Estas moscas vampiro tienen en jaque a los pájaros de las islas Galápagos

Los famosos pinzones de Darwin están amenazados por estas moscas parásitas. Pero una nueva investigación demuestra que algunos tienen más posibilidades de sobrevivir que otros.

Por Jason Bittel
Publicado 16 feb 2024, 14:52 CET
Un pequeño pinzón terrestre construye un nido en la isla Santa Cruz

Un pequeño pinzón terrestre construye un nido en la isla Santa Cruz, en las Galápagos. Las invasoras moscas vampiro aviares ponen sus huevos en los nidos para que las larvas puedan alimentarse de la sangre de los polluelos de pinzón.

Fotografía de Tui De Roy, Nature Picture Library

En la década de 1950, un insecto llegó a las islas Galápagos, ese brillante faro de biodiversidad que alberga tortugas gigantes, iguanas marinas buceadoras y los mundialmente famosos pinzones que inspiraron la teoría de la evolución por selección natural de Charles Darwin.

La recién llegada se llama mosca vampiro aviar y sus crías no se andan con chiquitas.

Las hembras ponen sus huevos en los nidos de los pájaros y, cuando éstos eclosionan, las crías vampiro hacen honor a su nombre: al principio, las larvas son tan pequeñas que se cuelan dentro de la fosa nasal de un polluelo y se alimentan del tejido blando y carnoso de su interior. Pero después de mudar varias veces, las moscas vampiro aviares se convierten en gusanos grandes y regordetes lo bastante fuertes como para perforar la carne de los polluelos.

"Lo que realmente asusta es que estas moscas pueden causar hasta un 100% de mortalidad en los polluelos de pinzón de Darwin", explica Sarah Knutie, ecóloga especializada en enfermedades de la Universidad de Connecticut (Estados Unidos) y  National Geographic Explorer; "y la la causa de la muerte, esencialmente, es porque los gusanos se comen toda su sangre".

Muerte por desangramiento. "No es una buena forma de morir", dice Knutie, que señala que incluso los polluelos que sobreviven pueden llevar los orificios nasales deformados el resto de su vida. Esto no sólo dificulta la respiración de las aves, sino que puede interferir en su capacidad para cantar y encontrar pareja: "No es de extrañar que sea uno de los principales problemas de conservación de las Galápagos", afirma Knutie.

Como muchos de los pinzones de Darwin (hay 17 especies en total) ya están en peligro de extinción debido a la introducción de depredadores, enfermedades y pérdida de hábitat, Knutie y sus colegas se apresuran a encontrar formas de detener a los insectos no autóctonos. Y su estudio más reciente, publicado en febrero en la revista Global Change Biology, podría haber encontrado un aliado improbable en la urbanización.

Con financiación de la National Geographic Society, los científicos vigilaron nidos de pequeños pinzones terrestres(Geospiza fuliginosa) en entornos naturales y en la capital, Puerto Baquerizo Moreno. En ambos lugares, algunos nidos fueron tratados con insecticida para evitar que las moscas vampiro aviares molestaran a los pinzones, mientras que en otros nidos se dejó que la naturaleza siguiera su curso.

Cuando los nidos se trataron con plaguicidas, los polluelos de ambos entornos, urbano y natural, sobrevivieron básicamente en la misma proporción.

"Pero cuando se parasitaron los nidos, la supervivencia fue más de seis veces mayor en los polluelos urbanos que en los no urbanos", afirma Knutie.

En otras palabras, algo de la vida en la ciudad parecía estar rescatando a las crías de pinzón del desangramiento por mosca. Las siguientes preguntas eran qué y por qué.

Aunque el estudio de la urbanización es relativamente joven, los científicos ya han catalogado varias formas sorprendentes en que la vida en la ciudad cambia la forma, el tamaño y el comportamiento de los animales.

Por ejemplo, un estudio publicado en Communications Biology en 2021 descubrió que la urbanización y sus efectos provocan un mayor tamaño corporal en los mamíferos norteamericanos. Del mismo modo, según un estudio de 2016, los lagartos anole que vivían en las zonas urbanas de Puerto Rico tenían las extremidades más largas que sus congéneres de los bosques.

Otros estudios descubrieron que los galágidos, normalmente solitarios, eran más sociables en las calles de Pretoria (Sudáfrica), y los carboneros de montaña urbanizados eran más audaces frente a depredadores simulados en la Columbia Británica (Canadá).

Los pinzones de Darwin también se han incluido en estos estudios. Investigaciones anteriores de Knutie demostraron que los pinzones urbanos construían más nidos, ponían más huevos y criaban más polluelos que los no urbanos durante los años secos, cuando las condiciones son más duras en la naturaleza. Y los trabajos de otros científicos también han demostrado que varias especies de pinzones terrestres urbanos prefieren ahora la comida basura humana a su dieta natural, un cambio que algún día podría tener repercusiones a largo plazo en la evolución de las especies.

Con todo esto en mente, Knutie quiso analizar la dieta de sus pájaros como posible factor de supervivencia a la plaga de moscas hematófagas. Al fin y al cabo, una de las ventajas de los animales que viven en zonas urbanas es el acceso a las sobras humanas, los restos de comida e incluso a fuentes suplementarias de alimento, como los comederos para pájaros.

