Conoce al insecto que se protege con conchas
La frigánea es una de muchos insectos que saca su lado creativo a la hora de protegerse de los depredadores.
Entendemos la norma de «nada de capas» de los superhéroes, pero ¿y los escudos?
Muchos insectos conocen el poder de este elegante medio de protección. Por ejemplo, las larvas de frigánea, que a veces solo miden 2,5 milímetros de largo, podrían ser las artesanas más diminutas del mundo.
Estos insectos acuáticos, que se distribuyen por todo el mundo, secretan una seda viscosa por la boca y la usan para construir una carcasa dura a partir de objetos de su hábitat, como piedras, hojas y conchas.
Sus materiales y formas varían según la especie y su fisionomía, afirma Kate Boersma, entomóloga de la Universidad de San Diego.
Algunas elaboran tubos largos y aplanados «parecidos a sacos de dormir, mientras que otras elaboran carcasas en espiral, parecidas a las conchas de los caracoles», explica.
Estas carcasas las protegen de los depredadores, de forma que «pueden desplazarse como pequeñas aspiradoras sin preocuparse de que las devoren», afirma Boersma.
Las larvas de frigánea pasan hasta dos años en sus carcasas antes de convertirse en adultas. No es de extrañar que, al ser tan bonitas, algunos artistas las recojan y conviertan sus carcasas abandonadas en joyas.
Cocoposa o cabeza de cacahuete
Lo que parece una cabeza en forma de cacahuete en las cocoposas de las selvas americanas y caribeñas es en realidad una protuberancia hueca que protege su cabeza real.
Las cabezas de cacahuete, también conocidas como mariposas caimán, cuentan con muchas defensas para disuadir a los depredadores, según explica Jo-Anne Swelal, entomóloga de la Universidad de las Indias Occidentales.
Por ejemplo, tienen ocelos enormes para parecer más grandes, liberan un producto químico nocivo y oloroso si se sienten amenazados, y finalmente esa «cabeza hueca» que un depredador podría atacar en lugar de la cabeza real, explica.
Escarabajo tortuga de oro
Las larvas del escarabajo tortuga de oro tienen un apéndice posterior que pueden blandir sobre sí mismos como un toldo. En esta superficie, acumulan heces, sus antiguos exoesqueletos, o ambos, dependiendo de la especie. Este denominado «escudo fecal» es un repelente para los depredadores.
«Las larvas están alerta y responden enseguida» a las amenazas, según explica Caroline Chaboo, entomóloga de la Universidad de Nebraska en Lincoln que describió los singulares mecanismos de defensa de estos escarabajos en un estudio de 2011.
Cuando un depredador se acerca, las larvas de escarabajo tortuga de oro se colocan en un círculo defensivo, «como una manada de bisontes en un anillo», afirma Chaboo.
Los insectos «se ponen con la cabeza hacia el centro y el trasero hacia fuera», afirma. «Pueden flexionar los cuerpos al unísono, blandiendo sus escudos juntos» ante el enemigo.
Al igual que los bisontes, los escarabajos bebés permanecen en el centro del anillo y las madres conducen a los pequeños extraviados al redil.
«Es adorable», afirma Chaboo, añadiendo que son madres «impresionantes».
Chinches asesinas
Las chinches asesinas, que viven en todo el mundo, inyectan agentes paralizantes y enzimas digestivas a sus presas para prepararse un rico batido de insectos.
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Finalmente se enfrentan la pregunta de todos los asesinos: ¿qué hago con el cadáver?
La chinche asesina lleva los cadáveres de sus víctimas a la espalda, y el cuerpo actúa como escudo y camuflaje a la vez.
Chinches hediondas o chinches de escudo
Estos insectos, que se distribuyen por todo el planeta, deben su nombre a su sobredimensionado escutelo, del latín scutum, que significa escudo. Esta estructura, que cubre el abdomen y el tórax, protege sus cuerpos de los depredadores.
Estas chinches también son conocidas por sus colores iridiscentes, como los del Tectocoris diophthalmus y el Calidea dregii. Los colores probablemente advierten a los depredadores que el insecto no sabe bien.