Como los humanos, los flamencos crean lazos de amistad para toda la vida

Según un nuevo estudio, las aves buscan amigos con los que se lleven bien y evitan a los animales que les desagradan, una estrategia que podría reforzar su supervivencia.

Por Virginia Morell
Publicado 27 abr 2020, 14:08 CEST
Flamencos

Unos flamencos se acicalan durante la tarde. Las aves pueden vivir hasta 50 años.

Fotografía de Klaus Nigge, Nat Geo Image Collection

Los flamencos son famosos por sus patas y cuellos largos y su plumaje rosa. Y por primera vez se ha descubierto que las aves entablan amistades leales de por vida y que los rasgos físicos podrían estar implicados en esos vínculos.

Las relaciones longevas entre los flamencos incluyen a parejas que se han apareado, construyen nidos juntas y crían a los polluelos cada año, así como amigos del mismo sexo y grupos de entre tres y seis amigos cercanos.

Existen seis especies de flamencos que habitan en grandes lagos salinos o alcalinos, llanuras de marea o lagunas costeras poco profundas de las Américas, África, Europa y Asia. Las bandadas de estas aves gregarias suelen ser de miles de ejemplares.

Paul Rose, líder del estudio y ecólogo del comportamiento en la Universidad de Exeter, en el Reino Unido, quería descubrir si los flamencos crean lazos complejos dentro de sus grupos grandes.

Entre 2012 y 2016, Rose recopiló datos sobre cuatro bandadas cautivas de flamencos comunes, chilenos y enanos y las parinas grandes que viven en el Wildfowl & Wetlands Slimbridge Wetland Centre de Gloucestershire. Las bandadas, cuyo tamaño variaba de solo 20 individuos a más de 140, se consideraban similares en estructura y comportamiento a los grupos silvestres.

Tras recopilar estos datos durante cinco años, Rose observó que los flamencos mantienen amistades estables, caracterizadas principalmente por estar cerca los unos de los otros. Es posible que estos vínculos duren décadas; los flamencos pueden vivir 50 años.

«El hecho de que sean tan longevos sugiere que estas relaciones son importantes para su supervivencia en estado silvestre», afirma.

Rose determinó que estas aves zancudas evitan a individuos determinados, al igual que los humanos, otra especie muy social. Indica que evitarse podría prevenir las disputas: «Una forma de reducir el estrés y las peleas es evitar a las aves con las que no te llevas bien».

Entender los vínculos sociales de las aves podría ayudar a los conservacionistas a gestionar mejor a las poblaciones de flamencos tanto cautivas como silvestres. Rose señala las poblaciones de cuatro especies de las flamencos están disminuyendo.

Amigos aviares

Para esta investigación, Rose fotografió las bandadas del centro a diario en cuatro horas prestablecidas en primavera y verano y tres veces en otoño e invierno. También fotografió a las aves que se colocaban juntas en subgrupos distintos en cada bandada. Las aves llevan anillos en las patas, lo que facilita identificar a cada individuo.

Una colonia de flamencos es una masa concurrida de aves que comen, se acicalan y a veces se pelean. Si un ave se acerca demasiado a otra, usan los largos cuellos y enormes picos para atacarse y a veces se esfuerzan para demostrar que una tiene un cuello más largo que la otra.

Por consiguiente, Rose definió la longitud del cuello como medida de la amistad entre flamencos: las aves que están sentadas o de pie «a menos de un cuello de distancia de otra ave» se consideraban amigas. Cuando había otros flamencos cerca, pero más de un cuello de distancia, Rose los marcaba como pertenecientes a grupos diferentes.

Descubrió que las bandadas más grandes tenían más variedad y más interacciones sociales con redes sociales complejas que constaban de subgrupos de dos, tres o seis aves.

Algunas aves fueron amigas de forma tan sistemática durante los cinco años del estudio que Rose dijo que podía predecir fácilmente cuáles estarían juntas.

«Había dos hembras mayores muy unidas que hacían de todo juntas, de las exhibiciones de cortejo a la construcción de los nidos, y siempre se les unía un macho 20 años menor», cuenta Rose. Su estudio aparece en el número de junio de la revista Behavioural Processes.

 

Un pequeño flamenco eclosiona en un time-lapse
Este time-lapse captura la eclosión de un flamenco durante 24 horas el 19 de junio de 2018 en el Zoo y Acuario de Columbus. El polluelo forma parte del programa de conservación del zoo. Para proteger los huevos de los depredadores, los cuidadores los quitan de sus nidos y los colocan en incubadoras. En unos 28 días, cuando empiezan a eclosionar, los huevos se colocan en esta incubadora. De los 12 huevos fertilizados este año en la bandada del zoo, 5 sobrevivieron a la incubación. Este es el polluelo más pequeño, con un peso de 85 gramos. Los veterinarios supervisarán su estado de salud y lo criará el equipo de cuidado animal del zoo. El sexo del polluelo se determinará en una semana, mediante un análisis de ADN.

«Es un estudio interesante y es fantástico ver datos sobre los vínculos a corto plazo entre los flamencos. Las aves son famosas [entre los observadores] por sus emparejamientos, pero no las han estudiado mucho», escribió por email Karl Berg, ornitólogo de la Universidad de Texas en el Valle del Río Grande.

Jerry Lorenz, ecólogo de humedales en Audubon Florida en Miami, señaló que le parecía «estupendo que los vínculos de parejas no sexuales también se documentaran y cuantificaran».

¿Cómo eligen a sus amigos?

Respecto a cómo eligen los flamencos a sus amigos, Rose sospecha que tanto la personalidad como la coloración podrían estar implicadas.

«Parece basarse más en encontrar a uno con una personalidad similar, uno con el que no vayas a chocar. Las bandadas son ruidosas y ajetreadas y es probable que las aves no necesiten más estrés. Tener un amigo es bueno para el bienestar», afirma.

También observó que algunas de las aves de color más rosa permanecían juntas. Un estudio demostró que los flamencos comunes, la especie más pálida, eran capaces de adoptar un tono de rosa más intenso al acicalarse y es posible que de ese modo sean más deseables como amigos y parejas.

Como las amistades son tan importantes para los flamencos, Rose insiste en que los gestores de bandadas de flamencos cautivas, como las de los zoológicos, también deberían «tener cuidado de no separar a los flamencos que han establecido lazos».

Añade que estas bandadas deberían contener tantos miembros como sea razonablemente posible para que sigan gozando de buena salud. Cuanto más grande sea el grupo, más probable será que las aves con todo tipo de personalidades puedan encontrar un amigo compatible.

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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