¿Y si los extraterrestres existen pero simplemente están escondiéndose de nosotros? Explicando la teoría del bosque oscuro
¿Podría haber una sociedad extraterrestre tecnológicamente avanzada escondiéndose en NGC 604, una región de estrellas formativas en la galaxia Triangulum captada en esta imagen del telescopio espacial James Webb? Los astrónomos llevan mucho tiempo preguntándose por qué todavía no hemos encontrado civilizaciones alienígenas incluso sabiendo que la humanidad es joven y nuestro universo antiguo, una interrogante conocida como la paradoja de Fermi.
La famosa paradoja de Fermi ha hechizado a los astrónomos durante más de medio siglo. En pocas palabras: si el cosmos tiene casi 14 000 millones de años, ¿dónde están las sociedades interestelares? ¿Por qué no han venido a saludarnos? Se han propuesto innumerables soluciones a este enigma, pero quizá ninguna más escalofriante que la teoría del bosque oscuro.
Según esta suposición, la razón por la que no podemos ver a estas civilizaciones alienígenas es que están todas escondidas. A diferencia de la humanidad (cuyas transmisiones de radio han resonado durante mucho tiempo en nuestro vecindario galáctico local), todas estas sociedades han llegado a la conclusión de que es demasiado peligroso transmitir su ubicación a vecinos potencialmente hostiles.
Es una idea aleccionadora, que está ganando atención ahora que se presenta en El problema de los 3 cuerpos, una adaptación de Netflix de la trilogía literaria de la autora Cixin Liu. Pero, ¿es una solución plausible a la paradoja de Fermi? De todas las respuestas propuestas, los expertos afirman que la hipótesis del bosque oscuro es la menos probable.
Aunque es posible que varias inteligencias extraterrestres, o ETIs (por sus siglas en inglés), se oculten por miedo, es improbable que todas lleguen a la misma conclusión.
"Ni siquiera vemos ese mismo comportamiento en las culturas de la Tierra", afirma Moiya McTier, astrofísica, escritora y folclorista. Algunas inteligencias extraterrestres pueden tener miembros que actúen todos al unísono. Pero otros tendrán grupos divergentes, con comportamientos independientes: algunos tenderán más hacia la agresividad o el pacifismo, la curiosidad o la reclusión. Si uno de ellos saluda, ese bosque oscuro se convertirá en una hoguera encendida para que lo veamos.
Pero técnicamente todo es posible si tenemos en cuenta que, para empezar, no tenemos ninguna prueba de la existencia de vida extraterrestre, inteligente o no. Quizá todo el mundo se esté escondiendo de verdad. Quizá exista realmente una amenaza acechando ahí fuera, en algún lugar de la oscuridad. Y puede que la humanidad aún no se haya dado cuenta.
(Relacionado: Si existe vida extraterrestre cerca, lo más probable es que esté en este planeta)
Los argumentos a favor de la teoría del Bosque Oscuro
La paradoja de Fermi fue planteada casualmente por el físico Enrico Fermi durante una charla a la hora del almuerzo allá por 1950. Tiene muchos matices, pero en su núcleo se encuentra esta premisa central: nuestro sistema solar sólo tiene 4600 millones de años, mientras que el universo tiene 13 800 millones de años. Eso es tiempo de sobra para que la vida en otros planetas se convierta en sociedades tecnológicamente avanzadas, capaces de cruzar el mar de estrellas y crear puestos avanzados o nuevas sociedades en innumerables mundos.
Pero aún no hemos encontrado ninguna señal de estas sociedades. Entonces, ¿dónde está todo el mundo?
"Hay tantas posibles soluciones superpuestas a la paradoja de Fermi", dice McTier. ¿Es simplemente el espacio demasiado vasto para que las sociedades alienígenas hayan llegado ya a la Tierra? ¿Se autodestruyen todas antes de convertirse en interestelares? ¿Somos la única sociedad tecnológicamente avanzada en nuestro rincón del cosmos? ¿La evolución de la vida es cada vez más rara?
"Lo único que dice la paradoja de Fermi es que las civilizaciones son raras. No te dice por qué son raras", dice Ian Crawford, científico planetario y astrobiólogo en Birkbeck, Universidad de Londres (Reino Unido); "una de las soluciones es: sí, están todas ahí fuera, pero se esconden. Si se delatan, alguien vendrá y los destruirá".
La idea de que estos alienígenas del espacio son simplemente reacios a revelarse ha figurado en la narrativa de ciencia ficción durante muchas décadas. Liu, en su libro de 2008, dio a la hipótesis un nombre pegadizo. Describe el universo como un bosque oscuro en el que cada sociedad alienígena es como un cazador temeroso y armado que avanza con cautela. Si ese cazador encuentra "otra vida (otro cazador, un ángel o un demonio, un bebé delicado o un anciano tambaleante, un hada o un semidiós) sólo puede hacer una cosa: abrir fuego y eliminarlos. En este bosque, el infierno son los demás".
Tener miedo tiene sus ventajas evolutivas: podemos estremecernos ante un ruido extraño en la noche y, aunque la mayoría de las veces es inofensivo, nuestra cautela puede salvarnos la vida la única vez que provenga de una amenaza real.
"No se puede negar que hay cierto valor de supervivencia en ser agresivo", Seth Shostak, astrónomo senior del Instituto de Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre de Estados Unidos. Elimina preventivamente a la competencia y podrás dormir más seguro mientras obtienes recursos extra. La historia de la humanidad (y su presente) está plagada de sombríos ejemplos de ello.
