Los mejores destinos del mundo para los amantes del té
Descubre la historia y la cultura que esconde cada taza.
La bebida más consumida en el mundo después del agua es el té. Y hay una razón. En muchas partes del mundo, la bebida va mucho más allá de aportar una dosis de cafeína. El té puede ser un gesto de amistad o de hospitalidad. Puede aportar una sensación cálida y de tranquilidad.
Estos son seis destinos singulares que te despertarán las papilas gustativas mientras aprendes la historia y la cultura que esconde cada taza de té.
Ceremonia del té en Japón
Hoy en día, el mundo está loco por las cosas con sabor a matcha, pero su uso en las ceremonias del té japonesas se remonta a hace siglos. El matcha se elabora moliendo hojas secas de té verde para formar un polvo aterciopelado. A diferencia del té verde, se mezcla con agua hirviendo usando un disco de bambú y se consume sin colar.
Una ceremonia del té japonesa, también conocida como «el camino del té», representa los principios del budismo zen. Durante el tranquilo ritual, un maestro del té vestido con un kimono prepara y sirve la bebida humeante con gráciles movimientos.
Dónde: Para vivir la experiencia tradicional de la ceremonia, visita Sengan-en en Kagoshima. Esta antigua casa señorial convertida en museo, que pertenecía al clan Shimazu, tiene un volcán activo como telón de fondo. Las casi cinco hectáreas de jardines son la personificación de la tranquilidad con santuarios, estanques y un bosque de bambú.
Convertirse en profesional del té exige muchos años de formación en una de las tres escuelas del té del país. Sin embargo, los huéspedes de la Camellia Tea Ceremony House en Kioto —ubicada cerca del popular templo de Kiyomizu-dera— pueden poner a prueba sus aptitudes y celebrar una ceremonia.
Té de Ceilán en Sri Lanka
Sri Lanka, uno de los mayores exportadores de té, ofrece diversas experiencias pintorescas. Su té negro de Ceilán se emplea habitualmente en mezclas de tés como el Earl Grey y en muchas variedades afrutadas de todo el mundo. Para ser un país tan pequeño, los sabores varían mucho de una región a otra. En general, cuanto mayor sea la altitud, más ligeros son en sabor y color.
Dónde: Para vivir la experiencia de lujo definitiva, sumérgete en té al cien por cien —desde paseos por campos de té exuberantes a un tratamiento de spa a base de té— en Ceylon Tea Trails. En una de las excursiones, puedes seguir el proceso de elaboración del té de la planta a la taza.
La fábrica de té familiar de Uva Halpewatte, ubicada en la montañosa localidad de Ella, va un paso más allá. En la visita a la fábrica, los huéspedes viven una experiencia práctica en cada etapa del proceso. Al final, puedes probar té de intensidades diferentes. Para llegar a Ella, emprende el pintoresco viaje de siete horas desde Kandy, atravesando montañas bordeadas de aldeas llenas de color. Si te sobran días, duplica tu ingesta de cafeína haciendo una parada en la cercana localidad del té de Nuwara Eliya, a la que llaman la Pequeña Inglaterra de Sri Lanka.
Yerba mate en Argentina
Aunque técnicamente no es té, la yerba mate, o simplemente mate, se trata como tal en muchas partes de Sudamérica, como Argentina, Paraguay, Uruguay y Brasil. Esta bebida de alto contenido en cafeína se elabora sumergiendo en agua caliente las hojas secas de una planta medicinal. Se prepara y disfruta en una calabaza hueca con una pajita metálica que filtra las partículas sobrantes de las hojas.
En Argentina, el mate es una parte integrante de la cultura social. Los lugareños comparten calabazas con diseños intrincados mientras se pasan una pelota de fútbol entre amigos, estando reunidos en un parque con un ser querido o en la comodidad de sus hogares. Muchos llevan termos de agua caliente para rellenar las calabazas a lo largo del día. Como ocurre con el té y el café solo, puede ser difícil para los principiantes pillarle el gusto a la yerba mate. Sin embargo, la amargura puede diluirse con leche, azúcar o zumo de limón.
