Hallan en ámbar la primera cría de serpiente de la era de los dinosaurios

Con 99 millones de años, el delicado fósil es también la serpiente más antigua conocida que vivió en un ecosistema forestal.

Por John Pickrell
Publicado 19 jul 2018, 11:52 CEST

Una delicada cría de serpiente con una estructura ósea bastante bien conservada es la primera de su tipo descubierta fosilizada en ámbar. Con 99 millones de años, el fósil es también la serpiente más antigua conocida en un ecosistema forestal, según han revelado los paleontólogos responsables del hallazgo en la revista Science Advances.

Los autores han llamado a la nueva especie de serpiente Xiaophis myanmarensis. Es probable que esté emparentada con algunos grupos modernos de serpientes del Sudeste Asiático, entre ellas las serpientes de pipa asiáticas (Cylindrophis) y las serpientes iridiscentes (Xenopeltis), según explica Lida Xing, líder del estudio y explorador de National Geographic en la Universidad de Geociencias de China.

«Nadie había visto nunca una cría de serpiente fosilizada de ninguna clase. Y que esta tenga casi 100 millones de años de antigüedad es bastante impresionante», afirma el coautor Michael Caldwell, experto en reptiles fósiles en la Universidad de Alberta en Edmonton, Canadá.

Hallan en ámbar una cría de serpiente de 99 millones de años
Han hallado en ámbar una cría de serpiente de 99 millones de años, la primera de este tipo. El fósil tiene unos 5 centímetros de largo y 97 vértebras preservadas. Es el primer fósil de cría de serpiente descubierto y la primera serpiente hallada en ámbar. Los investigadores creen haber encontrado un trozo de piel de una serpiente adulta en un fragmento distinto.

«No está claro si estas serpientes primitivas eran vivíparas, algo habitual en serpientes modernas, u ovíparas. Pero basándonos en su tamaño y su etapa de desarrollo, esta era una [recién nacida]», añade. «No puedo determinar si estaba en el huevo, se rompió y esta pequeñaja se quedó atrapada en una burbuja de ámbar, o si acababa de eclosionar».

Otro fragmento de ámbar, también extraído de las minas de Birmania, contiene un probable trozo de piel de serpiente con bandas oscuras y claras sobre las escamas, que podría pertenecer a una Xiaphis adulta o a otra especie contemporánea de serpiente.

Los investigadores no pueden confirmar al cien por cien que sea piel de serpiente, pero el tamaño, la forma y la disposición de las escamas sugieren que sí lo es. Si esto resulta ser cierto, sería el primer fragmento de piel de serpiente descubierto en ámbar.

«Las escamas están organizadas como se esperaría observar en una serpiente o lagarto, en filas diagonales. En este espécimen en particular, lo hace más similar a una serpiente es, en parte, la forma de diamante de las escamas», afirma Caldwell. «La mayoría de lagartos no muestra ese tipo de forma de diamante ni el patrón de solapamiento en las escamas».

Exploración serpentina

Los abundantes depósitos de ámbar de la provincia birmana septentrional de Kachin ya han revelado fósiles bien preservados de aves, las ranas de bosques tropicales más antiguas conocidas, garrapatas primitivas chupadoras de sangre e incluso la cola de un dinosaurio con plumas.

Xing explica que adquirió el nuevo espécimen de piel a principios de 2016 para el Instituto Dexu de Paleontología en Chaozhou, China, de un distribuidor de fósiles birmano que creía que era piel de cocodrilo.

El segundo espécimen llamó su atención en verano de ese mismo año y al principio se creía que era un ciempiés o un milpiés. Se confirmó su verdadera identidad escaneándolo con avanzada tecnología de rayos X en el Laboratorio de Radiación Sincrotrón de Shanghái, con la que el equipo pudo crear detallados modelos 3D de la anatomía interna del fósil.

Con menos de cinco centímetros de largo, la serpiente es diminuta y difícil de distinguir con claridad a simple vista, pero los rayos X permitieron al equipo estudiar la forma y posición de sus huesos, entre ellos sus increíbles 97 vértebras.

Basándose en esos datos, parece que la serpiente primitiva es similar a otras serpientes conocidas del supercontinente meridional de Gondwana, que existió durante el Cretácico Superior. Caldwell explica que esto podría indicar que el trozo de tierra que se convirtió en Birmania se habría desprendido previamente de otros continentes meridionales, como Australia, África e India, antes de colisionar con la actual Asia.

Según él, el diminuto fósil también contiene algunos rasgos que ya no se encuentran en especies vivas, como los espolones óseos en forma de uve al final de las vértebras de la cola. Es probable que estos espolones protegieran una arteria a lo largo de la cola y también podrían haber sido útiles para su estabilidad cuando las serpientes se quedaron sin extremidades.

«No existen serpientes preservadas adecuadamente que sean mucho más antiguas, en ninguna parte», comenta en paleontólogo John Scanlon, de la Universidad de Nueva Gales del Sur en Sídney, Australia. Además, aunque los fósiles de lagartos abundan en los continentes septentrionales que compusieron el antiguo supercontinente de Laurasia, los fósiles de serpientes son muy poco habituales.

«Existen una serie de serpientes fósiles bien preservadas de la misma antigüedad, pero proceden de depósitos marinos del Mediterráneo y se cree que eran especies acuáticas. La Xiaophis claramente vivía en un ecosistema terrestre y se parece a las serpientes terrestres que viven en madrigueras», afirma.

Scanlon señala que la cría de serpiente no tiene cráneo, lo que podría haber aportado mucha más información sobre su ecología, sus hábitats de alimentación y sus relaciones con otras serpientes. Sin embargo, añade que el descubrimiento de una serpiente en ámbar birmano sugiere que probablemente haya más aguardando ser descubiertas y estudiadas.

«Debemos seguir buscando, no solo en ámbar, sino también en Mongolia y otros lugares que pudieran haber alcanzado por tierra los parientes de la Xiaophis».

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