¿Podrían miles de millones de ostras protegernos de la próxima gran tormenta?
Inundaciones repentinas en Nueva York. Hundimiento de las costas en Luisiana. Para protegerse de los efectos del cambio climático, estas comunidades recurren a los bivalvos.
En regiones donde las ostras han sido históricamente un modo de vida, la restauración de estos arrecifes, antaño extensos, puede ayudar a proteger las costas de las inundaciones.
Este año ha sido un año de récords meteorológicos. El verano de 2023 ha sido el más caluroso de la historia, seguido de un mes de septiembre que ha sido el más cálido jamás registrado por un amplio margen. En Nueva York, también ha sido el septiembre más lluvioso en más de un siglo. El mes pasado, los aguaceros torrenciales de la tormenta tropical Ophelia causaron inundaciones repentinas en Nueva York, con casi veinte centímetros de lluvia en algunas zonas, causando estragos en toda la ciudad. Un león marino del zoo de Central Park pudo incluso salir nadando de su piscina.
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La tormenta de verano no fue la primera vez que la ciudad se enfrentó al peligro de la subida del nivel del mar y las tormentas intensificadas por el clima. Hace doce años, la supertormenta Sandy inundó Staten Island. Pero tras la destrucción surgió una idea visionaria: utilizar la naturaleza como barrera contra las tormentas.
En las profundidades de los puertos y cursos de agua costeros se ha escondido durante todo este tiempo un aliado insólito: las ostras. Estas especies clave tienen muchos superpoderes, como proteger las costas de las mareas de tempestad y las mareas altas y reducir el impacto de la erosión provocada por las lluvias intensas.
La restauración de las ostras como medida de adaptación al cambio climático se está implantando en todo el mundo, desde China hasta Australia. En Estados Unidos, Nueva York y Luisiana son dos lugares en los que las ostras han estado profundamente entretejidas en la cultura y la economía durante siglos, pero ahora estas comunidades están recurriendo a estas criaturas vitales para ayudar a proteger sus vulnerables costas.
Nueva York y su idea de los mil millones de ostras
La ciudad de Nueva York fue en su día la capital mundial de la ostra; los bivalvos eran tan abundantes en el siglo XIX que se vendían en carritos callejeros, como hoy se venden perritos calientes y comida halal. Tras un siglo de sobreexplotación y contaminación, los arrecifes de ostras de la ciudad (que llegaron a ser 220 000) casi desaparecieron por completo del puerto de Nueva York, uno de los mayores puertos naturales del mundo.
Ahora, el Proyecto Mil Millones de Ostras de la ciudad está reintroduciendo 100 millones de ostras al año en el puerto y, con la ayuda de estudiantes, voluntarios y comunidades locales, la organización sin ánimo de lucro planea restaurar mil millones de ostras para 2035.
Una ostra adulta puede filtrar hasta 189 litros de agua al día; mil millones pueden filtrar todo el puerto en tres días. Las ostras también secuestran carbono de forma rentable y eficiente desde el punto de vista energético, ayudando a combatir el cambio climático que contribuye a estas destructivas inundaciones.
Los bivalvos de la ciudad también se están utilizando en otro proyecto de resiliencia costera, Living Breakwaters, para apuntalar la costa de Staten Island, que está desapareciendo. En colaboración con Billion Oyster Project, el proyecto está construyendo rompeolas parcialmente sumergidos de unos 800 metros de largo, cubiertos estratégicamente de arrecifes de ostras recicladas que mitigarán las inundaciones y la erosión al tiempo que proporcionarán un nuevo hábitat a cientos de especies marinas.
Living Breakwaters es una idea original de la arquitecta paisajista y fundadora de SCAPE Kate Orff, que se inspiró tras las desastrosas inundaciones provocadas por el huracán Sandy para idear una solución de infraestructura verde. La arquitecta afirma que reconstruir los antaño abundantes arrecifes de ostras de la ciudad es sólo una de las formas en que la restauración de la naturaleza puede proteger la populosa región.
"La solución más importante es volver a unir todas las piezas del paisaje, desde los bosques de las tierras altas hasta los arrecifes costeros, y crear lugares más seguros para el agua", afirma Orff.
