociencias (GFZ).
Algunas comunidades se están replanteando las normas de iluminación nocturna, empezando por cambios sencillos para reducir la contaminación lumínica procedente de los hogares.
Un medidor de la calidad del cielo lee el brillo del cielo nocturno en el Valle de la Muerte, California. Los científicos han estudiado cómo afecta la contaminación lumínica a 160 especies diferentes, pero muchas de las consecuencias a largo plazo de nuestra luz siguen siendo un misterio.
Cómo perjudica la contaminación lumínica al medio ambiente
Un informe del año pasado examinó más de 160 especies de plantas, peces, mamíferos e insectos para entender cómo nuestras luces artificiales están cambiando los ecosistemas. Los investigadores descubrieron que los animales se fijan en la luz a través de la salida y puesta del sol y la luna para determinar cuándo salir de sus escondites para cazar, buscar alimento, migrar y aparearse. Todo tipo de vida salvaje se ve afectada; por ejemplo, algunos insectos pueden ser presa más fácil y algunas aves vuelan fuera de su ruta.
"Durante toda la historia de la evolución ha existido un patrón estable: cualquier animal o planta puede anticipar el día y la noche", explica Kyba. "Pero cuando añadimos un montón de luz artificial, obviamente eso va a estropear las cosas".
Por la noche, las luciérnagas utilizan la luz para enviar señales a sus posibles parejas. Pero las luces de las ciudades y los suburbios eclipsan estas señales a un ritmo alarmante. Un estudio publicado en 2020 sugiere que la contaminación lumínica, junto con la pérdida de hábitat y el uso de pesticidas, podría poner en peligro de extinción a algunas de las 2000 especies de luciérnagas del mundo.
Una tortuga laúd se esfuerza por llegar a la orilla para desovar. La contaminación lumínica les impide llegar a sus lugares de anidamiento.
Desde arriba, las luces de Chicago brillan con fuerza. Según un estudio, reducir a la mitad la contaminación lumínica que emiten los edificios de Chicago podría disminuir el número de muertes de aves por colisión con edificios.
Las aves también se desorientan fácilmente con las luces brillantes de la ciudad y a menudo mueren al chocar contra edificios luminosos que reflejan el sol y la luz artificial que brilla por la noche. Incluso una iluminación tenue lejos de la ciudad puede afectar a su salud.
Un estudio sobre pinzones cebra detectó marcadores químicos de estrés en aves expuestas a luz tenue en un laboratorio después de sólo tres semanas, pero los científicos aún no saben qué significa esto para la salud de las aves a largo plazo, dice Valentina Alaasam, autora del estudio y bióloga de la Universidad de Nevada, Estados Unidos.
Y aunque a menudo se señala a las aves y los insectos como víctimas de la contaminación lumínica, la luz artificial afecta a todos los animales, afirma Kyba. Incluso las plantas se ven alteradas por las señales luminosas.
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Apaga, atenúa y protege tus luces
A diferencia de lo que ocurre con la contaminación del aire o del agua, la contaminación lumínica puede eliminarse inmediatamente. Reducir la contaminación lumínica puede ser tan sencillo como apagar las luces, instalar sensores de movimiento que limiten el momento en que las luces están encendidas o añadir atenuadores que reduzcan la luz procedente de una sola bombilla.
"Lo mejor de muchas de estas soluciones es que ahorran dinero a todo el mundo", afirma Alaasam. "Si se pueden apagar las luces más a menudo, se ahorra electricidad y se reducen las emisiones de carbono.
Las bombillas LED de bajo consumo son más baratas y duraderas que sus predecesoras incandescentes, pero su adopción generalizada ha causado problemas a la fauna. Las bombillas LED producen una luz azulada de onda corta que atrae a más insectos y pájaros y altera el ritmo circadiano de los mamíferos. Pero las bombillas con filtros amarillos pueden minimizar estos efectos.
Las luciérnagas iluminan el bosque de Sakleshpur (India). Estos insectos utilizan sus luces parpadeantes para comunicarse, pero la luz artificial está oscureciendo sus mensajes, lo que dificulta la supervivencia de algunos de ellos.
"El tipo de luz que utilizamos es realmente importante", dice Alaasam. "En el caso de los pájaros, si se utiliza un tono más cálido y amarillento, no se ven tantos efectos".
Las cubiertas apantalladas de farolas y luces exteriores ayudan a concentrar la luz directamente hacia abajo, donde la necesitamos, evitando que se filtre hacia fuera y hacia arriba.
El simple hecho de cerrar las persianas y cortinas también puede ayudar a evitar que la luz artificial incida en el ambiente. Un estudio que analizó dos décadas de colisiones de aves en Chicago descubrió que reducir a la mitad la luz que se filtraba por las ventanas podía disminuir las colisiones de aves en un 60%.
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Ciudades a oscuras
Según un estudio, la contaminación lumínica aumenta cada año hasta un 10%.
Aunque los cambios individuales en la iluminación de los hogares pueden ayudar a la fauna local, las comunidades que trabajan juntas pueden tener el mayor impacto.
"Las decisiones sobre iluminación las toman millones de personas", afirma Kyba. "Para progresar de verdad, hay que contar con todas esas personas".
En el Observatorio Kitt Peak, en Arizona, la contaminación lumínica de Tuscon brilla desde la derecha, y el resplandor de Phoenix se asoma a la izquierda. Antaño se veían aquí inmensas constelaciones, pero ahora sólo Júpiter brilla en el cielo nocturno.
Algunas comunidades están mostrando cómo podrían ser esos cambios sociales. Todo el país insular de Nueva Zelanda trabaja actualmente para cumplir las normas sobre contaminación lumínica; y el país insular de Niue, en el Pacífico, fue el primer país en convertirse en Santuario Internacional del Cielo Oscuro certificado en 2020.
En 2019, Francia impuso una nueva ley que establece límites estrictos sobre cómo y cuándo brilla la luz por la noche. En Estados Unidos, el programa Lights Out de la National Audubon Society anima a las ciudades, desde San Francisco a Nueva York, a reducir sus luces nocturnas durante los periodos de paso de las aves migratorias. Según un estudio de 2017, atenuar las luces brillantes de la ciudad durante tan solo 30 minutos puede evitar colisiones mortales de aves.
Si abogar por cambios políticos te parece desalentador, empieza poco a poco, dice Kyba.
"Cuando una luz te molesta o crees que es un problema, vale la pena quejarse", dice. "A menudo, hay arreglos muy simples que no cuestan mucho dinero y básicamente pueden resolver el problema".
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.