Estos fotógrafos documentan el poder tranquilizador de la naturaleza en plena pandemia
Estas imágenes capturan el alivio que hallan algunas personas cuando pueden salir al aire libre.
Topanga, California—«Hemos paseado por los caminos alrededor de casa en busca de sitios donde los niños puedan corretear y jugar», cuenta el fotógrafo Ivan Kashinsky.
Aunque la pandemia de COVID-19 haya clausurado buena parte de los lugares del mundo controlados por los humanos, la naturaleza no ha recibido el mensaje, por suerte. Los pájaros siguen piando, las flores siguen floreciendo, las brisas siguen soplando entre los árboles y la gente sigue absorbiendo la naturaleza que la rodea tanto como permiten las normas locales. Las calles están vacías, pero los parques —si siguen abiertos— no tanto.
Los fotógrafos, la mayoría de ellos confinados en casa como todo el mundo, han capturado este anhelo de naturaleza. En Kuala Lumpur, un fotógrafo suspira por la exuberante vida tropical que ve tras el cristal de la ventana. En Topanga, California, una familia reserva los paseos para el anochecer, cuando todos los vecinos han vuelto a casa. En Amán, Jordania, un fotógrafo busca consuelo en el cielo; en Estambul, otro lo descubre en el agua. Y un joven de Johannesburgo encuentra belleza en las flores silvestres que crecen a lo largo de una alambrada de espino.
¿Cómo conectamos con la naturaleza cuando tenemos un acceso limitado a ella? Los fotógrafos de National Geographic y Magnum Photos te traen una perspectiva mundial de los efectos del coronavirus en los mundos que ven dentro y fuera de sus casas.
La actual crisis de COVID-19 ha restringido los movimientos de la mayoría de los fotógrafos Magnum. En el marco de una respuesta general encabezada por los fotógrafos, una nueva serie llamada «Diario de una pandemia» presentará nuevas imágenes selectas y «Conversaciones en cuarentena» presentará a los fotógrafos Magnum en diálogos francos y sin editar sobre su trabajo, los temas actuales y todo lo que hay entre medias.
Mineápolis, Estados Unidos—«No intento hacer una declaración importante sobre la pandemia. Solo intento disfrutar del placer pasajero de observar en un tiempo de profundo desasosiego», cuenta el fotógrafo Alec Soth, que sacó esta foto con unos prismáticos y su iPhone.
Mineápolis, Estados Unidos—«No intento hacer una declaración importante sobre la pandemia. Solo intento disfrutar del placer pasajero de observar en un tiempo de profundo desasosiego», cuenta el fotógrafo Alec Soth, que sacó esta foto con unos prismáticos y su iPhone.
Nueva York, Estados Unidos—«Siempre me he preguntado quién cuida del huerto de la azotea del edificio de enfrente», cuenta el fotógrafo Ismail Ferdous. «Como otros neoyorquinos, ahora por fin veo a mis vecinos».
Londres, Inglaterra—«Para transmitir a mis hijos la sensación del lento transcurrir del tiempo, decidí fotografiar algunas cosas que podemos ver en casa o por la ventana cada día hasta que termine el confinamiento», cuenta la fotógrafa Olivia Arthur, que recibió estas flores en el Día de la Madre (22 de marzo en el Reino Unido). «Vimos cómo se marchitaban hasta que tocó decir adiós, en poco menos de dos semanas».
Bahía, Brasil—«Mi marido ha practicado el distanciamiento social desde que se mudó al campo hace dos años. Nos mudamos en busca de una vida más sencilla cercana a la naturaleza», cuenta la fotógrafa Luisa Dörr.
Vlaardingen, Holanda—«Compartimos este jardín con las 18 familias que viven en nuestro bloque de apartamentos. Este espacio verde tranquilo es el paraíso para nuestras dos hijas. Mi hija mayor, Merel, está tumbada y mira las nubes que pasan lentamente», afirma el fotógrafo Jasper Doest.
Les Vosges, Francia: «Lo más raro es que las ciudades están en silencio y el bosque está lleno de ruidos de animales y pájaros», afirma el fotógrafo Jerome Sessini.
Johannesburgo, Sudáfrica—«"Naturaleza" es un término complejo en lo que a Johannesburgo respecta», afirma el fotógrafo Lindokuhle Sobekwa. Explica que la gente de los municipios no suele contar con espacio suficiente para tener jardines. «Cuando yo era niño, solíamos recoger y jugar con unas flores que crecían cerca de un vertedero».
Gotemburgo, Suecia—Durante un paseo vespertino, la fotógrafa Acacia Johnson y su pareja descubrieron un viejo barco sobre la colina más alta de su barrio. El barco hizo que se preguntaran: «¿Cómo había llegado hasta allí? ¿Cómo lo devolveremos? Pero también: ¿qué podemos ver desde allí arriba que no podemos ver en circunstancias normales?».
París, Francia—El fotógrafo Thomas Dworzak celebró el Nouruz, el Año Nuevo persa, con su mujer. Después recogió las plantas que habían usado para las decoraciones festivas. Quería devolverlas a la naturaleza tirándolas al Sena.
