Prepara tu próxima aventura por el mundo como un verdadero experto
Bucear en la Gran Barrera de Coral de Australia, entre colorida vida marina como estos peces cabra naranjas y rosas, es una aventura que muchos viajeros tienen en su lista de deseos.
El comienzo de un nuevo año suele ser el momento en el que la gente se propone cumplir sus sueños de viaje: hacer rafting en el río Colorado, bucear en la Gran Barrera de Coral o explorar los polos. Pero, ¿cómo empieza a prepararse un aventurero de nivel principiante a intermedio para hacer realidad esos grandes sueños?
En 2010, para entrenarme para una misión que me obligaba a vivir durante semanas en el campamento base del Everest (a 5360 metros de altura), me acurruqué en mi saco de dormir para climas fríos en la terraza de mi casa del norte de Minnesota (Estados Unidos) durante unas semanas de temperaturas bajo cero en enero. Empecé con unas pocas horas a la luz del día y acabé durmiendo toda la noche sin tienda. Ese ejercicio me ayudó a discernir el número de capas de ropa que necesitaría para mantener el calor y a acabar con mi miedo a morir congelado.
El mejor entrenamiento no siempre es físico, a veces es psicológico o incluso espiritual. Y cada aventura requiere desarrollar un conjunto específico de habilidades. Por eso hemos pedido consejo a los siguientes expertos sobre cómo afrontar siete experiencias de viaje emblemáticas.
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Bucear en la Gran Barrera de Coral
El arrecife de Ópalo, parte de la Gran Barrera de Coral australiana, sufrió daños cuando las temperaturas oceánicas se dispararon en 2016 y 2017. Para documentar cómo afecta el cambio climático al coral del arrecife, los exploradores de Nat Geo David Doubilet y Jennifer Hayes ampliaron e impermeabilizaron imágenes de hace una década y las colocaron junto a los mismos lugares para mostrar la presión a la que están sometidos estos ecosistemas submarinos.
"Es preferible aprender a bucear en un lugar donde haya agua cálida y clara, ya que la mala visibilidad puede desorientar y el agua fría dificulta la ecualización y la respiración profunda", dice Carrie Miller, coautora de A Diver's Guide to the World [Guía del mundo de un submarinista], de National Geographic. Ninguno de los dos debería ser un problema en la Gran Barrera de Coral, frente a la costa nororiental de Australia. Allí, la visibilidad oscila entre los 9 y los 30 metros, según la estación, y las temperaturas del agua oscilan entre los 22 grados del verano austral y los 28 grados del invierno austral.
Con muchas organizaciones de formación de buceo, dice, puedes hacer el curso y las sesiones de piscina en tu ciudad natal y completar tu curso en la Gran Barrera de Coral.
"Algunas personas no se aficionan enseguida al submarinismo, y no pasa nada", afirma; "es habitual tener problemas con técnicas como quitarse las gafas, y la experiencia puede resultar abrumadora". Practica haciendo largos en una piscina con la máscara medio llena de agua. Esto te ayudará a acostumbrarte a la sensación del agua chapoteando alrededor de tu nariz.
Una cosa que hay que saber sobre el arrecife es que ya ha perdido la mitad de sus corales, así que en lugar de esperar bucear en una belleza prístina, aprovecha tu viaje como "una oportunidad para aprender sobre las presiones a las que se enfrenta el arrecife", dice Miller.
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Descenso de rápidos en el Gran Cañón
Los aficionados al rafting en el río Colorado, en el Gran Cañón de Arizona, pueden reservar viajes en balsa de entre tres y 18 días para realizar el trayecto completo de 302 kilómetros entre Lee's Ferry y Whitmore Wash.
El calor extremo y la inmersión son dos de los principales factores de riesgo al navegar en balsa por el río Colorado a través del Gran Cañón; ninguno de ellos es fácil de preparar con antelación, afirma Kevin Fedarko, antiguo guía del río Colorado y autor del libro de próxima publicación A Walk in the Park: The Story of a Spectacular Misadventure in the Grand Canyon [Un paseo por el parque: La historia de una espectacular desventura en el Gran Cañón].
