Un tribunal obliga a la EPA a prohibir el peligroso insecticida clorpirifós

El clorpirifós se ha vinculado al bajo CI y a problemas de desarrollo en niños, pero lleva mucho tiempo en el medio ambiente.

Por Lori Cuthbert
Publicado 28 ago 2018, 12:02 CEST
Clorpirifós
Un capataz supervisa a los trabajadores mientras recogen fruta en un frutal de Arvin, California, en 2004. El 9 de agosto de 2018, un tribunal federal dictaminó que la EPA debía prohibir el empleo de un insecticida habitual llamado clorpirifós que se ha vinculado a problemas neurológicos en niños.
Fotografía de Damian Dovarganes, Ap

Si estás vivo, es de suponer que has entrado en contacto con un insecticida llamado clorpirifós. Puede que hayas sufrido o no sus efectos, pero hasta hace relativamente poco, se usaba habitualmente para quitar de en medio a todos esos insectos molestos: mosquitos, cucarachas y otros bichejos indeseables.

Un tribunal de apelación federal dictaminó el 9 de agosto que la Agencia de Protección Medioambiental estadounidense (EPA, por sus siglas en inglés) deberá prohibir el uso de clorpirifós, según The Associated Press, oponiéndose a la revocación de la EPA en 2017 de la labor del gobierno de Obama de 2015 para deshacerse de una vez por todas de este peligroso veneno.

Dow Chemical Co. introdujo el clorpirifós en hogares y campos de cultivo en 1965, lo que supuso un freno bastante eficaz para casi todos los insectos. Propietarios y agricultores lo usaban; también lo hacían los campos de golf y los municipios. Estaba por todas partes, y no solo en Estados Unidos, sino que el uso del clorpirifós se extendió por todo el mundo.

Poco después de la introducción del insecticida, los estudios realizados indicaron que la cercanía al mismo era peligrosa para las personas. El uso doméstico del clorpirifós se prohibió en Estados Unidos en el año 2000, cuando Dow lo retiró voluntariamente del mercado, aunque todavía se encuentra en trampas para insectos. Los campos de golf siguen usándolo para combatir plagas, algo que también hacen los agricultores, que lo aplican en casi 50 cultivos —muchos de los cuales consumimos, como las naranjas— y en las etiquetas del ganado vacuno.

El clorpirifós es bastante peligroso: pertenece a la misma clase de productos químicos que el sarín, una clase conocida como organofosfatos. El clorpirifós es básicamente un agente nervioso que ataca las rutas químicas y provoca fallos en la capacidad de los nervios para comunicarse. Puedes exponerte a él inhalándolo, ingiriéndolo o mediante contacto cutáneo.

Los efectos de este insecticida en animales y humanos se han investigado ampliamente desde los años 70. Según los estudios, el clorpirifós afecta a los seres vivos en distinta medida: es muy tóxico para aves e insectos como las abejas, bastante tóxico para los peces y moderadamente tóxico para humanos. Sin embargo, más estudios recientes en niños pequeños han descubierto un vínculo entre el clorpirifós y el bajo CI y los problemas de desarrollo, según Pesticide Action Network.

Respecto al futuro del clorpirifós, el tribunal federal dictaminó que la EPA debía prohibir su uso en un plazo de 60 días.

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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