La Tierra, por su parte, ya se ha anunciado al universo. En noviembre de 1974, la Tierra envió esta imagen, llamada mensaje de Arecibo, hacia el cúmulo estelar globular M13. Su mensaje binario informa a las sociedades extraterrestres sobre la Tierra, incluyendo nuestro sistema de numeración (naranja-rojo), las fórmulas de varios elementos (púrpura), la población de la Tierra (fucsia) y, por supuesto, una figura humana (ultramar).
El telescopio espacial Hubble captó esta instantánea de cientos de miles de estrellas moviéndose en M13, uno de los cúmulos globulares más brillantes y conocidos del cielo boreal. Si existen civilizaciones extraterrestres, los expertos afirman que es poco probable que todas se escondan por miedo, como sugiere la teoría del Bosque Oscuro.
Los argumentos en contra de la teoría del Bosque Oscuro
Afortunadamente, el Bosque Oscuro tiene una plétora de problemas difíciles de resolver: el más obvio es que resulta extremadamente difícil ocultar un mundo tecnológicamente avanzado.
Mucho antes de que la búsqueda activa de vida extraterrestrese convirtiera en una práctica científica global, las señales de radio de las comunicaciones intraespecies cotidianas de la Tierra han estado emanando hacia el vacío, algo que una sociedad alienígena cercana con la esperanza de encontrar un nuevo aliado, o un nuevo objetivo, podría detectar fácilmente.
Aunque hayamos empezado a comprender la hipotética amenaza, tampoco es que vayamos a quedarnos completamente callados. "Nunca hemos pensado lo más mínimo en apagar todos los radares porque pudiera ser peligroso", dice Shostak; "simplemente no va a ocurrir".
Incluso si una inteligencia extraterrestre intentara ocultarse, podría no ser lo suficientemente sofisticado como para funcionar. Algunas sociedades alienígenas pueden haber encontrado la forma de disimular todo su ruido, pero otras pueden seguir dando el juego accidentalmente sin darse cuenta. "La forma en que los hombres de las cavernas se esconden es muy distinta de la forma en que se esconden los klingons", afirma Shostak.
La analogía del bosque también se desmorona cuando se considera la verdadera naturaleza del universo, o simplemente de nuestra propia galaxia gigantesca. El bosque puede parecer enorme e interminable en la oscuridad, pero eso es una miseria comparado con el espacio.
"Puede que haya alienígenas hostiles ahí fuera", dice Shostak. Pero es probable que las distancias entre ellos sean insondablemente vastas, tanto que la idea de que sintieran la necesidad de atacarse preventivamente unos a otros parece extraña. Incluso si se temieran mutuamente, la extensión entre ellos significa que probablemente no necesitarían competir por los recursos; cada uno tendría mundos, asteroides e incluso estrellas casi ilimitados que explotar.
El hecho de que la Tierra sea, según los estándares universales, una sociedad tecnológica joven, ruidosa y vulnerable, también implica por defecto que (si hay vida extraterrestre ahí fuera) no todas pueden ser instintivamente agresivas.
"Si hay tantas civilizaciones, y algunas de ellas podrían destruirnos, entonces tenemos que explicar cómo no ha ocurrido", afirma Karim Jebari, investigador del Instituto de Estudios Futuros de Estocolmo (Suecia); "quizá haya un Imperio Galáctico que mantenga las hostilidades a raya, o quizá sea realmente difícil... atacarse unos a otros a través de distancias interestelares".
O, como ha sugerido Jebari en un artículo reciente, las inteligencias extraterrestres han llegado a la misma conclusión lógica: que siguen existiendo porque otras sociedades alienígenas avanzadas han optado por no atacarles, quizá esperando en su lugar mantener una conversación mutuamente beneficiosa. "No tenemos motivos para atacarles de forma preventiva", afirma Jebari; "si son inteligentes... quizá estén pensando lo mismo de nosotros".
Que todos las ETI compartan el muy humano instinto de suponer lo peor de una entidad desconocida es también una presunción masiva.
"Para mí, [el bosque oscuro] es una de las explicaciones menos convincentes de la paradoja de Fermi, porque se basa en unas cuantas suposiciones antropocéntricas que no me parecen justas", dice McTier. El miedo es algo poderoso. Pero también lo es la curiosidad.
(Relacionado: Encontrados unos minerales 'alienígenas' jamás vistos antes en la Tierra)
El escenario de la pesadilla
Esto no significa necesariamente que la hipótesis del bosque oscuro sea inviable. El problema es que para abordar los agujeros de la teoría hay que aumentar el factor terror.
"El escenario de pesadilla es suponer que los que se esconden tienen razón", dice Crawford; "supongamos que, en algún momento de la historia de la galaxia, una civilización tecnológica... decidió que siempre que se encontraran planetas con vida o tecnología, iban a destruirla".
En otras palabras, si el exterminio por el exterminio era el objetivo, entonces el bosque oscuro parece más plausible. "Si algo así ha estado ocurriendo en la historia de la galaxia, entonces sí que explicaría la paradoja de Fermi", afirma Crawford.
Puede que nuestro rincón del cosmos sea tranquilo porque la vida es una rareza extrema. Tal vez estemos solos porque las sociedades alienígenas tienen la mala costumbre de aniquilarse a sí mismas cuando descubren algo como las armas atómicas.
O, tal vez, "no los vemos porque no están ahí", dice Crawford, porque una entidad asesina va de estrella en estrella extinguiendo cualquier señal de vida: "eso es lo realmente aterrador".
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.