"Hay un viejo dicho entre los guías fluviales: 'Si tienes calor, eres estúpido". Para refrescarse en unas temperaturas estivales que a menudo superan con creces los 37 grados, Fedarko recomienda a los balseros, siempre bajo la supervisión de sus guías, saltar a tramos plácidos del río con la ropa puesta varias veces al día. "El Colorado es el mejor aire acondicionado que tienes", afirma; "mojarse por completo toda la ropa permite que el efecto del enfriamiento por evaporación devuelva la temperatura corporal a la normalidad".
En cuanto a ser sumergido en un rápido monstruoso, dice Fedarko, "a menos que seas un kayakista de clase V, el mero shock de ser arrojado es tan abrumador que hay poco que puedas hacer para prepararte, salvo llenar tu bañera con agua a 15 grados e intentar simular lo que se siente".
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Escalar el Kilimanjaro
Situado en la frontera septentrional de Tanzania con Kenia, el Kilimanjaro es la montaña más alta de África. Los escaladores deben optar por la ruta Machame para contemplar la fauna y flora únicas de la región.
El viaje al "Techo de África", que se eleva 5894 metros sobre el Parque Nacional del Kilimanjaro, en Tanzania, no requiere conocimientos técnicos de alpinismo, pero exige precaución. Muchas personas ascienden demasiado deprisa antes de aclimatarse correctamente y acaban sufriendo el mal de altura.
Para prepararse físicamente para la ascensión, Dave Hahn, alpinista y guía de RMI Expeditions, recomienda llevar los entrenamientos previos al viaje más allá de una o dos horas seguidas. Pasa días enteros al aire libre haciendo cualquier cosa. "Esquía, camina con raquetas de nieve, arranca malas hierbas, lo que sea. Siéntete un poco incómodo durante 12 horas seguidas", dice.
En el Kilimanjaro, Hahn intenta llegar al pico Uhuru con la salida del sol, lo que requiere empezar casi a medianoche, seguido de un descenso de casi 3000 metros hasta el campamento Mweka: "Los días de cumbre son larguísimos, como de 11 de la noche a 5 de la tarde en el Kili".
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Esquiar en los Alpes
"Esquiar en los Alpes es muy diferente", en comparación con Estados Unidos, dice Gordy Megroz, autor de 100 Slopes of a Lifetime [100 cuestas de toda una vida], de National Geographic: "Las estaciones son enormes y a menudo están conectadas".
Por ejemplo, Matterhorn Ski Paradise, el dominio esquiable más alto de los Alpes, abarca Suiza e Italia. Como "los hoteles son mejores en Zermatt y la comida es mejor en Italia", Megroz prefiere quedarse en Suiza y esquiar 10 km a la sombra del Matterhorn hasta Cervinia (Italia) para almorzar.
Para prepararse para esas carreras épicas, dice, aumenta tu resistencia y fuerza apuntándote con unos meses de antelación a clases de CrossFit (un entrenamiento que se centra en movimientos funcionales variados y de alta intensidad) o de Orange Theory (un entrenamiento centrado en la mejora de la frecuencia cardiaca) dos o tres veces por semana. O busca un entrenador personal que te prepare un plan de entrenamiento específico para esquiar.
"En los Alpes no hay zonas de esquí fáciles", dice Megroz, que aconseja a los esquiadores principiantes o de nivel intermedio que se queden en las pistas preparadas de Europa. Si eres un esquiador intermedio avanzado y quieres explorar fuera de pista, contrata a un guía. En Europa, a diferencia de Estados Unidos, muchas de las pistas sin acondicionar no son bombardeadas por las patrullas de esquí para despejar avalanchas. "Puedes esquiar fuera de pista por tu cuenta", dice Megroz; "pero es peligroso".
En Suiza, unos esquiadores se preparan en una estación de esquí de Zermatt, con el monte Cervino al fondo.
