Contemplando la belleza sobrenatural de las regiones polares de la Tierra
Son algunos de los lugares más fríos y ventosos del mundo, pero la vida ha evolucionado para prosperar en estos entornos helados.
Los icebergs de la costa antártica pueden crear sorprendentes esculturas naturales. La región polar meridional, al igual que su homóloga septentrional, es una de las más frías y heladas de la Tierra. El cambio climático está poniendo en peligro estos dos lugares únicos.
Bellas y escarpadas, las regiones ártica y antártica tienen un encanto extraterrestre. Pero a medida que el clima se calienta, estos ecosistemas polares se han convertido en algunos de los más vulnerables de la Tierra.
El Ártico se está calentando hasta cuatro veces más rápido que el resto del planeta, en parte porque la región carece de masa continental sólida. En su lugar, está formada por hielo sólido perennemente congelado que flota sobre el Océano Ártico. Pero a medida que este hielo se reduce cada vez más, el océano absorbe más luz solar cálida, acelerando el cambio climático global.
A diferencia de su homóloga septentrional, la Antártida es tierra firme cubierta de nieve y enormes capas de agua dulce congelada. Si sólo se derritiera la capa de hielo de la Antártida Occidental, tendría agua suficiente para elevar el nivel del mar más de 5 metros antes de finales de siglo.
Lo que está en juego en estas regiones polares es una vida salvaje y unas culturas que no pueden encontrarse en ningún otro lugar. Más de cuatro millones de personas y muchas comunidades indígenas viven dentro del Círculo Polar Ártico. El extremo norte también alberga fauna salvaje como osos polares, lobos árticos y ballenas migratorias. En el sur, grandes colonias de pingüinos recorren el frío terreno, y las aguas que rodean la Antártida están repletas de fitoplancton y algas, diminutas criaturas marinas que atraen a hordas de hambrientas ballenas.
Estas imágenes muestran la belleza natural de la vida en los polos, y de los pocos que se atreven a vivir allí.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.