Con 1.000 madres, este es el mayor criadero de pulpos abisales del mundo
Un equipo de científicos descubrió más de 1.000 hembras, muchas incubando huevos, en un "jardín de pulpos" que podría filtrar gas natural o agua caliente.
En la costa de Monterrey, California, y a unos 3.200 metros bajo la superficie del océano Pacífico, un equipo de científicos que pilota un submarino remoto observaron algo que nadie había visto antes.
Pulpos. Cientos de ellos. Acumulados en un afloramiento rocoso al pie de un monte submarino.
“Bajamos por el lado este de la pequeña colina y de repente, ¡bum!, empezamos a ver decenas por allí, decenas por allá, decenas por todas partes”, cuenta Chad King, científico jefe del buque de exploración Nautilus.
En total, King estima que había más de mil pulpos conocidos como Muusoctopus robustus entre las rocas, la mayoría de ellos en posición invertida. En esta especie, esta posición es habitual entre las hembras que están incubando o protegiendo a sus crías en desarrollo. En ciertos casos, la cámara del sumergible pudo avistar diminutos embriones en los brazos de sus madres.
“De esos mil, quizá viéramos dos o tres pulpos que solo estaban nadando”, afirma King, biólogo marino en el santuario marino nacional de la bahía de Monterrey. “Diría que casi el 99 por ciento estaba empollando”.
Es más, los científicos vieron que el agua parecía titilar en varios lugares donde estaban concentrados los pulpos, “como en un oasis o una ola de calor sobre el asfalto”, afirma King.
Esto sugiere que podría estar filtrándose agua caliente del monte submarino y los pulpos se acumulan en estos puntos. Aunque el submarino no contaba con sondas de temperatura en esta inmersión, si se verifica el hallazgo, podría implicar que los pulpos buscan dicho calor para incubar sus huevos.
Un jardín de pulpos
Lo sorprendente es que el hallazgo se ha producido meses después de que los científicos documentasen otro criadero de pulpos, el único además de este: una congregación de unos 100 pulpos a lo largo del afloramiento Dorado en Costa Rica. Podrían pertenecer a la misma especie descubierta en California, pero por ahora no se puede afirmar con seguridad.
“Llevo investigando pulpos desde 1982 y hubiera jurado que nuestras observaciones en el afloramiento Dorado fueron una oportunidad única en la vida”, escribe Janet Voight, bióloga marina del Museo Field en Chicago, por email. “Ver estos vídeos 10 meses después de publicar nuestro artículo hace que piense que hay muchos más lugares como este de los que imaginábamos allí abajo”.
Sin embargo, existen diferencias fundamentales entre ambos avistamientos.
En primer lugar, en el de Costa Rican había mucho menos pulpos. Además, Voight y la autora principal Anne Hartwell pudieron confirmar que en el emplazamiento de Costa Rica sí se filtraba del lecho marino un fluido caliente. Sin embargo, en ese caso parece haber sido algo malo, ya que ninguno de los huevos incubados por los pulpos parecían estar creciendo. Es posible que el agua estuviera demasiado caliente.
En el nuevo vídeo grabado por el equipo del Nautilus, Voight observa señales de vida. Si miras minuciosamente uno de los huevos, puede distinguirse el ojo de un embrión en desarrollo.
“Esto significa que los huevos se están desarrollando bien, o al menos uno de ellos lo hace”, afirma Voight.
Muchas incógnitas
Aunque las nuevas imágenes aportan una imagen emocionante de las vidas de estas criaturas, también revela lo poco que sabemos de estos pulpos y del entorno que habitan.
Por ejemplo, no todos están convencidos de que ese titileo sea por calor.
Según el científico principal Bruce Robison del Instituto de Investigacion del Acuario de la bahía de Monterrey, los geólogos que estudian esta región afirman que lleva millones de años inactiva. “Por eso es bastante improbable que haya calor”, escribe por email.
Robison supone que el titileo podría ser el resultado de la filtración de gas metano.
King, por su parte, afirma que no observaron ninguna estera microbiana, almeja u otra especie que se esperaría observar ante una filtración de metano. Además, quizá no fuera el calor lo que atrajo a los pulpos, “quizá sea que es la mejor roca disponible”, afirma King.
Voight añade que “esta observación es una prueba más de que no tenemos ni idea de qué ocurre en el océano profundo”.