Los mejores viajes para el verano de 2018
¿Buscas una aventura en la montaña? ¿O prefieres relajarte en una hamaca a pocos pasos del océano? Te presentamos los mejores viajes de este verano.
La temporada vacacional está en pleno apogeo y hay muchos destinos entre los que elegir. Para facilitarte esa decisión, hemos elaborado una lista de los mejores viajes para este verano.
Borneo
Si te encantan los elefantes pigmeos, los hongos que brillan en la oscuridad, los mercados flotantes, los jardines secretos ocultos en cuevas y la rehabilitación de orangutanes en peligro de extinción, entonces Borneo es tu viaje de verano ideal. Tras un día practicando espeleología en el parque nacional de Gunung Mulu, los visitantes pueden quedarse para ver el «éxodo de murciélagos» cuando tres millones de murciélagos salen de Deer Cave, la mayor cámara de cueva del planeta. Borneo también es un lugar perfecto para ver delfines del río Irawadi, monos narigudos, tortugas de caparazón blando, panteras nebulosas, el insecto más largo del mundo y 15.000 especies de plantas, entre ellas plantas carnívoras en forma de jarra, la famosa «flor cadáver» (Amorphophallus titanum), y las flores monstruosas, las más grandes del planeta.
Islandia
Islandia es mucho más que una escala o un lugar donde ver auroras boreales. De mayo a junio, el sol de medianoche proporciona suficientes horas de luz para remojarse en pozas termales, hacer senderismo por los glaciares del parque nacional de Skaftafell y esquivar los icebergs en la playa de arena negra Diamond Beach. En Islandia no existen los mosquitos, la temperatura no supera los 30,5 grados Celsius desde 1939 y el agua del grifo, filtrada bajo tierra a través de antiguos campos de lava, es una de las aguas potables más puras del mundo. Puedes pasar la tarde junto a piscinas de lodo borboteantes, las cascadas de basalto negro de Svartifoss o las mágicas y musgosas cascadas de Skófagoss, y verás la razón de que los islandeses todavía crean en los elfos.
Ilha Grande
Ilha Grande, en Brasil, está a solo 15 minutos en barco desde Jacarí (o a casi una hora en ferri desde Río), pero sus 106 tranquilas playas, selvas musicales y calles sin coches parecen de un mundo lejano y diferente. La mayor parte de la isla está protegida dentro del parque estatal de Ilha Grande, por eso las excursiones por la jungla a Parnaioca y la playa de Lopes Mendes ofrecen vistas de muchas especies tropicales en peligro de extinción, como los perezosos de collar, los monos aulladores marrones y la amazona de frente roja. Quédate en una pousada, bebe caipirinhas de fruta de la pasión junto a la laguna o visita uno de los más de 30 restaurantes de la isla para probar una moqueca tradicional, un cocido de marisco fresco elaborado con leche de coco y aceite de palma.
Sur de Indonesia
Entre las islas de Sumatra y Timor Oriental, se encuentran las islas indonesias de Bali, Java y Nusa Tenggara, llenas de plantaciones de café, ruinas de templos budistas, dragones de Komodo y arrecifes de coral. Baila al ritmo de una orquesta de instrumentos de bambú, aprende las formas artísticas del trenzado de ratán y la técnica del batik en Java o pedalea entre terrazas de arroz de color verde lima en Bali. Visita lagos que cambian de color en las montañas de Nusa Tenggara. Y cuando necesites un respiro, acude al jardín botánico de Bogor, un centro mundialmente famoso por su botánica tropical, con 13.983 tipos diferentes de árboles y plantas, entre ellas 500 especies de orquídea.
El Líbano
Muchos españoles afirman que la crème brûlée es solo una versión francesa de la crema catalana. Por su parte, los historiadores galeses afirman que Arthur Guinness llevó su famosa receta de cerveza negra desde una taberna galesa a Dublín. Y el Líbano... reclama el hummus. El Líbano, que suele pasarse por alto como destino gastronómico, elabora el mezze estival ideal en un clima templado igualmente ideal. Pasea por mercados al aire libre en Biblos, una de las ciudades más antiguas del mundo. Refréscate en la cascada de la garganta de Baatara. Y finalmente, disfruta entre cedros de un festín de vino local, tabbouleh, pequeñas rondas de pita de sésamo caliente, baba ghanoush salpicado de semillas de granada y platos de queso a las finas hierbas, todo aderezado con un toque de aceite de oliva local.
