Estos fotógrafos trotamundos redescubren su propio entorno desde el confinamiento
Estos fotógrafos están acostumbrados a estar fuera de casa y viajar por trabajo, pero ahora sus imágenes capturan la vida en confinamiento.
Gante, Bélgica—«A los niños de mi barrio se les da muy bien el distanciamiento social», afirma la fotógrafa Bieke DePoorter. «Es genial escuchar cómo juegan separados por las vallas».
La pandemia de la COVID-19 ha reducido el mundo a nuestras casas y a unas pocas tiendas esenciales, por lo que las personas y los lugares que nos rodean (nuestros barrios y vecinos) han adquirido más importancia. Ahora los vemos de verdad, cuando antes quizá pasábamos a toda prisa de camino al trabajo con la vista puesta en el siguiente lugar al que ir o el siguiente recado que hacer. Ahora tenemos tiempo para fijarnos en la gente que camina hacia nosotros, aunque solo sea para apartarnos a dos metros y asentir en solidaridad. Observamos los cambios en nuestros barrios (tiendas cerradas, calles vacías, aves enloquecidas por la primavera) porque no hay ningún otro lugar al que ir ni mucho más que ver.
Esta conciencia acrecentada se aplica particularmente a los fotógrafos que están acostumbrados a estar fuera de casa para trabajar por todo el mundo. Ahora vuelven la mirada a los lugares y las personas que los rodean. En Normandía, Francia, un fotógrafo observa cómo una vecina ayuda a otro, mientras que en París otro captura el momento en que unos amigos comparten una copa intentando mantener las distancias. En la ciudad de Nueva York, una fotógrafa llora al carnicero local, mientras que en Dallas otro admira el patio trasero/gimnasio de su vecino. En Estambul y Delhi, los fotógrafos encuentran motivos de celebración viendo sus vecindarios desde balcones y azoteas por primera vez.
¿Cómo cambia la perspectiva que tenemos de nuestros vecinos y nuestros barrios cuando son las únicas personas y lugares que podemos ver? Los fotógrafos de National Geographic y Magnum Photos te traen una perspectiva mundial de los efectos del coronavirus en los mundos que ven dentro y fuera de sus casas.
La actual crisis de COVID-19 ha restringido los movimientos de la mayoría de los fotógrafos Magnum. En el marco de una respuesta general encabezada por los fotógrafos, una nueva serie llamada «Diario de una pandemia» presentará nuevas imágenes selectas y «Conversaciones en cuarentena» presentará a los fotógrafos Magnum en diálogos francos y sin editar sobre su trabajo, los temas actuales y todo lo que hay entre medias.
Barcelona, España—«Mientras iba al supermercado, que queda a 50 metros de mi piso, me topé con esta joven que llevaba una bolsa de plástico para protegerse la mano. Me dijo que suele llevar mascarilla y guantes cuando va a la compra», cuenta el fotógrafo Paolo Verzone.
Kuala Lumpur, Malasia—«Las carreteras que antes estaban abarrotadas han quedado desiertas», afirma el fotógrafo Ian Teh. «Las bicis de repartidores y los taxis suelen ser los únicos vehículos que se ven en mi barrio».
Normandía, Francia—El fotógrafo Jean Gaumy capturó una escena de solidaridad: una mujer le lleva comida a un vecino mayor.
Vallejo, California, Estados Unidos—Un día, cuando salió el sol, «mi pareja y yo fuimos en bici para saludar a algunos amigos del barrio, intentando ceñirnos a la norma de dos metros», cuenta la fotógrafa Carolyn Drake.
Vallejo, California, Estados Unidos—Un día, cuando salió el sol, «mi pareja y yo fuimos en bici para saludar a algunos amigos del barrio, intentando ceñirnos a la norma de dos metros», cuenta la fotógrafa Carolyn Drake.
Nairobi, Kenia—«La Pascua es una época de reunión en el barrio», cuenta la fotógrafa Nichole Sobecki. «Este año, al no poder ir a ninguna parte, viajamos con la mente. Los rayos de luz proyectaban una comedia y Charlie Chaplin se movía a trompicones por los engranajes de la industria en Tiempos modernos.
Madrid, España—«Cada día, a las ocho, los balcones se llenan de gente que aplaude a los trabajadores sanitarios por su valentía, devoción y dedicación», afirma la fotógrafa Cristina García Rodero.