Pinzones terrestres pequeños

Los pinzones terrestres pequeños son una de las 17 especies de pinzones de las islas Galápagos que inspiraron la teoría de la evolución por selección natural de Charles Darwin.

Fotografía de Joël Sartore, Nat Geo Image Collection

El análisis de isótopos estables en las heces de los polluelos confirmó que las aves de la ciudad comían más proteínas que los polluelos de otras partes de la isla. Es más, la dieta rica en proteínas se correlacionaba con un menor número de parásitos por nido, lo que sugería que la dieta de las aves estaba, de hecho, relacionada con su capacidad para defenderse de los chupasangres.

A continuación, los científicos analizaron la genética de las aves. Allí descubrieron que las aves urbanas con parásitos no sólo expresaban genes que desencadenaban una respuesta inflamatoria, sino que también expresaban genes dentro de vías asociadas a la producción de glóbulos rojos, aparentemente como una forma de compensar la pérdida de sangre tomada por los parásitos.

"Fue sorprendente lo diferentes que eran estos polluelos urbanos en términos de expresión génica en comparación con las aves no urbanas", afirma Knutie.

(Relacionado: Por qué no es una buena idea darle de comer a la fauna salvaje urbana)

Consecuencias del aumento de la urbanización de las islas Galápagos

Sólo el cuatro por ciento de las islas Galápagos está habitado por humanos, por lo que están lejos de estar urbanizadas. Y para que quede claro, aunque el entorno urbano parece ayudar a los pinzones de Darwin en la lucha contra las moscas vampiro aviares, nadie sugiere que pavimentemos las Galápagos para salvar a las aves.

Sin embargo, Knutie afirma que un buen año pueden llegar a visitar estas islas 300 000 turistas, y con toda esa gente viene la necesidad de cada vez más infraestructuras para alojarlos. Así pues, las zonas urbanas de estas islas podrían muy bien crecer, y todo ello tiene efectos sobre la fauna local, efectos que debemos comprender mejor.

"Aunque hablamos de la urbanización como algo malo, algunas especies aprovechan esta oportunidad", afirma Chima Nwaogu, ecólogo animal de la Universidad de Ciudad del Cabo (Sudáfrica).

Nwaogu, que no participa en la nueva publicación, afirma que le "cautivó" el enfoque y la escala del estudio, en particular el trabajo sobre la expresión génica. Los resultados también reflejan algunas de las cosas que ha observado en su propia investigación con rapaces africanas.

"Encontramos una relación similar: los polluelos de gavilán negro de la parte más urbanizada de Ciudad del Cabo presentaban lo que consideramos una respuesta inmunitaria más intensa", explica Nwaogu.

El truco para los científicos, dice Nwaogu, es que no todos los entornos urbanos son iguales. Y averiguar qué tienen estos lugares que puede dar a una especie una ventaja sobre los mismos animales en entornos naturales puede ser difícil.

Afortunadamente para los pinzones, Knutie tiene una corazonada sobre la pieza que falta en todo esto.

Si nunca has estado en las Islas Galápagos, es posible que te imagines una exuberante selva tropical o islas de vegetación verde esmeralda. En realidad, dice Knutie, muchos de los hábitats que allí se encuentran son muy desérticos.

"No hay mucha sombra en las zonas naturales", explica. "Y hace mucho calor. Hay sol directo todo el día".

Sin embargo, las zonas urbanas están llenas de sombra procedente no sólo de los edificios, sino también de toldos, árboles decorativos y un millón de otras estructuras y elementos creados por el ser humano. Y esto significa que cuando los pinzones eligen anidar en esos lugares, también están eligiendo un entorno ligeramente más fresco para criar a sus polluelos.

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      Una cría de pinzón grita desde el nido mientras su madre se aleja volando

      Una cría de pinzón grita desde el nido mientras su madre se aleja volando. En entornos urbanos, los polluelos de nidos infestados con larvas de mosca vampiro aviar tienen seis veces más probabilidades de sobrevivir que sus congéneres en entornos naturales, pero aún no está claro por qué.

      Fotografía de Barrett Hedges, Nat Geo Image Collection

      Por supuesto, los pinzones han evolucionado para sobrevivir en los entornos de sol directo, dice Knutie. Pero para lo que no han evolucionado es para soportar un nido lleno de voraces larvas de mosca.

      "Cuando se añade el importante factor estresante del parasitismo a la ecuación, creo que se produce una tormenta perfecta", afirma; "pueden lidiar con el estrés térmico o con la recuperación de la sangre del parásito. Pero no pueden hacer ambas cosas. Esa es mi hipótesis".

      Una hipótesis entre muchas, al menos.

      Knutie y sus colegas también tienen estudios en marcha para determinar hasta qué punto la alimentación suplementaria podría ayudar a las aves. También han demostrado que, cuando se les da acceso a bolas de algodón humedecidas en insecticida, los pinzones construyen nidos con ellas, fumigando esencialmente sus propios nidos en el proceso.

      Incluso hay un plan para liberar avispas parásitas que son depredadores naturales de las moscas vampiro aviarias, una vez que se determine que las avispas no supondrán una amenaza para otras especies autóctonas.

      "Necesitamos estos estudios para entender por qué algunas poblaciones o especies se comportan mejor que otras antes de decidir cualquier tipo de acción", afirma Knutie.

      Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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