Lo que hace que Living Breakwaters y Billion Oyster Project (mil millones de ostras) sean tan eficaces como adaptación climática a largo plazo basada en la naturaleza es que los proyectos también están formando a los próximos guardianes de nuestras vías fluviales.
El Proyecto Mil Millones de Ostras forma a los alumnos de la New York Harbor School, un instituto público de Governors Island, para carreras marítimas y trabaja con más de 100 escuelas de toda la ciudad de Nueva York, incluidas las de Staten Island, cerca del emplazamiento de Living Breakwaters.
"Involucra profundamente a los alumnos en su propio entorno para que vuelvan a conectar con el agua y comprendan su propio riesgo climático", explica Orrff sobre el plan de estudios.
El arquitecto paisajista conoció a los cofundadores del proyecto como miembros de la junta de la New York Harbor School en 2009. Tras el paso del huracán Sandy en 2012, ambos proyectos ampliaron sus operaciones y su colaboración, explica Orff.
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Protegiendo las costas de Luisiana que se hunden y su patrimonio cultural
Más de 1500 kilómetros al sur, otra costa ha recurrido a las ostras en busca de ayuda.
"Luisiana ha estado a la vanguardia del cambio climático", afirma Devyani Kar, doctora en Ciencias y científica especializada en resiliencia costera con sede en Baton Rouge, que ha dirigido proyectos locales de adaptación y resiliencia climáticas. "Y ahora [el estado] está tomando la iniciativa en la búsqueda de soluciones localizadas para adaptarse al cambio climático", afirma.
Las ostras de Luisiana, como las de Nueva York, forman parte de la cultura agrícola y culinaria del estado desde hace siglos. Luisiana produce ya casi un tercio de las ostras que se cultivan comercialmente en EE.UU., pero restaurar las poblaciones a sus niveles históricos podría ayudar a proteger el erosionado litoral del estado.
Kar es miembro del consejo de administración de la Coalition to Restore Coastal Louisiana, una de las mayores organizaciones de reciclaje de ostras del país. Al igual que en el Proyecto Mil Millones de Ostras, las conchas que de otro modo acabarían en un vertedero se recogen en restaurantes de Nueva Orleans y lugares públicos de entrega y se utilizan para reconstruir arrecifes de ostras y hábitats costeros en toda la costa de Luisiana.
Con la ayuda de voluntarios y comunidades locales, la coalición ha construido más de 2400 metros de costa viva con 13 millones de libras de conchas de ostras. Este litoral vivo no sólo reduce la erosión hasta en un 50%, sino que también ayuda a preservar lugares de patrimonio cultural en vías de desaparición.
El programa trabaja con la tribu india Pointe-au-Chien para seleccionar montículos de tierra de siglos de antigüedad construidos por los antepasados de la tribu. Los arrecifes de ostras pueden ayudar a proteger estos lugares históricos de la subida del nivel del mar y la erosión costera. La cuenca del Terrebonne, un delta de baja altitud en la costa de Luisiana, es una de las zonas de erosión más rápida de Estados Unidos.
Sólo una pieza del rompecabezas
Cerca del extremo sur de Florida, las temperaturas marinas superaron los 37 grados en julio, en lo que podría ser la temperatura del agua de mar más caliente jamás registrada.
"No hay ser vivo, salvo las medusas, que pueda sobrevivir a las temperaturas que hemos visto en el Golfo", advierte Orff: "Las olas de calor marinas como la que experimentamos en 2023 amenazan toda la red de vida oceánica". "
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Eso significa que estos arrecifes vivos están amenazados por el calentamiento del planeta al que nos están ayudando a adaptarnos.
"Las ostras no son una solución rápida", subraya Orff. "No podemos hacer como si fuera el pasado; hemos cambiado la temperatura del agua. Hemos cambiado la calidad y la química del agua".
Y aunque los proyectos de restauración de los arrecifes de ostras no impedirán que los mares suban ni que una atmósfera más cálida desate aguaceros torrenciales, son una solución que conlleva una serie de beneficios ambientales y económicos.
"Si somos capaces de reducir las emisiones de carbono y la contaminación del agua y mantener una ventana habitable para las temperaturas globales", dice Orff, "entonces las ostras pueden desempeñar un papel enorme ayudando a mitigar los impactos del cambio costero."
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.