Así se celebra el orgullo LGBTQ en los lugares más remotos del planeta
Incluso en los confines de la Tierra, las comunidades LGBTQ encuentran formas de celebrarse.
La Estación McMurdo se parece mucho a cualquier otra localidad pequeña. Hay bares, gimnasios, una estación de bomberos, clases de yoga y partidos de baloncesto. Y al igual que muchas localidades de todo el mundo, McMurdo celebra el Mes del Orgullo en junio —un evento anual en el que se conmemoran los disturbios de Stonewall de 1969, que marcaron el inicio de la liberación homosexual en Estados Unidos—, pero lo harán en plena oscuridad a menos 28 grados Celsius. Esto se debe a que la Estación McMurdo está en plena Antártida. Es un centro de investigación estadounidense en la isla de Ross.
«Al estar aquí abajo te puedes sentir solo y aislado, y te olvidas de que el mundo sigue su curso fuera del hielo», afirma Shawn Waldron, empleado del sector de alimentación y servicios de la estación.
Pero este año, el personal de casi 140 personas que pasará el invierno en McMurdo se unió a este evento global con su propia celebración del Orgullo el 9 de junio, organizando el que podría ser el primer festival de su tipo en el gélido continente.
McMurdo ha celebrado eventos LGBTQ en el pasado en reuniones sociales mensuales, por ejemplo, en las que se presentaban entre dos y 20 personas, algunas identificadas dentro del movimiento LGBTQ y otras que lo apoyan. Pero Waldron y parte del equipo creen que esta podría ser la primera celebración afiliada al Orgullo de la Antártida. Otras personas de la estación, como Hannah Valian y Zachary Morgan, dos miembros de la plantilla que contribuyen a planear los eventos, se muestran escépticos ante este superlativo, pero dicen que el evento de 2018 podría ser la mayor fiesta del Orgullo hasta la fecha. McMurdo espera entre 30 y 40 personas en esta fiesta inclusiva, una asistencia impresionante si tenemos en cuenta las duras condiciones de la región y la plantilla reducida en invierno.
«Encuentras tu comunidad en cualquier parte, incluso en los confines de la Tierra», afirma Waldron.
La Antártida no es la única ubicación remota que celebra el Mes del Orgullo. Las islas Malvinas, un territorio británico de ultramar en la costa de Argentina, llevan celebrando el Orgullo desde 2013. Unos años después, en 2017, este pequeño archipiélago se convirtió en uno de los primeros lugares del mundo en legalizar los matrimonios entre personas del mismo sexo.
La ubicación recóndita y la pequeña población de las Malvinas —de solo 3.000 residentes— destaca la importancia del Orgullo por todo el mundo, según Samantha Addison. Ella y sus compañeros isleños de las Malvinas celebrarán la ocasión con fiestas en la calle, espectáculos drag y conciertos.
«No podemos coger un bus o un tren o conducir hasta Canal Street, en Manchester», afirma Addison. Pero, según ella, al participar en los eventos del Orgullo, las Malvinas envían mensajes de amor, aceptación e inclusión a aquellos que más lo necesitan tanto en la isla como en el resto del mundo.
Esos valores son los que Lasia Casil espera transmitir en Guam, una isla mayoritariamente católica en el océano Pacífico. Casil, mujer transgénero de 40 años, dijo que las celebraciones del Orgullo en el pasado solían tener lugar a puerta cerrada. Tras pasar años celebrando el Orgullo en el extranjero, en Tokio, Nueva York y Londres, Casil regresó a Guam y convirtió en su misión sacar de la oscuridad las celebraciones del Orgullo en la isla.
Casil fundó Guam LGBT Pride, comenzando con un pequeño festival en la playa en 2016. Este junio celebrará el segundo Guam Pride March & Beach Festival anual, con artistas y personalidades destacadas de Asia, música en directo, atracciones y camiones de comida.
«Sin lugar a dudas, lo más conmovedor es cuando los jóvenes se me acercan y me dan las gracias por haber creado un espacio donde pueden sentirse seguros, aceptados y donde pueden ser ellos mismos», afirma Casil.
En la Antártida, los residentes de McMurdo piensan en las posibilidades ilimitadas de celebraciones del Orgullo para las generaciones futuras.
«No creo que haya muchos lugares más remotos que la Antártida, así que el siguiente lugar remoto donde celebrar el Orgullo, será lógicamente la Estación Espacial Internacional», afirma Morgan. «Y después quizá en la Luna o Marte».