Esto demuestran los datos sobre las reacciones alérgicas a las vacunas anti-COVID-19
Un nuevo informe de los CDC estadounidenses revela lo infrecuentes que son las reacciones alérgicas graves y qué puede hacer la gente si le preocupa ponerse la vacuna.
Una enfermera prepara los viales de la vacuna de Pfizer-BioNTech para administrársela a un paciente. Un nuevo estudio ha desvelado que la tasa de reacciones alérgicas a la vacuna es extremadamente baja.
Mientras se aceleran las campañas de vacunación anti-COVID-19 en varios países, las autoridades de salud pública estadounidenses han confirmado que las reacciones alérgicas graves a la vacuna anti-COVID-19 de Pfizer y BioNTech son infrecuentes.
En un estudio publicado el 6 de enero por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), un equipo de investigadores ha revelado que el riesgo de anafilaxia —una reacción alérgica grave y potencialmente mortal— por la vacuna es extremadamente bajo. Según los datos de las personas que han recibido la primera de las dos dosis recomendadas, solo alrededor de una de cada 90 000 personas, de media, sufrirá esta reacción adversa. Eso equivale a menos del 3 por ciento del riesgo de morir por atragantarse con la comida.
Técnicamente, las probabilidades de sufrir reacciones alérgicas graves por la vacuna de Pfizer y BioNTech son casi 8,5 veces mayores al riesgo de la vacuna antigripal, que tiene una tasa de alrededor de uno por cada 769 000. Pero los expertos señalan que sigue siendo una cifra diminuta. Según el estudio, en Estados Unidos 1,89 millones de personas han recibido la primera dosis de la vacuna entre el 14 y el 23 de diciembre y más del 99,998 por ciento no sufrió anafilaxia.
La noticia debería ayudar a las personas a las que les preocupa ponerse la vacuna. Según una encuesta realizada en diciembre por National Geographic-Morning Consult, siete de cada 10 estadounidenses desconfían de los posibles efectos secundarios de cualquier vacuna anti-COVID-19 y un 58 por ciento de los encuestados dicen que se vacunarán, pero no hasta que hayan visto cómo afecta a otras personas.
Con todo, en general los datos revelan que el riesgo de anafilaxia es muy inferior a los desenlaces negativos asociados a las infecciones de COVID-19, sobre todo en personas mayores. Para octubre de 2020, la enfermedad se había convertido en una de las principales causas de muerte en los Estados Unidos en personas de más de 45 años, superando las colisiones de automóviles, el suicidio, el homicidio y las sobredosis accidentales. Hasta la fecha, la pandemia ha matado a más de uno de cada mil estadounidenses.
«Mis colegas de los CDC y la FDA y yo nos comprometemos a garantizar que las vacunas anti-COVID-19 son seguras», declaró el miércoles Nancy Messonnier, directora del Centro Nacional de Inmunización y Enfermedades Respiratorias de los CDC, en una rueda de prensa sobre el estudio. «Tengo ganas de que llegue el día en que me toque arremangarme y ponerme la vacuna».
¿Qué sabemos sobre los casos de anafilaxia?
De los 21 casos de anafilaxia grave vinculados a la vacuna de Pfizer y BioNTech, 19 ocurrieron en mujeres y la mitad se dieron en personas de entre 40 y 60 años. (La otra mitad tenía entre 27 y 40 años.) Diecisiete de los casos afectaron a personas con antecedentes de reacciones alérgicas a alimentos, medicamentos, otros tipos de vacunas o a las picaduras de abejas y avispas. Siete tenían antecedentes de anafilaxia.
En 18 de los 21 casos, los pacientes empezaron a mostrar síntomas de anafilaxia en los 30 minutos posteriores a recibir la dosis. Casi todos recibieron epinefrina de inmediato, un tratamiento habitual para la anafilaxia y el ingrediente activo del Epi-Pen. Solo cuatro pacientes tuvieron que ser hospitalizados. Al menos 20 de los 21 pacientes se habían recuperado por completo para el 23 de diciembre o habían recibido el alta hospitalaria para entonces.
No existe un agrupamiento geográfico de los casos y se rastrearon hasta lotes distintos de la vacuna, así que no hay evidencias de que la contaminación de la vacuna fuera un problema. La investigación sobre los casos aún está en sus primeras fases y hay una incidencia elevada en mujeres, lo que podría deberse a un fenómeno biológico real o podría reflejar el hecho de que más mujeres que hombres —un 62 por ciento de los 1,89 millones— recibieron la vacuna durante el periodo del estudio.
¿Existe alguna diferencia en lo referente al riesgo entre las vacunas de Pfizer-BioNTech y Moderna?
Por ahora, no. Según el total en bruto, se han producido más casos por la vacuna de Pfizer y BioNTech que la vacuna de Moderna, pero las autoridades de los CDC afirman que es probable que se deba a que la versión de Pfizer y BioNTech se autorizó primero y, por consiguiente, se administró a más personas durante el periodo de estudio.
En total, se administraron 1 893 360 dosis de la vacuna de Pfizer y BioNTech durante el periodo de estudio, unas 8,5 veces más que las 224 322 dosis de Moderna administradas en ese mismo periodo. Es más, la distribución de la vacuna de Moderna no empezó hasta los tres últimos días del periodo de estudio, el 21 de diciembre. De las dosis de Moderna, los CDC solo recibieron un informe de un caso de anafilaxia y están a la espera de más datos.
¿Debería ponerme la vacuna?
En la rueda de prensa, Messonnier y Tom Clark, líder del equipo de evaluación de vacunas de los CDC, insistieron en que, en general, cuando se recomienda ponerse la vacuna, la gente debería ponérsela.
Para garantizar una respuesta rápida en caso de reacción alérgica rara, las personas deben permanecer 15 minutos en observación después de recibir la vacuna. Las personas con antecedentes de anafilaxia o reacciones alérgicas inmediatas tendrán que estar supervisadas durante 30 minutos.
Clark describió dos ejemplos específicos de personas que no deberían recibir el programa de vacunación completo de dos dosis de la vacuna de Pfizer y BioNTech: «Si ha sufrido una reacción inmediata a su primera dosis [de la vacuna anti-COVID-19], no se ponga la segunda, y si sabe que tiene una alergia a los componentes de la vacuna o a compuestos relacionados, recomendamos que no se vacune en este momento». Las personas que no estén seguras de si serán alérgicas a un ingrediente de la vacuna deberían hablar con su médico antes de vacunarse.
Específicamente, los CDC advierten que las vacunas anti-COVID-19 que utilizan ARN mensajero (ARNm) —incluidas las vacunas de Pfizer-BioNTech y Moderna— también contienen macrogol para proteger el ARNm, así que las personas alérgicas al compuesto no deberían ponerse la vacuna. Del mismo modo, las personas alérgicas a los polisorbatos —que son químicamente parecidos al macrogol— no deberían vacunarse en este momento.
En general, los CDC recomiendan que las personas a las que les preocupan las alergias consulten a su médico.
«Existe una diferencia importante entre alguien que ha sufrido una reacción alérgica leve en la infancia y alguien que ha sufrido una reacción alérgica grave la semana pasada», declaró Messonnier. «Será importantísimo que un médico ayude a que el paciente decida».
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.