Anubis y Ramsés I

¿Podrán los perros callejeros baladíes recuperar su glorioso estátus egipcio?

Con una población de más de 15 millones, los perros baladíes están por todas partes y a menudo son maltratados o sacrificados. Pero esto está empezando a cambiar.

El dios egipcio Anubis aparece a menudo con cabeza de perro en los frescos de las tumbas, como éste de Ramsés I. Estas representaciones se asemejan a los perros baladíes modernos.
 

Fotografía de NPL, DEA Picture Library, Bridgeman Images
Por Reem El-Shazly
Publicado 26 dic 2024, 13:01 CET

Si vas caminando por cualquier calle de Egipto, es probable que te encuentres con un característico perro de orejas erguidas, patas enjutas y cola rizada. En todo el país hay más de 15 millones de baladíes, que es como se les llama. Y de todos ellos, hubo uno especialmente aventurero que acabó en la cima de la pirámide más alta de Egipto.

Los orígenes de estos canes callejeros (la palabra egipcia baladi se traduce como "local") son controvertidos. Algunos afirman que son descendientes mestizos de razas modernas, como el saluki egipcio, el sabueso faraón y el perro de Canaán, mientras que otros creen que los baladíes son una raza propia que desciende de perros ancestrales venerados por los faraones.

Aunque los egipcios han respetado durante mucho tiempo a los perros, en las últimas décadas los baladíes han sido objeto de una fuerte persecución, con personas llegando al extremo de envenenar, ahogar o golpear a los animales hasta la muerte, según la Sociedad para la Protección de los Derechos de los Animales en Egipto (SPARE, por sus siglas en inglés).

Perro baladí egipcio en El Cairo
Ahmed al-Shurbaji alimenta a los perros en la Sociedad HOPE
Izquierda: Arriba:

En la actualidad, Egipto alberga hasta 15 millones de perros baladíes, como éste fotografiado en El Cairo.
 

Fotografía de Antonio Batinić, Alamy Stock Photo
Derecha: Abajo:

Los refugios de todo Egipto proporcionan comida, medicación y alojamiento a los perros callejeros, incluidos los baladíes. Aquí Ahmed al-Shurbaji alimenta a los perros en la Sociedad HOPE, un santuario con sede en Giza, en 2016.
 

Fotografía de Ahmed Gomaa, Imago, Alamy Stock Photo

La mala reputación de estos animales tiene varios orígenes, entre ellos su rápida reproducción y el temor a que sean portadores de la rabia. Contraer la rabia de los perros es raro; por término medio, 60 personas mueren anualmente de rabia en Egipto por mordeduras de animales, entre los que pueden estar los perros, según los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud.

Algunas personas también creen falsamente que los perros son impuros en el Islam. Dar al-Ifta, el consejo asesor religioso de Egipto, afirma que los perros son puros y que la ley islámica prohíbe matar animales callejeros inofensivos, sobre todo con veneno.

Para combatir la mala fama de los baladíes, los grupos de protección y rescate de animales proponen métodos más humanos de gestión de los perros. Por ejemplo, varias organizaciones egipcias sin ánimo de lucro llevan a cabo un programa denominado “atrapar, esterilizar, soltar”, en el que los perros baladíes son esterilizados y luego devueltos a las calles. 

Otros grupos, como My New Life Rescue, también han animado a la gente a adoptar baladíes, destacando su inteligencia y amabilidad. Esta organización sin ánimo de lucro, fundada en 2023, mantiene unas instalaciones de rescate en El Cairo, donde los rescatadores cuidan de más de 70 perros. Muchos de ellos se están recuperando de graves heridas sufridas en la calle.

“El maltrato y la crueldad contra los animales son muy frecuentes en Egipto, lo que ejerce una enorme presión sobre los refugios y los servicios de rescate de animales”, afirma Heidi Gamal, cofundadora de My New Life.

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    Antigua pintura egipcia de Tutankamón en un carro cazando leones con su perro

    Una antigua pintura egipcia muestra al faraón Tutankamón en un carro cazando leones con su perro.
     

    Fotografía de Josse, Bridgeman Images

    Símbolos antiguos

    En el antiguo Egipto, varios dioses eran representados con cabezas de perros domésticos o chacales que se asemejan a los actuales perros baladíes. Quizá el más conocido sea Anubis, el dios que guiaba a las almas en la otra vida. Muchas pinturas funerarias representan canes, como una de la tumba de Tutankamón que representa al faraón cazando con su perro.

    Los antiguos egipcios de todas las clases sociales, incluida la familia real, tenían perros como mascotas. Cuando un perro moría, la familia momificaba a su mascota y la enterraba en las tumbas familiares, para que pudieran reencontrarse en la otra vida. La familia entraba en un periodo de duelo, y sus miembros se afeitaban las cejas como muestra de tal dolor.

    Según las antiguas prácticas religiosas egipcias, la mayoría de los adoradores de Anubis vivían en Saka, una ciudad del Alto Egipto. En Saka, los perros callejeros vagaban libremente por las calles de la ciudad y por los pasillos del templo de Anubis.

