Esta embarcación tardará cuatro años en navegar sin brújula los 80 000 kilómetros de Alaska a Tahití
En esta foto de 2013, la tripulación del Hōkūleʻa se entrena en el antiguo arte polinesio de encontrar el camino, navegando sin herramientas modernas. El Hōkūleʻa y su canoa hermana, la Hikianalia, se embarcarán en una circunnavegación del Pacífico en 2023, conectando las culturas polinesias y destacando la conservación de los océanos en el camino.
La hazaña de la navegación polinesia (guiarse por las estrellas, el viento y las olas) ha sido descartada durante mucho tiempo por los estudiosos con el argumento de que los antiguos polinesios carecían de los conocimientos necesarios para ser maestros navegantes. Pero en 1976, una canoa tradicional de 62 pies de eslora y doble casco llamada Hōkūleʻa navegó de Hawái a Tahití con una tripulación de 15 personas, demostrando que los métodos antiguos eran más que suficientes para cruzar el vasto océano.
Ahora, la próxima generación de expedicionatios polinesios está dando un paso al frente y subiéndose a bordo. A partir del 15 de junio en Alaska, Hōkūleʻa y su canoa hermana Hikianalia emprenderán una travesía de 80 000 kilómetros y 47 meses de duración por el Océano Pacífico. El viaje les llevará a 36 países y archipiélagos, casi un centenar de territorios indígenas y 345 puertos. Habrá unos 12 tripulantes por canoa, que se irán alternando cada cuatro semanas, lo que supone un total de 400 tripulantes a lo largo de cuatro años.
Esto es lo que hay que saber sobre este viaje épico.
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La historia del Hōkūleʻa
Bautizado con el nombre de Arcturus, la estrella cenital de las islas hawaianas, el Hōkūleʻa ("estrella de la alegría") fue concebido y construido por la Polynesian Voyaging Society (PVS). Esta organización con sede en Honolulú (Hawái) se creó para investigar los medios por los que los navegantes polinesios encontraban y se asentaban en las islas del inmenso océano Pacífico. Desde su primer viaje, el Hōkūleʻa ha recorrido todo el planeta. Sus fundadores quieren explorar y reivindicar la cultura, las tradiciones y la relación de los polinesios tanto con su hogar como con el planeta.
"El Hōkūleʻa nos permite encontrar la conexión que mucha gente creía perdida", dice la exploradora de National Geographic Lehua Kamalu, primera mujer capitana del Hōkūleʻa y directora de viaje de PVS.
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El viaje Moananuiākea
El viaje Moananuiākea ("el vasto Pacífico") de Hōkūleʻa se embarca este mes desde Alaska gracias a una asociación que comenzó en 1990. Por aquel entonces, la Polynesian Voyaging Society se puso en contacto con los pueblos tlingit, haida y tsimshian de la Sealaska Corporation tras buscar sin éxito troncos de koa lo suficientemente grandes como para construir una canoa de viaje hawaiana con materiales nativos tradicionales. El grupo de conservación de los nativos de Alaska, sin ánimo de lucro, regaló a la sociedad dos troncos de abeto Sitka.
"Por eso empezamos en Alaska", dice Randie Fong, líder de ʻAha Moananuiākea Pacific Consortium. "Es importante que cuando viajemos reconozcamos a la comunidad indígena mundial y nuestros sistemas tradicionales en la búsqueda de soluciones al cambio climático y la restauración de nuestros océanos y paisajes".
"Queríamos traerlo todo a casa, al Pacífico, porque nuestra cultura está aquí", dice el navegante y presidente de PVS, Nainoa Thompson. "Sabemos que los grandes sistemas del planeta están conectados. No tenemos varios océanos diferentes. Son todos uno".
La Hōkūleʻa es una waʻa kaulua de 19 metros, una canoa de viaje de doble casco abierta a los elementos. "Aunque me ayuda haber navegado en ella y entender cómo funciona, en malas condiciones estás en modo supervivencia", dice el capitán Lehua Kamalu.
Cómo seguir el Hōkūleʻa
A medida que el Hōkūleʻa y el Hikianalia avanzan en el Viaje Moananuiākea, sus trayectorias se seguirán en Hokulea.com para que cualquiera pueda seguirlas. El sitio web también publicará las fechas de los puertos específicos a lo largo del viaje.
Desde Alaska, las canoas navegan a lo largo de las costas occidentales de América del Norte y del Sur, a través de la Polinesia y hacia el norte por el Pacífico Occidental. A continuación, la Hōkūleʻa se embarcará desde Japón hasta Los Ángeles para navegar de vuelta a Hawái. Desde allí, viajará a Tahití en la primavera de 2027.
"El océano hará lo que quiera", dice Kamalu. "El Hōkūleʻa es un barco abierto, así que estamos muy expuestos y no hay forma de esconderse del mal tiempo. Tu piel puede estar empapada durante días".
Aunque no cabe duda de que la tripulación se enfrentará a retos en el camino, el éxito no se mide por las dificultades que puedan soportar, sino de las que son responsables: asegurarse de que la próxima generación de exploradores pueda llegar aún más lejos.
Para ello, la Polynesian Voyaging Society ha lanzado Wa'a Honua, la Canoa para la Tierra. Este centro mundial virtual pretende inspirar a las personas para que se conviertan en futuros navegantes del planeta. "Este viaje y sus repercusiones van mucho más allá de la tripulación que navega", afirma Kamalu.
Es probable que el Hōkūleʻa esté en el mar para el 50 aniversario de la canoa, el 1 de mayo de 2026. Pero no hay prisa por llegar a un destino concreto para ese día. "Lo bonito de viajar no es ir rápido", dice Thompson. "Es ir despacio y tomarse su tiempo. No puedes mirar a las estrellas y saber dónde estás. En este tipo de navegación, sólo sabes dónde estás memorizando desde dónde has navegado".
Jill K. Robinson es una escritora de viajes y aventuras afincada en San Francisco. Síguela en Instagram.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.