¿Cómo de seguros serán los tratamientos médicos con psicodélicos?

Estados Unidos podría aprobar terapias con MDMA y psilocibina, es decir, éxtasis y setas mágicas. La comunidad médica se prepara para la avalancha de demanda.

Por Meryl Davids Landau
Publicado 23 may 2023, 15:58 CEST
Jenna Lombardo-Grosso, ex marine, recibe apoyo tras fumar un potente alucinógeno

Jenna Lombardo-Grosso, ex marine, recibe apoyo tras fumar un potente alucinógeno (derivado del veneno del sapo del desierto de Sonora) en un retiro de terapia psicodélica en las afueras de Tijuana (México). Un creciente número de investigaciones sugiere que algunas de estas potentes drogas permiten al cerebro enfrentarse a recuerdos traumáticos sin desencadenar emociones como la vergüenza y la rabia, que pueden abrumar e impedir la curación.

Fotografía de Meridith Kohut, The New York Times, Redux

Hace varios años, durante un tratamiento con ketamina (un medicamento psicodélico) para una depresión que venía padeciendo desde hace muchos años, Renee St. Clair quedó horrorizada al ver cómo su cerebro se desconectaba de su cuerpo y flotaba por la habitación.

"Fue increíblemente aterrador. Tenía mucho miedo de que no volviera", recuerda esta abogada de 51 años de San Diego, Estados Unidos. La enfermera que la atendía llamó rápidamente al psiquiatra, que la tranquilizó verbalmente y le apretó la mano para que se sintiera segura. Su presencia tranquilizadora la mantuvo en calma durante los 40 minutos que transcurrieron hasta que la alucinación pasó y la droga desapareció de su organismo.

La importancia de que profesionales bien formados administren drogas psicodélicas potentes es cada vez más urgente. No sólo el estado de Oregón permitirá pronto los tratamientos de salud mental con psilocibina (el ingrediente activo de las setas mágicas), sino que se espera que la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) evalúe a finales de este año su primer auténtico psicodélico, la metilendioximetanfetamina (MDMA, también conocida como éxtasis), para tratar el trastorno de estrés postraumático.

La idea de que los psicodélicos podrían integrarse algún día en la atención médica general fue lo que impulsó al Instituto de Estudios Integrales de California, en San Francisco, a convertirse en el primero de EE.UU. en ofrecer un programa de formación en terapia asistida con psicodélicos hace siete años, afirma Janis Phelps, directora del Centro de Terapias e Investigación Psicodélicas de la escuela.

Personal y veteranos militares participan en una ceremonia con velas para dar comienzo a un retiro psicodélico en México.

Fotografía de Meridith Kohut, The New York Times, Redux

En los últimos años, un número cada vez mayor de instituciones les ha seguido. Psicoterapeutas, enfermeros, médicos y otros profesionales de la salud mental o espiritual están aprendiendo la química de las moléculas psicodélicas, los problemas de seguridad, el uso histórico indígena y, lo que es más importante, los estados mentales únicos que desencadenan estas drogas, cuyos efectos duran seis horas o más. Pero como actualmente los psicodélicos son ilegales, ningún programa permite a los participantes experimentar personalmente sus efectos.

La demanda de estos cursos está en auge, según los expertos, en gran parte debido a una mejor comprensión de los beneficios potenciales de las drogas para la salud mental. Pero no existen normas nacionales, lo que hace temer que algunos graduados tengan capacidades inadecuadas, ya que cada institución crea su propio plan de estudios.

(Relacionado: ¿Pueden las microdosis de LSD y otros psicodélicos mejorar la salud mental?)

Inspirados por prometedores ensayos clínicos

¿Por qué los proveedores de servicios médicos están considerando la MDMA como un tratamiento potencialmente útil para el trastorno por estrés postraumático (TEPT)? Se cree que esta potente droga permite al cerebro enfrentarse a los recuerdos traumáticos sin desencadenar emociones como la vergüenza y la rabia, que pueden abrumar e impedir la curación.

