Frente a la masificación en Europa, tasas turísticas: ¿realmente sirven de algo?

Evaluamos las tasas turísticas impuestas en ciudades europeas como Barcelona, Ámsterdam y Venecia para averiguar adónde va realmente el dinero.

Por Ronan O’Connell
Publicado 6 ago 2024, 12:28 CEST
Atasco en un canal de Venecia

Para reducir el tráfico peatonal y los atascos en los canales, Venecia prohibió los grupos turísticos de más de 25 personas y los guías que utilicen altavoces. Esta nueva medida llega después de que la ciudad ya impusiera una tasa de 5,40 dólares por viaje de un día entre finales de abril y mediados de julio.

Fotografía de Manuel Silvestri, Reuters, Redux

Si has estado de vacaciones en Europa en el último año, probablemente seas consciente de la abrumadora oleada de turistas. El aumento del turismo ha llevado a Venecia a prohibir los grupos de más de 25 personas y el uso de altavoces en las calles. En Portugal, Lisboa duplicará su tasa turística de dos a cuatro euros el 1 de septiembre.

Lugares emblemáticos abarrotados, como Las Ramblas de Barcelona, la plaza Dam de Ámsterdam y la plaza de San Marcos de Venecia, han obligado a las tres ciudades a imponer o aumentar las tasas turísticas existentes para frenar la masificación y aplacar a los frustrados habitantes.

Esto no ha aplacado la ira en Barcelona, donde los manifestantes corearon recientemente "Tourists go home" [Turistas, iros a casa] y rociaron a los visitantes con pistolas de agua.Por eso, queríamos saber cómo se recaudan las tasas turísticas y si realmente alivian el turismo excesivo y ayudan a las comunidades locales.

Las autoridades municipales afirman que los ingresos procedentes de las tasas se utilizan para mejorar la calidad de vida de la población local, mientras que algunos expertos en turismo afirman que no hay resultados cuantitativos. He aquí un breve análisis de lo que ocurre cuando se pagan tasas turísticas en Barcelona, Ámsterdam y Venecia y de si realmente funcionan.

Barcelona, según una estimación del Ayuntamiento de Barcelona, la ciudad más transitada de España, con 15,6 millones de turistas el año pasado y se ha convertido en el epicentro de los debates sobre el sobreturismo y sobre cómo los visitantes de un destino pueden ayudar a financiar su mantenimiento. Esta ciudad tiene dos formas de tasa turística, dice Núria Guitart-Casalderrey, profesora de turismo de la Universidad de Barcelona.

La primera, introducida en 2012, se aplica a las estancias hoteleras y a los visitantes de cruceros en toda Cataluña. Este impuesto se cobra según una escala móvil. A los huéspedes de hoteles de cinco estrellas de Barcelona, por ejemplo, se les aplica la tasa más alta, de 3,25 euros por persona y noche (y se prevé que suba a 4 euros este año).

La mitad de los ingresos de ese impuesto los gestiona el Ayuntamiento de Barcelona, dice Guitart-Casalderrey. Mientras que la ciudad se queda con todos los ingresos de la segunda tasa turística, el Impuesto de Estancias en Establecimientos Turísticos (IEET), promulgada en 2021.

Entre las dos tasas turísticas, el Ayuntamiento de Barcelona espera recaudar 103 millones este año, explica. Estas tasas no han disuadido a los turistas de visitar Barcelona. Pero han mejorado la ciudad como destino y la calidad de vida de sus residentes, según Guitart-Casalderrey.

Dice que el Ayuntamiento de Barcelona es transparente al enumerar públicamente las actividades y proyectos financiados con los ingresos de la tasa turística. Los ingresos se han utilizado para organizar eventos culturales, ampliar los servicios de transporte público y financiar la investigación turística.

El director general de Barcelona Turisme, Mateu Hernàndez, afirma que la tasa turística permite a la ciudad pagar "mejores exposiciones, festivales y acontecimientos deportivos, que benefician tanto a residentes como a turistas". Ha ayudado a financiar el papel de Barcelona como sede de la Copa América de Vela 2024, que incluye cinco pruebas de vela entre el 22 de agosto y el 20 de octubre.

Este prestigioso evento deportivo es clave para el objetivo declarado de la tasa turística de "atraer más visitantes de calidad", según Hernàndez. Los ingresos de la tasa turística también mejoran "la vida cotidiana" de los barceloneses. "Por ejemplo, invirtiendo en aire acondicionado para las escuelas primarias, lo que demuestra los beneficios directos del turismo para la comunidad", explica.

La capital de Paises Bajos, Ámsterdam, tiene la tasa turística más alta de todas las ciudades europeas: cobra el 12,5% de la tarifa nocturna por alojamiento en hoteles, campings y apartamentos con servicios. Los hoteles de cuatro estrellas de la cara capital neerlandesa tienen un precio base ronda los 200 euros por noche, por ejemplo, lo que se traduce en unos 24 euros de tasa turística adicional.