Tepic, México—Un día, el fotógrafo César Rodríguez fue a casa de su tío de 77 años para llevarle la compra. «Lo llamé una y otra vez y no respondía, así que subí las escaleras y me lo encontré así», cuenta Rodríguez.
Topanga, California, Estados Unidos—«Caminar y conectar con mis padres en el barrio donde crecí ha sido muy sanador en una época de aislamiento social extremo», afirma el fotógrafo Ivan Kashinsky. Sus padres, Deborah y Dan, miran por una ventana de su casa.
Graz, Austria—El fotógrafo Chien-Chi Chang contempla un barrio lleno de ventanas desde su casa, en Austria.
Catania, Italia—El fotógrafo Alex Majoli ha pasado el último mes cubriendo la pandemia con su becario, Matteo. «Cada día nos miramos a los ojos para ver si alguno tiene el virus», afirma Majoli.
Nesoddtangen, Noruega—Durante las vacaciones de Semana Santa, la hija de un vecino se pasó por aquí para visitar a la familia del fotógrafo Jonas Bendiksen.
Nueva York, Estados Unidos—Un recordatorio en honor a Moe Albanese, un carnicero de Little Italy que falleció con coronavirus a los 95 años. «Moe Albanese aprendió el oficio de carnicero de su madre, Mary», dice la fotógrafa Susan Meiselas. «Eran mis vecinos de al lado y toda una leyenda».
Johannesburgo, Sudáfrica—«En nuestro barrio, las únicas personas que vemos por la calle son los trabajadores esenciales de camino a la oficina o a casa».
Milán, Italia—Un hombre, fotografiado por Camilla Ferrari con unos prismáticos, fuma en su balcón en el décimo día del confinamiento.
Delhi-Territorio de la Capital Nacional, India—«La entrega de pedidos de los supermercados es un evento cotidiano por tiempo limitado», afirma la fotógrafa Smita Sharma. «El comerciante trae los pedidos y los dispone en una pista de bádminton abierta que se ha dividido según las torres del complejo de apartamentos».
Thokoza, Sudáfrica—«La gente no ha dejado de salir a la calle», afirma el fotógrafo Lindokuhle Sobekwa. «Pasan el rato junto al kiosco con sus amigos. Los niños juegan en las calles y solo vuelven a casa cuando la policía les dice que se queden dentro».
Estambul, Turquía—Los vecinos del fotógrafo Emin Ozmen toman el sol desde el balcón. «Nunca había hablado con ellos hasta ahora», cuenta. «Nunca los había visto. Ahora me alegra verlos todos los días desde casa».
Moscú, Rusia—«Hace tiempo que vi a este perro», afirma la fotógrafa Nanna Heitmann. «Ha cambiado de conjunto, aparentemente para adaptarse a la situación actual. Pasea al menos tres veces al día, a veces con una mujer y otras con un hombre».
París, Francia—Unos vecinos comparten una copa en el callejón, intentando mantener una distancia segura.
Tierra del Fuego, Argentina—«Desde que se estableció la cuarentena obligatoria en Tierra del Fuego, hace casi un mes, el barrio ha quedado desolado», cuenta la fotógrafa Luján Agusti. Fotografió a su vecina Alejandra cuando volvía del supermercado.
Santa Rosa, California, Estados Unidos—«Mi hija Catalina echa mucho de menos a sus amigos, así que pasamos por sus casas en coche y visitamos a sus mejores amigas», cuenta la fotógrafa Alessandra Sanguinetti. «Está rompiendo las reglas al darle las manos a su mejor amiga, Avery».
Dallas, Texas, Estados Unidos—«Nuestro vecino deja que amigos y clientes pasen a su patio trasero para hacer ejercicio», cuenta el fotógrafo Carl De Keyzer.
Nueva York, Estados Unidos—«Los cambios en el barrio han sido asombrosos», afirma el fotógrafo Peter van Agtmael. «Se convirtió en una ciudad fantasma de la noche a la mañana».
Delhi, India—«Vivo en un piso de una habitación en la azotea de un edificio residencial», cuenta el fotógrafo Sohrab Hura. «Esta forma de vida es algo muy de Delhi y está desapareciendo poco a poco. Con el confinamiento, la gente ha vuelto a salir a las azoteas».
Minneapolis, Minnesota—«Parecía un cine al aire libre como los de antes», cuenta el fotógrafo David Guttenfelder. «La gente había aparcado los coches dejando espacios anchos entre ellos para observar la belleza fílmica de la naturaleza».