Xalisco, México—«Nuestra azotea es un lugar al que siempre habíamos querido ir, pero nunca íbamos», afirma el fotógrafo César Rodríguez. «Ahora la usamos para ver más allá de nuestra casa, hasta las montañas que nos rodean».
Naklo, Eslovenia—Ciril Jazbec y su familia caminaron desde su casa por un bosque para llegar a una parte aislada del río Sava. «Ahora el agua del río parece más transparente».
Atenas, Grecia—El fotógrafo Enri Canaj tiene una pequeña selva en el balcón. «Un pirata travieso manda a los animales volando desde el segundo piso, pero siempre rescatamos a todos», cuenta.
Johannesburgo, Sudáfrica—«Somos muy privilegiados por tener este espacio al aire libre», cuenta la fotógrafa Miora Rajaonary. «Es más que un patio de juegos. Se ha convertido en nuestro refugio, nos invita a fijarnos bien y durante más tiempo y a reflexionar».
Mszczonow, Polonia—El fotógrafo Rafał Milach halló una escena relajante en la zona de la sauna de un parque acuático que abrió justo antes de que comenzara el brote de coronavirus.
Kuala Lumpur, Malasia—«Me subí a un banco para ver mejor el mundo desde el ventanal de mi salón, en un noveno piso», cuenta el fotógrafo Ian Teh. «En el aire había una dulzura aromática que venía de los árboles cercanos tras un chaparrón tropical».
Ontario, Canadá—«Vivo en una granja de 30 hectáreas», cuenta el fotógrafo Larry Towell. «Cuando veo la foto de nuestra nieta de ocho años, Tilley, ayudándome a recoger leña, tengo buenas sensaciones respecto al futuro».
Moscú, Rusia—«Moscú está en confinamiento total», cuenta la fotógrafa Nanna Heitmann. «Ahora solo el gato puede disfrutar de los parques vacíos y silenciosos. Echo de menos la naturaleza, los bosques y los campos más que nunca».
Estambul, Turquía—«Estaba paseando cerca del estrecho del Bósforo, pensando que nunca me había sentido tan solo en la ciudad, cuando vi una escena increíble: miles de medusas disfrutando del agua tranquila y azul de Estambul», cuenta el fotógrafo Emin Özmen.
Petaluma, Estados Unidos—«Esta última semana he observado por dentro y por fuera el lugar donde vivo, he caminado por el perímetro del terreno y fotografiado lo que encuentro, como el caballo Harry», cuenta el fotógrafo Jim Goldberg.
Johannesburgo, Sudáfrica—A orillas del río Jukskei, en la provincia de Alexandria, Gulshan Khan fotografió a Listen Dube, que reza aquí a diario. «Hallo poder rezando solo y conectando con la naturaleza», contó Dube a Khan.
Rochester, Estados Unidos—«Hemos hecho viajes a las orillas del río Genesee», cuenta el fotógrafo Gregory Halpern. «Algunas partes están diseñadas a modo de parque, pero el resto son tramos de naturaleza desaliñados y vacíos que se adaptaron perfectamente a nuestras necesidades».
Madrid, España—«En casa solo tengo plantas artificiales, hermosas pero inertes», cuenta la fotógrafa Cristina García Rodero. «Ahora que estoy en casa y puedo cuidar de ellas, me gustaría tener el piso lleno de plantas y ramos de flores y ver cómo se abren día a día y huelen a primavera».
Petaluma, Estados Unidos—Los pollitos que tiene la fotógrafa Alessandra Sanguinetti estaban creciendo tan rápido que los sacó para que «conocieran a sus futuros acosadores».
Nairobi, Kenia—«Doy gracias por el shock de color que recibo cada mañana, los regalos del mundo esparcidos por mi jardín, como una piel verde que cubre nuestras heridas», afirma la fotógrafa Nichole Sobecki.
Amán, Jordania—«Tenemos mucha suerte por tener terraza en casa», cuenta Moises Saman. «Nos permite ver el cielo y las nubes cuando la situación se vuelve demasiado estresante».
Tintern, Gales—«Lo primero que hago cada mañana es hacer café y ver los pájaros por la ventana», cuenta el fotógrafo David Hurn. «Mientras contemplo el mundo confinado, no puedo evitar compadecerme por “nuestros amigos con plumas”. Pasan toda la vida preparados para una muerte violenta a manos de algún depredador. ¿Serán conscientes?».
Gante, Bélgica—En su paseo diario, la fotógrafa Bieke Depoorter se topó con un astrónomo aficionado. «La imagen que vi desde el telescopio me dejó sin habla e imaginé otro mundo, sintiendo el consuelo del cosmos», afirma.
Topanga, Estados Unidos—«Nuestras breves salidas diarias siempre son hacia la noche para evitar a los vecinos», cuenta la fotógrafa Karla Gachet. «Intentamos encontrar lugares ocultos para pasar el rato. Sentimos el viento en la piel y dejamos atrás el drama del día mientras se pone el sol».