    Matar perros se consideraba un crimen extremo que conllevaba duras sanciones que además se intensificaban si el perro pertenecía a una persona o a una familia. Sin embargo, matar perros con la intención de sacrificarlos a Anubis estaba permitido. 

    Imagen de rayos X del esqueleto de una momia de perro del antiguo Egipto

    Una imagen de rayos X muestra el esqueleto de una momia de perro del antiguo Egipto. Se momificaba a los perros para que siguieran a su dueño en la otra vida o como acto de culto a un dios.
     

    Fotografía de THIERRY BERROD, MONA LISA PRODUCTION, SCIENCE PHOTO LIBRARY

    En busca de soluciones

    Hoy en día, sin embargo, hay pocas consecuencias para las personas que envenenan o matan perros baladí.

    El código penal egipcio no permite el asesinato o envenenamiento injustificado de ningún animal doméstico, incluidos los baladíes. Los infractores pueden ser encarcelados hasta seis meses o multados con hasta 200 libras egipcias, que son aproximadamente cuatro euros.

    La Autoridad General de Servicios Veterinarios de Egipto, adscrita al Ministerio de Agricultura, es responsable del control de las poblaciones de perros callejeros y regularmente pone veneno en la comida que se comen los baladíes callejeros. Esta práctica ha suscitado la oposición de muchos grupos de defensa de los animales, como la Sociedad Egipcia para la Misericordia con los Animales (ESMA, por sus siglas en inglés) y la Fundación para la Protección de los Animales. Según Gamal, de My New Life Rescue, la muerte por envenenamiento no sólo es una forma cruel de morir, sino que puede perjudicar a otros animales o personas de la ciudad.

    Las autoridades veterinarias no respondieron a las peticiones de National Geographic.

    “El envenenamiento es una de las cosas más dolorosas e inhumanas por las que tienen que pasar estos perros”, afirma Nada Sherif, veterinaria de Pet Wellness Clinic en Alejandría (Egipto). “Las posibilidades de tratar y salvar a los perros envenenados son extremadamente bajas”, explica.

    En 2021, una coalición de grupos de defensa de los derechos de los animales y activistas presentó una demanda para poner fin a los envenenamientos. Sin embargo, el tribunal administrativo de Egipto desestimó la demanda, según el sitio web privado de noticias egipcio Elmasry Elyoum

    En respuesta a la indignación pública, algunos organismos gubernamentales han ido adoptando poco a poco el método de atrapar, esterilizar y devolver como estrategia para reducir el número de perros baladíes, aunque los servicios veterinarios no han dicho si también recurren a esta práctica.

    “Deberíamos atrapar, esterilizar y devolver al 80% de la población de perros baladíes, mientras que el otro 20% debería ser vacunado y dejar que se reproduzca para controlar la población sin erradicar a los perros baladíes”, afirma Gamal.

    “Sin embargo, la estrategia de atrapar, esterilizar y devolver debe ser sistemática”, afirma, y por ahora no se practica lo suficiente como para que surta efecto.

    Gamal busca patrocinadores, a menudo reclutados a través de Instagram, para cubrir los gastos mensuales de un perro, así como los costes de funcionamiento del centro de rescate. Apadrinar a un perro cuesta entre 1500 y 2000 libras egipcias, es decir, entre 30 y 40 euros al mes. Actualmente, 20 de sus 74 perros tienen padrinos, todos ellos egipcios. 

    Aunque todavía no ha dado en adopción a ningún perro baladí a propietarios responsables, los padrinos van en aumento.

    “Últimamente, nuestra cultura está cambiando y más gente que nunca adopta baladíes. Hay más conciencia de sus rasgos positivos”, dice. 

    Algunos egipcios también adoptan perros que encuentran en sus barrios.

    Omar Hamaki, residente en El Cairo, acogió a una perra baladí llamada Diva, a la que alimentó por primera vez como perra callejera. “Me dio todo el amor y la atención que jamás hubiera imaginado”, dice Hamaki.

    Mina Medhat, que adoptó a Shiva de cachorra en 2021, dice que la perra es una parte vital de la familia. “Shiva trata a todos en nuestra familia de una manera diferente, sin embargo, es la manera que se adapta a cada uno de nosotros”, dice Medhat.

    Medhat también subraya que adoptar perros baladíes no es para todo el mundo, ya que algunos animales aún muestran signos de trauma, como ansiedad ante las personas.

    Por otro lado, Hossam Hosny, orgulloso padre de Leil, una perra baladí, ha notado diferencias entre Leil y un golden retriever que acogió, sobre todo en la capacidad de Leil para mantener la calma en situaciones de estrés.

    “Los perros baladí son más inteligentes por su experiencia en la calle”, dice Hosny. 

    Aunque a los perros baladíes les queda mucho camino por recorrer para alcanzar el estatus de los cánidos egipcios de hace tantos siglos, su floreciente popularidad podría volver a colocarlos algún día en un pedestal.

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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