Visita estas asombrosas cueva subacuáticas en la península de Yucatán
De templos mayas a un «túnel de lavado» improvisado, estos cuatro cenotes ofrecen aventuras al aire libre, una historia fascinante y una cultura tradicional.
Aunque quizá sea más famosa por la turística Cancún, la península de Yucatán de México también alberga decenas de miles de preciosos e ignorados cenotes. Para los antiguos mayas, estos socavones naturales de agua dulce poseían un profundo significado espiritual. Además de una importante fuente de agua, también eran un umbral místico entre este mundo y el inframundo, marcado con sacrificios de cerámica, joyas y, de vez en cuando, seres humanos. En la actualidad, muchos hacen las veces de piscinas populares entre los lugareños y, a menudo, desconocidos para los turistas.
Vale la pena viajar a estos cuatro cenotes repletos de historia para darse un chapuzón (o, como mínimo, sacar alguna foto). Explóralos al mismo tiempo que apoyas negocios locales e indígenas y, conforme aumenta el turismo regional, no dejes restos en este valioso ecosistema.
Cenote Sagrado en Chichén Itzá
¿Por qué visitarlo?: En la zona arqueológica de Chichén Itzá, un lugar Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, podrás encontrar las ruinas mayas más famosas. Junto a El Castillo, una pirámide escalonada de 30 metros de alto rematada por un templo, se encuentra el Cenote Sagrado, donde se han hallado los restos de personas que probablemente fueron sacrificadas al dios de la lluvia. Como es un lugar sagrado, no se permite nadar, pero sí fotografiarlo, así que no olvides llevarte la cámara (y un sombrero para protegerte del sol).
Cómo llegar: Los extranjeros pagan 480 pesos (unos 22 euros) para entrar a Chichén Itzá. Los hoteles cercanos suelen ser caros, así que puedes volar a Mérida o Cancún y alojarte en la encantadora e histórica Valladolid (que también tiene 15 cenotes públicos). En el Hotel Posada San Juan, las camas vienen acompañadas de hamacas para que los huéspedes puedan dormir como yucatecos. También puedes disfrutar de la comida yucateca: prueba el sikil pak (una salsa ligera parecida al hummus, pero de semillas de calabaza) en Yerbabuena del Sisal.
El cenote Car Wash, Tulum
¿Por qué visitarlo?: Este cenote de 15 metros de profundidad y 45 metros de ancho se llama así porque los taxistas solían salirse de la carretera para —como su nombre indica— lavar los coches. En la actualidad, los taxistas han dado paso a esnorquelistas y espeleobuzos que disfrutan de este agujero de nado poco frecuentado. Trae tu propio equipo de esnórquel para ver peces de colores, tortugas y quizá hasta —desde una distancia segura— un cocodrilo.
Cómo llegar: Vuela a Cancún y alójate en el Hotel Mi Amor de Tulum para aprovechar sus excursiones regionales, entre ellas una visita guiada por un arqueólogo a ruinas mayas. El cenote Car Wash está a 15 minutos en taxi del hotel y la entrada cuesta 50 pesos (unos 2,30 euros). Después, sigue el ejemplo de los lugareños y recupera fuerzas con tacos al pastor, aguas frescas y empanadas en el modesto El Rincón Chiapaneco.
Hacienda Mucuyché
¿Por qué visitarlo?: ¿Quieres nadar donde nadó en su día la emperatriz de México? Hacienda Mucuyché, una plantación de henequén del siglo XVIII, alberga dos cenotes que supuestamente acogieron a Carlota, una princesa belga que se convirtió brevemente en emperatriz de México cuando Napoleón III nombró emperador a su marido. Recorre la hacienda histórica con un guía personal y después practica esnórquel o flota en el canal que conecta ambos cenotes.
Cómo llegar: La visita a Hacienda Mucuyché es una excursión de un día perfecta desde Mérida, capital del estado de Yucatán y cuenta con su propio aeropuerto. Alójate en el Chablé Resort & Spa, una antigua y mágica hacienda donde creerás que te encuentras en las profundidades de la selva y alquila un coche para conducir durante 45 minutos hasta Mucuyché. La entrada cuesta 450 pesos (unos 20,50 euros). Explórala durante todo el día antes de acudir al restaurante para disfrutar de platos regionales como cochinita pibil, un guiso tradicional de carne de cerdo.
Los Siete Cenotes de San Gerónimo
¿Por qué visitarlo?: A principios del siglo XVI, el intrépido guerrero Nachi Cocom dirigió al pueblo de los cocomes mayas para resistirse a los españoles. Según la leyenda local, se refugió de los conquistadores en los Siete Cenotes de San Gerónimo, donde se ocultó durante días hasta que salió para acechar a sus atacantes. Más adelante, lo obligaron a rendirse y adoptó el nombre Juan tras convertirse al cristianismo, pero su valentía perdura en las historias contadas en las excursiones a los legendarios cenotes.
Cómo llegar: Los Siete Cenotes están a menos de una hora en coche desde Mérida. Reserva una excursión guiada de un día (106 euros por adulto): podrás practicar ciclismo y esnórquel, y descubrir la historia maya con un descanso para comer poc chuc, un manjar yucateco preparado con carne a la parrilla y cítricos.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.