Los resultados preliminares del último gran ensayo clínico de la Asociación Multidisciplinar de Estudios Psicodélicos (MAPS) confirman que dos o tres dosis de MDMA reducen o eliminan el TEPT. Lo más notable fue que los efectos persistieron de seis a 12 meses (estos resultados se dieron a conocer en abril en el sitio web de MAPS, pero no se han publicado en una revista médica).

También se observaron resultados positivos en el primer ensayo clínico de fase tres de MAPS, publicado en Nature Medicine en 2021, que demostró que tras tres sesiones de dosis de MDMA de entre 80 y 180 miligramos, tres sesiones de terapia preparatoria y nueve sesiones posteriores a la medicación, dos tercios de los participantes en el estudio ya no padecían TEPT.

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      Una silla de meditación en una clínica Field Trip de Nueva York.

      Fotografía de Calla Kessler, The New York Times, Redux
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      Una dosis de psilocibina en un cáliz ceremonial. La psilocibina y la MDMA están a punto de convertirse en Estados Unidos en las nuevas terapias más populares desde el Prozac.

      Fotografía de Matt Roth, The New York Times, Redux

      Instituciones de todo el mundo están revelando la promesa de los psicodélicos para una serie de trastornos de salud mental, como la depresión, la ansiedad, la adicción y la reducción del miedo a ser diagnosticado con una enfermedad terminal.

      Resultados como éstos inspiraron a Anthony Back, médico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, a seguir la formación del Instituto de California en 2020. Back, de 60 años, afirma que haber crecido en los años ochenta rodeado de destacados anuncios contra las drogas le impidió experimentar en su juventud. Pero la investigación científica le convenció de que "aquí hay algo realmente importante".

      En el trabajo de Back como médico de cuidados paliativos, su principal objetivo es reducir el dolor de los pacientes con cáncer. Pero "no hemos tenido buenas formas de afrontar el terror" de saber que tu vida probablemente se acaba, dice.

      (Relacionado: Por qué los científicos están creando psicodélicos que den mejores viajes)

      Cómo administrar una droga psicodélica

      Las instituciones que ofrecen programas de formación varían mucho. Oregón ha autorizado a casi dos docenas de grupos a impartir formación para su programa estatal, desde pequeñas instalaciones como el Centro de Medicina de la Tierra hasta universidades consolidadas como la Universidad de California en Berkeley. En todo el país, los programas suelen durar entre seis meses y un año y cuestan miles de dólares.

      La mayoría de los programas hacen hincapié en la importancia de realizar varias sesiones antes de administrar un fármaco para discutir lo que los pacientes esperan obtener de la experiencia y lo que pueden esperar. Los estudiantes también aprenden a supervisar la o las sesiones en las que se administra la droga. "La experiencia psicodélica es en gran medida interna", afirma Phelps, por lo que se enseña a los terapeutas a no intervenir a menos que sea necesario para restablecer la sensación de seguridad.

      Administrar una terapia asistida con psicodélicos es muy diferente para los profesionales acostumbrados a los tratamientos convencionales de salud mental, dice Bit Yaden, psiquiatra de Johns Hopkins Medicine, que está trabajando en un plan de estudios piloto para estudiantes de psiquiatría de Hopkins, Yale y la Universidad de Nueva York. "Cuando prescribo Lexapro, mi paciente recoge la receta y en un mes me entero de cómo le va", dice. Pero con los psicodélicos, se requiere la dispensación real del medicamento junto con la posterior terapia de conversación, dice. Durante las muchas horas que dura una sesión psicodélica, uno o más terapeutas deben permanecer en la habitación.

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      Micrografía óptica de ketamina cristalizada.

      Fotografía de Micrograph by M. I. Walker, Science Source, SCIENCE PHOTO LIBRARY
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      La ketamina se administra por goteo intravenoso en Palo Alto Mind Body. Para proporcionar una cierta comprensión de una experiencia psicodélica, algunos programas animan a los estudiantes a probar la ketamina para entender la extrema vulnerabilidad de un ser bajo la influencia.

