¿Qué ha hecho que el terremoto de Marruecos sea tan devastador?
Los terremotos aún no pueden predecirse, pero si estudiamos los factores geológicos y humanos que provocan temblores devastadores, podremos encontrar mejores formas de prepararnos para ellos.
El viernes 8 de septiembre, a las 23.11 hora local, en los numerosos pueblos que salpican las montañas del Alto Atlas marroquí, miles de personas se iban a dormir o ya estaban profundamente dormidas. A 80 kilómetros de distancia, cientos de miles de personas hacían lo mismo en la bulliciosa ciudad de Marrakech.
Segundos después, se produjo una ruptura de magnitud 6,8 en la escala de Richter en algún lugar de las montañas, cerca de la ciudad de Oukaïmedene. Toda la región tembló violentamente, y las vibraciones residuales se sintieron en buena parte de Andalucía, tan al norte como Lisboa (Portugal). Innumerables casas y edificios se derrumbaron en una amplia franja de Marruecos.
La destrucción en Marrakech fue importante, pero gran parte de la ciudad sigue en pie. No es el caso de muchos pueblos rurales, algunos de los cuales han quedado completamente arrasados. El número de muertos supera, cuatro días después, lo 2600 fallecidos, cifra que se espera aumente en los próximos días. Y ahora, mientras las potentes réplicas siguen aterrorizando la región, muchos se preguntan: ¿Qué ocurrió exactamente? ¿Por qué este terremoto en particular ha sido tan letal?
La gente suele centrarse en la magnitud de un seísmo, una medida del tamaño y, hasta cierto punto, de la energía liberada durante la ruptura de la superficie terrestre. Esta parte del norte de África es sísmicamente activa, pero los grandes terremotos no son frecuentes. Y "este terremoto es mayor que cualquiera registrado en la región", afirma Judith Hubbard, científica especializada en terremotos de la Universidad de Cornell (Estados Unidos).
La gran magnitud del temblor contribuyó sin duda a la letalidad del desastre. Pero fueron múltiples los factores que provocaron la devastación, entre ellos el simple hecho de que ocurriera de noche, cuando muchos serían incapaces de reaccionar ante el mundo que se convulsionaba a su alrededor. Además, muchos de los edificios de la región no estaban diseñados para soportar un seísmo tan potente.
"La mampostería no reforzada, como el ladrillo y el mortero, tiene fama de fallar durante los terremotos", afirma Wendy Bohon, geóloga especializada en terremotos y divulgadora científica. "Este es otro devastador recordatorio de que los terremotos en sí no matan a la gente, lo hacen los edificios".
Los científicos utilizan ahora sus conocimientos sobre la geología de la región para averiguar cómo se produjo el temblor, por qué resultó tan mortífero y qué queda aún por desvelar sobre las fuerzas que están detrás de esta tragedia. Estas investigaciones pueden ayudar al mundo a prepararse mejor para el próximo gran terremoto, dondequiera y cuando quiera que se produzca.
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Una bomba bajo las montañas
El norte de África se asienta sobre la placa de Nubia, también llamada placa africana, que se desplaza lentamente con respecto a la placa euroasiática. Marruecos está cerca, pero no en el límite de esta placa tectónica. El país alberga una intrincada red de fallas de actividad variable, muchas de las cuales atraviesan la cordillera del Alto Atlas.
Los pequeños terremotos no son infrecuentes en la región, y el movimiento gradual a lo largo de este límite de placas significa que los grandes terremotos son relativamente raros, pero pueden ocurrir, y han ocurrido. Los científicos suelen citar dos ejemplos especialmente graves: en 1755, el gran terremoto de Meknes (de magnitud incierta) mató a unas 15 000 personas; y en 1960, el terremoto de Agadir, de magnitud 5,8, causó 12 000 muertos.
Los grandes terremotos pueden producirse en todo tipo de redes de fallas: sólo se necesita presión y tiempo. "Hay mucha tensión en la corteza" alrededor de la cordillera del Alto Atlas, afirma Thomas Lecocq, sismólogo del Real Observatorio de Bélgica; "y este evento parece que realmente liberó esa tensión".
Aunque un gran terremoto en la región era inevitable, la localización del temblor del viernes fue algo sorprendente.
"La mayor parte de la sismicidad en Marruecos está relacionada con el movimiento en el límite entre la placa africana y la euroasiática y, por tanto, se pensaba que el mayor nivel de peligro sísmico existía en el norte del país", afirma Jascha Polet, sismóloga y profesora emérita de la Universidad Politécnica Estatal de California (Estados Unidos). El seísmo del viernes tuvo lugar más al sur, en una región de baja sismicidad.
Se cree que el estilo de la ruptura es una combinación desordenada de dos tipos: una falla de empuje inverso, en la que un bloque de corteza se sacude hacia arriba y sobre otro, y una falla de deslizamiento, en la que un bloque se desplaza lateralmente con respecto al otro. "Se trata principalmente de una falla inversa con un poco de deslizamiento", explica Paula Figueiredo, sismóloga de la Universidad Estatal de Carolina del Norte (Estados Unidos).
El Servicio Geológico de EE. UU. calculó una profundidad de 25 kilómetros para el terremoto del viernes. Sin embargo, la abrumadora complejidad de la red de fallas de la región y la falta de estudios de alta resolución en algunas zonas hacen que no esté nada claro qué fallas fueron las responsables.