Dónde: Debido a su naturaleza social, la yerba mate no se sirve habitualmente en cafeterías ni restaurantes, pero quizá puedas encontrar algún grupo de lugareños dispuestos a compartir una calabaza contigo. De hecho, se considera el equivalente a tender una mano amiga. Para vivir una experiencia más auténtica, puedes probar esta bebida parecida al té en los asadores de Las Cholas o La Cholita en Buenos Aires.
Té de la tarde en Inglaterra
Todo amante del té necesita vivir, como mínimo, una experiencia extravagante de té de la tarde en la cuna de la tradición. Se cree que la iniciadora de la práctica de beber té acompañado de pequeños aperitivos entre las comidas fue una amiga de la reina Victoria. Y tiene más que ver con el té que con las pastas, los sándwiches y otros bocados que te harán la boca agua.
Dónde: El elegante y excéntrico salón de té Sketch, en el lujoso barrio londinense de Mayfair, es el sueño de todo instagrammer. Cada una de las cinco salas tiene una temática única. Las escaleras parecen estar cubiertas de pintura chorreante y uno de los salones está forrado con asientos de terciopelo de color salmón. El menú del establecimiento incluye una selección de casi dos docenas de tés y un surtido de bollos (los tradicionales scones), tartaletas y pasteles.
¿Tienes poco tiempo? Disfruta del té a bordo del tour B Bakery en un bus de dos plantas mientras te hablan del palacio de Buckingham, el Big Ben y otros monumentos londinenses. Durante el viaje narrado de 90 minutos, se sirven refrigerios dulces y salados a los huéspedes, como quiche de castaña y setas o tartaletas de crema y mermelada. Este té de la tarde sobre ruedas también ofrece diversas opciones dietéticas: sin gluten, vegana o halal.
Té de menta en Marruecos
La hospitalidad marroquí se centra en su bebida de menta por antonomasia, elaborada con té verde gunpowder. Según la tradición, este té dulce se sirve a los invitados en teteras de plata ornamentadas tres veces en intensidad creciente. Se echa desde una altura mínima de 30 centímetros sobre la taza para crear una capa de espuma. Muestra aprecio sorbiendo, no bebiendo, y reserva el «gracias» para cuando acaben de servirte la última taza.
Dónde: Para disfrutar de una taza con una lección de historia, visita el Museo Dar Batha en Fez. El palacio real convertido en museo de arte posee una colección icónica de cerámica, muebles tallados e instrumentos antiguos. Entra en calor con una taza de té y dulces en el sereno jardín adyacente. Para vivir una experiencia aún más calmada, disfruta de un té de menta con galletas tradicionales tras un hammam o tratamiento de spa en Les Bains de Marrakech, en Marrakech.
Masala chai en India
Las variedades de Darjeeling y de Assam están muy demandadas por los amantes del té en todo el mundo, pero también existe otra faceta de la cultura india del té. Aunque se denomina erróneamente té chai (chai significa té), un masala chai es la bebida más apreciada por cualquier lugareño.
El masala chai se prepara con té negro y una mezcla de especias que puede variar ligeramente según la región —cardamomo, jengibre rallado, canela, clavo, semillas de hinojo, granos de pimienta— hervidos con leche y azúcar. La bebida es ubicua, pero el chai más auténtico y sabroso no es fácil de encontrar para los turistas. Esto se debe a que suele servirse en tiendas poco llamativas ocultas en mercados ruinosos.
Dónde: Pide a los jaipurís que te indiquen cómo llegar al puesto de té de Sahu y probablemente irán contigo para tomarse uno. En esta diminuta tienda de medio siglo de antigüedad, se preparan vasos altos de chai humeante sobre carbón quemado. Más al norte, en la capital de la comida de Punyab, Amritsar, visita el puesto de té de Giani. Este brebaje cremoso e inolvidable infusionado con cardamomo combina muy bien con kachoris crujientes rellenos de lentejas.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.