Masái Mara
Hay pocos terrenos de safari africanos tan cercanos y personales como Masái Mara, una sabana extensa, sin vallas y bien conservada que se extiende entre Kenia y Tanzania. La región alberga un dream team de fauna salvaje: leones, guepardos, cebras, elefantes, jirafas, gacelas, rinocerontes, leopardos y babuinos. La mejor época para visitarla es de julio a septiembre, cuando dos millones de ñus recorren ríos llenos de cocodrilos y llanuras cubiertas de hierba en su migración natural al Serengueti. Vive la tensión desde un vehículo de safaris o a caballo, vuela sobre hipopótamos en un globo aerostático, visita una comunidad masái local y practica esnórquel en los arrecifes de coral de la pacífica playa de Diani, en la costa de Kenia.
Mongolia
La antropóloga médica y exploradora de National Geographic 16 veranos consecutivos viviendo entre las tribus nómadas de Mongolia, uno de los países con menor densidad de población y más hospitalarios del mundo. Y aunque a Dunham le encanta acampar con equipo tradicional, observar exhibiciones de tiro con arco en los festivales naadam locales y montar a caballo entre amapolas salvajes, para ella la razón principal para regresar es la gente. «Nadie puede cantar desde lo más profundo de su ser y su corazón como los mongoles», escribe. Mongolia, sin litoral, es famosa por sus dunas cantoras de 300 metros de alto, ríos de aguas cristalinas, frescas noches estivales, antiguos fósiles de dinosaurios, mala cobertura, un cachemir exquisito, lamas budistas y montañas doradas. Con solo un viaje a caballo a través de sus estepas verdes, tú también acabarás cantando.
Papúa Nueva Guinea
Mayo supone el fin de la estación lluviosa en Papúa Nueva Guinea, lo que convierte el verano en la mejor estación —y la menos resbaladiza— para hacer senderismo por la Ruta Kokoda, un sendero montañoso histórico de 96 kilómetros que pasa por cascadas, puentes de cuerdas y aldeas llenas de vida. Más al norte, en el monte Hagen, más de 70 tribus se reúnen cada agosto para el festival de Sing-Sing, una alegre celebración que cuenta con cantos y danzas ancestrales al ritmo de tambores de piel de lagarto, faldas de hierba, collares de conchas e impresionantes tocados de plumas. Un destino de ensueño donde practicar esnórquel, buceo y observación de aves con 600 islas, 800 lenguas nativas y casi 43 especies increíblemente coloridas de aves del paraíso, entre ellas la Vogelkop, identificada este mismo año por el ornitólogo Edwin Scholes y el fotógrafo de National Geographic Tim Laman.
Perú
Perú disfruta de su estación seca de mayo a octubre, lo que implica cielos despejados y sol para el Inti Raymi, uno de los mayores festivales de Sudamérica. Cada año, el apogeo del festival coincide el 24 de junio: cientos de bailarines con ponchos tejidos a mano descienden a Cuzco para cantar, encender hogueras y convocar al Dios Sol en un ritual espectacular de un día que lleva celebrándose desde principios del imperio inca. Si las multitudes te ponen nervioso, en agosto podrás asistir a festivales similares más pequeños en Wiracochapamp y Huamachuco que prometen espectáculos de fuegos artificiales, menos turistas y exhibiciones igualmente coloridas.
Yosemite
Este año, el parque nacional de Yosemite, en California, completó una restauración ecológica de cuatro años en Mariposa Grove. El 15 de junio, el magnífico pedestal de más de 500 secuoyas gigantes se reinaugurará con una hidrología restaurada, lanzaderas y senderos accesibles y hábitats mejor protegidos para los árboles y sus martas pescadoras. Las gigantescas Sequoiadendron giganteum de Yosemite pueden sobrevivir durante miles de años, en parte gracias a su corteza casi a prueba de incendios y sus taninos con resistencia natural a los insectos. Algunas secuoyas, los árboles más grandes por volumen del planeta, miden hasta 47 metros de diámetro. Tras pasar el día admirando los árboles, puedes reponer energías con un picnic en el lago May al pie del monte Hoffmann o hacer senderismo por el sendero de Valley Loop Trail, de 18,5 kilómetros, para disfrutar de vistas magníficas de El Capitán, las cascadas de Yosemite, el salto de Bridal Veil y las Cathedral Rocks. Yosemite es el destino estival perfecto para salir y sentirte gloriosamente pequeño de la forma más agradable posible.
Cait Etherton es una escritoria de Virginia y contribuidora frecuente a National Geographic Travel. Síguela en Twitter.