"Se han cartografiado varias fallas y lineamientos en la cordillera, sin que se conozcan terremotos en ninguno de ellos", explica Hubbard. "También hay en la cordillera una variedad de estructuras más antiguas, debidas a antiguos rifting, que podrían reactivarse".
Los nuevos datos de satélite examinados por Hubbard han revelado dónde y cómo se deformó el suelo de la región durante el seísmo. Basándose en ello, ella y su colega el geólogo Kyle Bradley sospechan que la falla que con mayor probabilidad se rompió fue la de Tizi n'Test, una falla que pocos consideraban activa. Pero aún se necesitan más datos para confirmar esta conclusión provisional.
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Ningún desastre mortal es natural
En los próximos días, una avalancha de nuevos datos dará pistas a los científicos sobre la causa sismológica de la catástrofe del viernes. Pero lo que ya se sabe es que muchos factores humanos contribuyeron a la letalidad del seísmo.
Indudablemente, un seísmo de magnitud 6,8 (valor que puede aumentar o disminuir a medida que los sismólogos afinen sus cálculos en los próximos días) es un acontecimiento grave. Pero lo que provoca la devastación es la intensidad del seísmo, una medida de cuánto tembló el suelo a distintas distancias del origen de la ruptura.
Según el Servicio Geológico de EE. UU., este potente seísmo de poca profundidad provocó sacudidas "intensas" alrededor del epicentro, y de "fuertes" a "muy fuertes" en Marrakech; sin duda, intensidades elevadas, pero ni siquiera eso explica por sí solo por qué se perdieron miles de vidas.
"Para que se produzca una catástrofe, se necesita un peligro fuerte, el terremoto, y vulnerabilidades fuertes, edificios y casas frágiles", afirma Robin Lacassin, científico especializado en terremotos del Instituto de Física de la Tierra de París (Francia).
Aunque algunos de los edificios contemporáneos de hormigón de Marrakech resistieron en gran medida el seísmo, algunas partes del casco antiguo no salieron tan bien paradas. Pero los daños en esta ciudad, aunque importantes, no fueron ni de lejos tan destructivos como los que se produjeron en las montañas del Alto Atlas y sus alrededores.
Las estructuras de estas zonas, incluidas las casas de adobe y los edificios de mampostería no reforzada, no tuvieron ninguna posibilidad de resistir el seísmo. Los equipos de emergencia siguen luchando por llegar a la mayoría de los asentamientos afectados, pero los primeros reconocimientos sugieren que varios han quedado completamente destruidos.
La población tiende a vivir en llanuras cargadas de sedimentos al norte de las montañas, o en las laderas de las mismas. "Ambas situaciones pueden agravar los daños", explica Hubbard. "Los sedimentos aluviales más débiles pueden amplificar las sacudidas, y las montañas son vulnerables a los corrimientos de tierra, incluso a lo largo de las carreteras que conducen a los pueblos de montaña".
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Momento trágico
Otra característica letal del seísmo del viernes fue el momento en que se produjo, tanto en el sentido inmediato como en escalas temporales más largas.
"El seísmo se produjo por la noche, cuando la mayoría de la gente dormía en los edificios", explica Polet.
Y también se produjo tras un largo periodo de calma, con pocos terremotos graves que se recuerden. Aunque se han producido terremotos mortales hace relativamente poco tiempo (uno en 2004, que sacudió la ciudad portuaria mediterránea de Alhucemas, mató a varios cientos de personas, por ejemplo), el último terremoto verdaderamente cataclísmico en la región fue el de Agadir en 1960.
Es posible que muchas personas no supieran cómo protegerse mejor en caso de terremoto. En las zonas donde los códigos de construcción garantizan que las estructuras sean resistentes a los seísmos, el consejo más útil es tirarse al suelo, buscar una mesa resistente o una estructura similar y aguantar hasta que el temblor cese.
Para los que ya estaban fuera, el diseño laberíntico de algunas partes de Marrakech también contribuyó al desastre. "Las imágenes también muestran a personas que huyen de los edificios, sólo para acabar en calles estrechas entre edificios, y por lo tanto siguen corriendo el riesgo de la caída de mampostería", dice Hubbard. "Encontrar un lugar seguro, lejos de las estructuras, parece haber sido difícil".
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El final del principio
El terremoto fue feroz, pero terminó en segundos. El desastre que engendró, sin embargo, durará años.
"Todavía no sabemos exactamente lo mortífero que fue el terremoto, sobre todo para la gente que vive en zonas remotas", dice Hubbard. A medida que se llegue a más pueblos, el número de muertos seguirá aumentando.
Los supervivientes, muchos de los cuales han perdido familiares, amigos, hogares y medios de subsistencia, sufrirán un trauma incomparable. Y el país se enfrentará a una enorme pérdida social, económica y cultural: la última nación sacudida por un terremoto mortífero que golpeó sin previo aviso.
Puede que algún día los científicos logren descifrar el código sismológico y encuentren la forma de determinar que un temblor de gran magnitud está en camino. Pero por ahora, todo lo que pueden hacer es compadecerse y llorar. "Mi corazón se rompe por el pueblo de Marruecos, que se enfrenta a esta tragedia", dice Bohon.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.