      Fotografía de Yalonda M. James, San Francisco Chronicle, Getty Images

      A los alumnos también se les enseña a ayudar en un proceso conocido como integración, en el que los pacientes incorporan las percepciones y emociones de su viaje psicodélico a su vida cotidiana. También en este caso, los terapeutas convencionales pueden encontrarse en un terreno nuevo. "En los ensayos con psilocibina, hay informes de personas que tienen experiencias místicas. Hablar de esas experiencias puede no haber encajado tradicionalmente en un marco psicoterapéutico", dice Yaden.

      Algunos programas han adoptado la creencia de que los terapeutas están mejor posicionados para ayudar a otros a procesar percepciones poderosas sólo después de haber lidiado con sus propios problemas de salud mental. Por eso, la Universidad de la Isla de Vancouver, en Canadá, ofrece una formación de un año con numerosos ejercicios de desarrollo personal y debates para fomentar el crecimiento personal y emocional del terapeuta. "Usar psicodélicos es una forma de recordar quién eres", dice Geraldine Manson, miembro de la primera nación snuneymuxw de Canadá, que imparte clases en el programa.

      Como los psicodélicos siguen siendo ilegales, la mayoría de los programas no pueden hacer que los estudiantes faciliten una sesión real con un psicodélico, una desafortunada limitación para su formación, dice Phelps. Los estudiantes de la isla de Vancouver, sin embargo, pueden hacerlo gracias a las exenciones gubernamentales que permiten a algunos pacientes de salud mental consumir legalmente estas drogas.

      Por la misma razón, muchos estudiantes tampoco han tenido experiencia personal con las drogas. "Está claro cuando alguien no ha consumido nunca un psicodélico. El tipo de preguntas que hacen demuestra que no tienen ni idea de la experiencia que van a proporcionar a su paciente", afirma Pam Kryskow, directora médica del programa de la isla de Vancouver.

      Algunos animan a los estudiantes a probar la ketamina bajo supervisión para comprender la extrema vulnerabilidad de un ser bajo los efectos. Otros intentan simular el estado con una práctica respiratoria conocida como respiración holotrópica, que emplea la respiración rápida para producir una alteración temporal de la conciencia.

      Algunos aprendices buscan su propia experiencia psicodélica con un guía clandestino o viajando a países donde las poblaciones indígenas llevan mucho tiempo consumiendo estas drogas. El médico de cuidados paliativos Back utilizó un guía hace varios años, una experiencia que impulsó su deseo de seguir la formación. Durante la experiencia, como escribió más tarde en una revista médica, "mi sentido familiar del 'yo' (mis preferencias, mi cuerpo, mi historia) desapareció, de golpe, y lo que se hizo palpable fue una sensación oceánica de estar unificado con todo..... había una sensación de pertenencia completa... de tener acceso a una energía del universo que normalmente estaba oculta. Era estimulante".

      Back cree que un marco así sería útil para sus pacientes terminales. "Me di cuenta de que el proceso de morir era mucho más espiritual de lo que yo sabía", dice ahora, y está deseando que se legalicen estos fármacos.

      Al parecer, otros profesionales de la medicina opinan lo mismo. En la primera promoción de 42 estudiantes del Instituto de California, varios médicos y enfermeras insistieron en que su participación se mantuviera en secreto para evitar posibles daños a su reputación profesional. Pero este año, unas 800 personas compitieron por las 400 plazas de la escuela.

      A pesar del crecimiento, a los expertos les preocupa que no haya suficientes terapeutas formados para satisfacer la demanda prevista tras la aprobación por la FDA del MDMA y posiblemente de la psilocibina, cuando se necesitarán miles de profesionales. En Oregón, ni un solo facilitador ha cumplido hasta ahora todos los criterios para obtener una licencia para la terapia con psilocibina.

      "Ningún programa de formación está a la altura de la demanda", lamenta Phelps. Su universidad está desarrollando un programa de licencias para que otras universidades puedan obtener los materiales y vídeos de formación de la escuela, y unas 25 ya han expresado su interés, afirma.

      La única forma de que los psicodélicos tengan éxito como remedio para la salud mental es garantizar que suficientes profesionales reciban una formación de alta calidad, afirma Back. "Éste es un tipo de tratamiento diferente a la mayoría de los demás. Éstos se centran en la tecnología o la droga. Aquí, hay que tener la terapia y el medicamento juntos".

      Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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