Las tortugas marinas, en grave peligro por el cambio climático
Estos reptiles han surcado los mares durante cien millones de años. La actividad humana ha puesto a las tortugas marinas al límite de la extinción al cazarlas por su carne, piel, caparazón o huevos, y ahora también por el cambio climático.
No son buenos tiempos para las tortugas marinas. Históricamente buscadas por su carne, piel, caparazón y huevos, ahora el cambio climático también representa una amenaza y ha puesto en peligro de extinción a seis de las siete especies de tortugas marinas. El sexo de las crías de estos animales depende de la temperatura de la arena en la que ponen los huevos: la arena más caliente provoca el aumento de la proporción de crías hembra. Por tanto, el cambio climático es el culpable de una crisis en las proporciones de sexos de las tortugas marinas.
Efectivamente, esta especie ha evolucionado para sincronizar su reproducción con los momentos del año en los que la temperatura produce igual número de machos que de hembras. Si esta proporción se pierde, las poblaciones podrían disminuir drásticamente debido a la escasez de uno de los sexos. En el año 2018, un grupo de investigadores de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica estadounidense en Hawái alertó en un informe de la gravedad de la situación: en la isla Raine, Australia, la temperatura de la arena había aumentado tanto que las crías de tortugas hembra superan en número a los machos por 116 a 1.
Sin embargo, ésta no es la única consecuencia del cambio climático para las tortugas. Además, el aumento de eventos climáticos extremos, como huracanes y ciclones tropicales, podría poner en peligro su hábitat, inundando sus nidos y erosionando las playas.
Igualmente, a medida que sube el nivel del mar, se reduce su hábitat y los lugares de desove. Si ya es difícil para las tortugas encontrar playas que se adapten a las condiciones necesarias para poner sus huevos, debido al aumento de la construcción, la subida del nivel del mar complica todavía más las cosas. En el Mediterráneo esta situación será especialmente vulnerable: el primer estudio realizado en 2019 sobre el impacto del cambio climático en esta región alertó sobre la delicada situación de este ecosistema, que a este ritmo verá aumentada su temperatura hasta 5 grados y el nivel del mar un metro en menos de un siglo.
Por otra parte, el aumento de la temperatura puede provocar cambios en las corrientes de los océanos, algo que preocupa especialmente en el Canal de Mozambique. Así, las tortugas podrían tener que cambiar sus migraciones y lugares de desove - habitualmente volvían al lugar en el que nacieron -, encontrando lugares que podrían no ser ideales para su supervivencia y desarrollo.
¿Qué podemos hacer para ayudar a las tortugas marinas? En primer lugar, debemos protegerlas de las amenazas que ya conocemos, como la pesca, que sigue siendo la mayor causa de mortalidad para la especie.
Biólogos de la isla de la Reunión llevan tiempo trabajando para identificar los corredores migratorios de las tortugas verdes que en ocasiones las llevan cerca de zonas de actividad pesquera, algo especialmente peligroso si se practica la pesca de enmalle, donde se enredan y mueren miles de tortugas al año.
Algunas formas de mitigar las consecuencias incluyen la modificación del diseño de las redes para evitar que queden atrapadas o su iluminación a partir de barras luminosas. Sin embargo, casi lo más importante, según los expertos, es educar e informar a los pescadores sobre la necesidad de evitar que caigan en sus redes tortugas marinas. Además, debido a que la producción de plásticos sigue aumentando de forma exponencial y más de 8000 millones termina cada año en el mar, los animales marinos lo consumen en mayor o menor medida.
A pesar de los avances tecnológicos, todavía queda mucho por descubrir sobre esta especie, sobre todo en lo relacionado con los movimientos de las crías, que son demasiado pequeñas como para colocar transmisores convencionales en sus caparazones. Para los científicos sería fundamental para saber en qué momento las crías pasan de dejarse llevar por las corrientes marinas a convertirse en nadadores activos.
Todas estas investigaciones buscan averiguar si las tortugas serán capaces de adaptarse con la celeridad necesaria a los cambios que se prevén para las próximas décadas en los océanos. Para algunos, hay esperanza, al menos en el caso de las tortugas verdes, que ya han superado varias crisis climáticas en el pasado y han demostrado una gran capacidad de adaptación.