Los delfines aprenden a utilizar herramientas de sus semejantes, igual que los grandes simios
Un estudio refuta la creencia de que solo las madres enseñan técnicas de caza a las crías, un hallazgo que, según los expertos, supone una prueba más de la inteligencia de los delfines.
Los delfines mulares cazan en el canal de Rangiroa, Polinesia Francesa. Los mamíferos marinos utilizan dos tipos de herramientas para encontrar comida, un comportamiento poco común en la naturaleza.
En Shark Bay, Australia, se ha observado a delfines mulares no emparentados enseñándose una forma nueva de utilizar una herramienta, un comportamiento que hasta ahora solo se había descubierto en humanos y otros grandes simios.
También es el primer ejemplo conocido de que los delfines transmiten esta información dentro de la misma generación, no entre generaciones. Según los autores, el hallazgo es importante porque el aprendizaje social entre compañeros es raro en la naturaleza.
En una práctica denominada «shelling», los delfines persiguen a los peces y los atrapan en caracolas gigantes en el fondo del mar, después sacan las conchas a la superficie y las sacuden con la nariz para drenar el agua y atrapar a los peces que caen.
En general, son las madres las que enseñan a sus crías a cazar: las madres delfines de Shark Bay, por ejemplo, enseñan a sus crías otra forma de uso de herramientas en la que los delfines se colocan esponjas en el hocico para protegerse cuando buscan comida entre las rocas.
Un delfín de Shark Bay practica la técnica «shelling», uno de los dos ejemplos conocidos de uso de herramientas en los cetáceos.
«El hecho de que esta práctica se transmita socialmente entre semejantes en lugar de entre madre y cría marca un hito importante y evidencia similitudes con determinados primates, que también dependen del aprendizaje vertical y horizontal del comportamiento de búsqueda de comida», explicó en un comunicado de prensa el autor del estudio Michael Krützen, antropólogo de la Universidad de Zúrich.
Aunque los delfines y los grandes simios tienen historias evolutivas y hábitats muy diferentes, ambos son mamíferos longevos con cerebros grandes y con una gran capacidad para la innovación y la cultura, señala Krützen.
Maggie Stanton, psicóloga del Franklin & Marshall College de Pensilvania que ha estudiado los delfines de Shark Bay y los chimpancés del parque nacional Gombe Stream en Tanzania, coincide. Indica que una familia de chimpancés del Gombe podría haber aprendido a utilizar herramientas para extraer hormigas de un chimpancé hembra que se unió a la comunidad.
Desentrañar un misterio
En 2007, Krützen puso en marcha un estudio de los delfines de Shark Bay e identificó más de mil delfines individuales a lo largo de 11 años. Durante este periodo, se observaron 42 casos de «shelling» en 19 delfines. La mitad de estos comportamientos se produjeron tras una ola de calor marina de 2011 que podría haber causado una muerte masiva de caracoles marinos gigantes y dado lugar a una abundancia de caracolas en el fondo marino.
Debido a la duración de su estudio, los científicos conocían en profundidad las historias familiares, edades, sexos y comportamiento de cada individuo, lo que facilitó estudiar a los 19 delfines que practicaban esta técnica. Por ejemplo, observaron que los delfines que practican «shelling» pasan tiempo con otros que también utilizan la técnica, así que es probable que la copien de aquellos que los rodean, señala la autora principal del estudio Sonja Wild, investigadora posdoctoral de la Universidad de Constanza, en Alemania.
Según el estudio, publicado el 25 de junio en la revista Current Biology, estos delfines siempre pertenecían a la misma generación.
El equipo sabía que los factores ambientales —específicamente si los delfines que utilizaban esta técnica lo hacían simplemente porque vivían en una zona donde abundaban las caracolas— podrían explicar la transmisión entre pares. Otro posible motivo podría ser un rasgo genético en un grupo familiar.
Los investigadores combinaron los datos de las observaciones de delfines y los datos ambientales y genéticos en un modelo informático que proponía varias posibles formas de transmisión de esta técnica entre delfines. Según el estudio, el modelo que apoyaba la transmisión horizontal era el más sólido.
Aunque 42 observaciones representan un conjunto de datos pequeño, los científicos añaden que es probable que el comportamiento sea común; solo dura unos pocos segundos, lo que dificulta que los humanos lo vean desde un barco.
Agentes libres
Los delfines, igual que los chimpancés, viven en comunidades en las que los individuos se mueven libremente entre grupos. Eso quiere decir que están más expuestos a animales —y comportamientos— diferentes con regularidad que un grupo de babuinos, cuyos grupos tienen miembros fijos.
Es similar a los humanos, en el sentido de que «a veces estás en un grupo de amigos y a veces en tu grupo familiar, y eso cambia a lo largo del día», afirma.
Añade que la nueva investigación es destacable por su alcance, sobre todo porque ha tenido en cuenta los motivos ambientales y genéticos del uso de esta técnica.
«Tener estudios a largo plazo aporta datos inestimables; no podemos conseguirlos de ningún otro modo».
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.