Los defensores de la fauna y los lugares salvajes ganan prestigiosos galardones
La National Geographic Society ha honrado a los exploradores que trabajan para proteger a elefantes, murciélagos, un antílope en peligro de extinción y millones de kilómetros del océano.
El ecólogo marino Enric Sala ha ganado la prestigiosa medalla Hubbard de la National Geographic Society por su trabajo para proteger más de cinco millones de kilómetros cuadrados del océano.
Ha dedicado su vida a proteger los elefantes de Kenia.
Ahora, la bióloga de conservación Paula Kahumbu ha sido nombrada Exploradora del Año de Rolex y National Geographic, un honor otorgado cada año por la National Geographic Society a una persona que arroja una luz fundamental sobre cuestiones importantes que afectan a nuestro planeta.
Es uno de los cuatro galardones presentados por la Society esta semana durante el Explorers Festival, celebrado de forma virtual por primera vez. Otros galardones son los premios Buffett al Liderazgo en Conservación y la medalla Hubbard, la máxima distinción de la Society.
La conservacionista de fauna silvestre Paula Kahumbu ha sido nombrada Exploradora del Año por la National Geographic Society debido a su labor para proteger a los elefantes de Kenia y a otros animales salvajes de la caza furtiva.
«De una forma extraña y fantástica, es una confirmación de que voy por buen camino y de que debo seguir», dice Kahumbu sobre su premio. Es la consejera delegada de WildlifeDirect, una organización dedicada a detener la caza furtiva de elefantes y otros animales salvajes en Kenia. Su campaña emblema, Hands Off Our Elephants, ha fortalecido las leyes contra la caza furtiva y suscitado concienciación y apoyo a la conservación en el país. Desde la creación de la iniciativa en 2013, la caza furtiva de elefantes en Kenia ha disminuido un 80 por ciento y la de rinocerontes, un 90 por ciento.
Kahumbu dice que su motivación e inspiración para proteger la fauna de Kenia viene de «una convicción de que no solo puedo crear cambios, sino que debo».
Enric Sala, ecólogo marino y explorador residente de la National Geographic Society, ha ganado la medalla Hubbard, que lleva el nombre del primer presidente de la Society, Gardiner Greene Hubbard. Es el galardón más prestigioso de la organización, otorgado a personas que han logrado avances pioneros en la exploración, la investigación y los descubrimientos científicos. Entre los premiados anteriores figuran la conservacionista Jane Goodall, el astronauta John Glenn y el explorador del fondo marino Bob Ballard, que descubrió los restos del Titanic.
Sala fundó y lidera Pristine Seas, una iniciativa de la National Geographic Society para proteger zonas fundamentales del océano. Su trabajo lo ha llevado «a bucear por todo el mundo, desde islas de arrecifes de coral del vasto Pacífico hasta los gélidos archipiélagos del Ártico», escribió en 2019. Hasta la fecha, Pristine Seas ha ayudado a crear 23 de las mayores reservas marinas del planeta, que abarcan una superficie de más de cinco kilómetros cuadrados.
Bernal Rodríguez-Herrera, un biólogo afincado en Costa Rica que se especializa en la protección de los murciélagos, ha ganado un premio National Geographic-Buffett al Liderazgo en Conservación.
Abdullahi Hussein Ali, que en la foto sostiene el cráneo de un antílope hirola en el sudeste de Kenia, también ha ganado un premio Buffett por su trabajo para salvar al hirola, en peligro crítico de extinción.
Por sus logros en el campo de la conservación se ha premiado a los biólogos Abdullahi Ali y Bernal Rodríguez-Herrera, que han ganado los premios National Geographic/Buffett al Liderazgo en Conservación.
Bernal Rodríguez-Herrera es profesor en la Facultad de Biología de la Universidad de Costa Rica y fundador de la Reserva Biológica Tirimbina, una organización dedicada a conservar un refugio de fauna silvestre de 350 hectáreas en Costa Rica. Su trabajo se centra específicamente en la protección de casi 170 especies de murciélagos en Latinoamérica, amenazados por la pérdida de hábitat y las matanzas intencionadas debido a los malentendidos y el miedo. «Dependemos de la biodiversidad», dice Rodríguez. Así que «tenemos que aprender a vivir con ella». Cuando descubrió que había ganado el premio Buffet, no se lo creyó. «Fue como una tormenta en la estación seca», dice sobre la noticia.
Abdullahi Hussein Ali, también ganador del Buffett, es el fundador del Hirola Conservation Program, cuyo fin es detener la extinción silenciosa del raro antílope hirola, una especie en peligro crítico de extinción, en algunas zonas de la frontera entre Kenia y Somalia. Quedan entre 300 y 500 hirolas salvajes, amenazados por la pérdida de hábitat, la caza furtiva y la sequía. En su labor para protegerlos, el grupo de Ali ha puesto énfasis en la educación, empoderando a los vecinos locales —entre ellos pastores somalíes— para que desempeñen un papel activo en la conservación.
«Es muy difícil presenciar la extinción de especies», dice. Trabajar para salvar una especie «no es un trabajo fácil, pero resulta muy inspirador cuando no lo haces solo, sino con tu comunidad».
Paula Kahumbu, también de Kenia, dice que «los retos que afronta la fauna de África son tanto históricos como actuales y a veces el futuro parece sombrío», pero «la idea de rendirnos con la fauna de África me parece como rendirte con tu propio hijo. Nunca me canso de tratar de hallar nuevas formas de crear cambios».
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.