Una mujer pedalea sobre un puente cerca del pueblo de Laterina, en la Toscana, Italia.
En bicicleta por la Toscana
Pocos viajes son más idílicos que recorrer en bicicleta los olivares y viñedos de la campiña toscana en Italia. En viajes como éste, "la resistencia sirve más a los viajeros que la velocidad", dice Lauren Hefferon, fundadora de Ciclismo Classico, una empresa de viajes en bicicleta de 35 años de antigüedad.
"Siempre recuerdo a la gente que, si van a hacer un viaje en bicicleta, tienen todo el día para recorrer los 56 o 64 kilómetros que separan el punto A del punto B. Pero aunque montes tres o cuatro veces por semana [antes del viaje]", dice; "eso no te preparará para las colinas de la Toscana".
Además de acumular horas sobre la bicicleta, Hefferon también recomienda ir al gimnasio dos o tres veces por semana para fortalecer el tronco, recordando siempre a los clientes que los viajes en bicicleta de varios días no son una carrera. "La velocidad puede provocar agotamiento, decepción y un accidente".
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Explorar los polos
Un grupo de hombres monta una tienda de campaña en un campo nevado durante un entrenamiento obligatorio de supervivencia cerca de la base estadounidense de McMurdo, en la Antártida.
"La gente mira estos grandes viajes y ve el producto final", dice Eric Larsen, el explorador polar que en 2010 fue el primero en alcanzar los polos Norte y Sur y escalar el monte Everest en un año. "Lo que no se ve es el proceso de llegar hasta allí".
Este enero, Larsen dirige un curso de formación polar de ocho días que pretende formar a aventureros polares BIPOC. Su colíder es Emily Ford, la primera mujer negra que recorrió a pie la ruta Ice Age Trail de Wisconsin (Estados Unidos). "Tengo esta filosofía: Entrena duro, viaja fácil", dice Larsen. Durante el curso, que se celebra en el Lago de los Bosques, al norte de Estados Unidos, los asistentes pasan tres días aprendiendo a vestirse incluso antes de pisar el hielo para entrenar.
"Es muy deliberado lo despacio que vamos", dice Larsen; "no nos limitamos a lanzar a la gente al bosque y decirles: 'Aquí tienes un palillo y un trozo de cecina'. Cuanto más tiempo pases al aire libre conociendo tu cuerpo, mejor te irá".
Hacer el Camino de Santiago
Dos mujeres caminan entre campos de trigo en el Camino de Santiago, cerca de la localidad de Granón, en La Rioja (España). Los expertos aconsejan a los senderistas que se entrenen haciendo caminatas cada vez más largas unos meses antes de salir.
Millones de personas han recorrido el Camino de Santiago, la emblemática peregrinación creada en el siglo IX por la Iglesia católica. Según Andrew McCarthy, es la única experiencia de viaje que no requiere mucha preparación, si es que requiere alguna.
En la década de 1990, el actor y escritor, que se confiesa "católico caduco desde hace mucho tiempo", recorrió la ruta desde Saint Jean Pied-de-Port (Francia), cruzó los Pirineos y llegó 800 km más tarde a Santiago de Compostela. A mitad de camino, McCarthy tuvo un momento que le cambió la vida cuando rompió a sollozar en medio de un campo, dándose cuenta de que el miedo había dominado su vida, una historia que cuenta en su libro The Longest Way Home [El camino más largo a casa[. McCarthy regresó a España en 2021 para recorrer de nuevo el Camino con su hijo, que entonces tenía 19 años, lo que dio lugar a su último libro, Walking with Sam [Caminando con Sam].
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¿Qué tiene este camino que tanto le atrae? "Caminar me parece algo muy poderoso", dice McCarthy; "es el ritmo natural al que debemos procesar las cosas".
¿Su consejo? "Cómprate el billete y vete en una semana. La belleza del Camino es que no requiere preparación, sólo un buen par de zapatos para caminar."
Stephanie Pearson es una Exploradora de National Geographic 2023 y autora de 100 Great American Parks. Síguela en Instagram y X.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.