La vicealcaldesa Hester van Buren afirma que Ámsterdam espera recaudar 240 millones de euros en impuestos turísticos durante 2024. Estos fondos se utilizarán tanto para mitigar el impacto del turismo como para mejorar la ciudad.

"Pedimos a los visitantes una contribución para mantener Ámsterdam limpia, segura y atractiva, igual que pedimos a nuestros propios residentes con los impuestos locales", dice van Buren. "Por un lado [el impuesto se utiliza] para combatir los aspectos negativos del turismo excesivo, como la basura, la limpieza y el cumplimiento de la ley. Por otro, lo destinamos a infraestructuras, educación, vida cultural, instalaciones deportivas", añade.

Los visitantes no se han desanimado por la fuerte tasa turística de la ciudad, que comenzó a aplicarse al 5% allá por 2018, dice. "Ámsterdam ha acogido a un número creciente de turistas, aparte de un descenso durante el Corona [COVID-19]", señala. En 2023, aproximadamente 9 millones de personas visitaron Ámsterdam para pernoctar.

"Sin embargo, este impuesto se introdujo originalmente para reducir la llegada de turistas", dice Greg Richards, profesor de placemaking y eventos en la Universidad de Tilburg (Países Bajos); "desde entonces, el Ayuntamiento de Ámsterdam ha cambiado el razonamiento del impuesto y ha pasado de luchar contra el turismo excesivo a recaudar fondos".

Richards cree que este cambio se debe a un informe encargado por la ciudad en el que se concluía que el impuesto no reduciría el turismo a menos que se triplicara la tasa. Según Richards, este informe refleja investigaciones académicas más amplias que no han demostrado que las tasas turísticas contrarresten el turismo excesivo.

Actualmente, no está claro cómo gasta Ámsterdam estos ingresos. "La tasa turística va a parar al presupuesto general de impuestos (por lo que) es difícil saber si tendrá un efecto significativo o simplemente tapará un agujero en el presupuesto municipal", afirma Richards.

Y añade: "Es muy probable que, al aumentar las tasas turísticas, los turistas se queden en las ciudades de los alrededores y viajen al centro de Ámsterdam como visitantes de un día. Esto supondrá una posible pérdida de ingresos para Ámsterdam, pero no una disminución general de la presión de los visitantes sobre la ciudad. Este efecto ya se ha observado en Venecia, que fue una de las razones por las que se introdujo allí un impuesto sobre los visitantes de un día".

Pocos destinos están tan masificados como Venecia, una maravillosa y antigua ciudad surcada por decenas de canales en el noreste de Italia. Recibe unos 30 millones de turistas al año, de los cuales 24 millones son visitantes de un día, afirma el profesor asociado Jan van der Borg, economista y experto en turismo de la Universidad Ca' Foscari de Venecia.

El exceso de turismo en Venecia es tan grave que la UNESCO advirtió el año pasado que podría incluir la ciudad en su lista de lugares Patrimonio de la Humanidad en peligro. Van der Borg cree que esta amenaza ha llevado al Ayuntamiento de Venecia a probar una nueva tarifa de entrada para las excursiones de un día. Desde finales de abril hasta mediados de julio, los turistas que no reservaran alojamiento en Venecia debían pagar 5 euros por persona y día para entrar en la ciudad en 29 fechas concretas.

El Ayuntamiento de Venecia no ha respondido a las preguntas de National Geographic, aunque ha declarado públicamente que la tasa de entrada de un día forma parte de los esfuerzos para contrarrestar el turismo excesivo. Sin embargo, el número de turistas no disminuyó durante la prueba, afirma van der Borg. La tasa no sólo no combatió el turismo excesivo, sino que la comunidad local no se ha visto beneficiada de ella.

De hecho, hizo que la ciudad de Venecia perdiera, en lugar de ganar dinero. "La aplicación del plan ha costado en conjunto 3 millones de euros, mientras que el impuesto recaudado (es) algo más de 2 millones de euros", afirma van der Borg; "los contribuyentes locales pagarán esta diferencia".

El Ayuntamiento de Venecia podría reintroducir la tasa por viajes de un día, y posiblemente duplicarla, según los medios de comunicación. Van der Borg advierte que, si bien eso aumentará la base impositiva de la ciudad, es poco probable que reduzca el turismo a un nivel manejable. El dilema de Venecia es un reflejo de lo que ya está ocurriendo en Ámsterdam y Barcelona, dos ciudades que cuentan ahora con abundantes ingresos por impuestos a los visitantes, pero que no están cerca de resolver el creciente problema del turismo excesivo.

Ronan O'Connell es un periodista y fotógrafo australiano que viaja entre Irlanda, Tailandia y Australia Occidental. 

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

más popular

    ver más
    loading

    Descubre Nat Geo

    • Animales
    • Medio ambiente
    • Historia
    • Ciencia
    • Viajes y aventuras
    • Fotografía
    • Espacio

    Sobre nosotros

    Suscripción

    • Revista NatGeo
    • Revista NatGeo Kids
    • Disney+

    Síguenos

    Copyright © 1996-2015 National Geographic Society. Copyright © 2015-2024 National Geographic Partners, LLC. All rights reserved