Este fotógrafo de tiburones pide prudencia tras un ataque mortal
Pese a haber buceado cientos de veces con estos depredadores, Brian Skerry actúa con cautela ante el aumento de las poblaciones de focas que atraen a los tiburones a las playas de Nueva Inglaterra.
Es esa época del año. SharkFest. Proyecciones de la película Tiburón en los autocines, cada vez más populares. Sin embargo, el lunes llegó una noticia atroz: el primer ataque mortal de un tiburón en Maine.
El fotógrafo Brian Skerry, que ha pasado más de 10.000 horas buceando, lleva años documentando a los tiburones, a veces desde una jaula ante la cercanía de las temibles criaturas. Sabe que un éxito medioambiental —el repunte de las poblaciones de tiburones en la costa de Cape Cod y Maine— se debe en parte al repunte de su presa favorita: las focas.
Mucho antes del ataque, Brian había documentado la relación entre tiburones y focas. En la imagen superior, en Cape Cod, Brian colocó una cámara en una foca señuelo que había diseñado y construido para fotografiar a un tiburón preparado para engullir la cena. Debajo, capturó una imagen de las focas grises cerca de una playa de Cape Cod y, en la misma imagen, más mar adentro, un solo tiburón blanco de caza. Las autoridades creen que un tiburón confundió a la víctima del ataque del lunes con una foca.
A medida que las poblaciones de tiburones blancos y focas se recuperan, la relación entre depredador y presa resurgirá allí donde coincidan estas dos especies, cuenta a Nat Geo Greg Skomal, experto en los tiburones blancos del Atlántico. Debajo, un grupo de focas grises de la isla de Monomoy, en la localidad de Chatham, Massachusetts.
Últimamente, Brian ha estado buceando en la costa de Nuevo Hampshire y Maine, centrándose en las langostas y en las anémonas coloridas. Dice que no se quedará cerca de la superficie (donde los tiburones se alimentan de focas), pero reconoce que se siente «muy preocupado». «La idea de bucear en aguas frías con visibilidad limitada y con la cabeza enterrada en el visor, enfocar una langosta en el fondo del mar y levantar la vista para ver un tiburón blanco acercándose resulta muy inquietante», nos contó la tarde del jueves pasado.
Los tiburones rara vez atacan a los humanos y esa ha sido su experiencia. «He hecho cientos, quizá miles de inmersiones para fotografiar tiburones a lo largo de años y solo he tenido la necesidad de salir del agua porque me sentía inseguro en tres o cuatro ocasiones».
Con todo, pide cautela a los bañistas cerca de aguas donde hayan avistado a tiburones blancos y no recomienda nadar, surfear ni practicar boogie boarding. En la imagen de debajo vemos a Brian en aguas más tranquilas, con la cámara y las luces submarinas, fotografiando un banco de pinchaguas en su migración anual por Mill Brook en Westbrook, Maine.
David Beard es el editor ejecutivo de newsletters de National Geographic.
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Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.