¿Puedes resolver el problema del plástico? Tus ideas tienen premio
El plástico asedia el océano. Un nuevo reto de innovación propuesto por Sky Ocean Ventures y National Geographic busca posibles soluciones al problema de la contaminación.
Esta historia forma parte de ¿Planeta o plástico?, una iniciativa plurianual para crear conciencia sobre la crisis global de desechos plásticos. Ayúdanos a evitar que mil millones de objetos de plástico de un solo uso lleguen al mar para finales de 2020. Elige al planeta. Comprométete en www.planetaoplastico.es.
Artículo creado en colaboración con la National Geographic Society.
El plástico está en todas partes. Ha llegado hasta los rincones más remotos del mar y se acumula en las laderas de las montañas más altas. Incluso lo han descubierto en los vientres de las ballenas y en las reservas de agua subterránea que se utilizan para beber. Cada día, se produce casi un megatón más —cantidad suficiente para fabricar casi 22 billones de botellas de agua— y más del 90 por ciento jamás verá el interior de una planta de reciclaje.
¿Qué podemos hacer al respecto? ¿Cómo podemos evitar que el plástico ahogue al planeta?
Según Valerie Craig, vicedirectora científica de la National Geographic Society, para dar con soluciones a un problema tan «grande y espinoso» como este se necesitará la colaboración de todos. Las buenas ideas pueden ocurrírsele a cualquiera, en cualquier lugar. Por eso, para aprovechar la creatividad y experiencia de todo el mundo, la National Geographic Society y Sky Ocean Ventures han ideado el Ocean Plastic Innovation Challenge con el objetivo de encontrar ideas para combatir la contaminación por plástico.
«Queremos inspirar a gente de diversas procedencias para que utilice sus recursos, intente resolver los problemas que ven y alcance sus propias metas», explica Fred Michel, director de Sky Ocean Ventures, una rama de la empresa de telecomunicaciones Sky, con sede en Londres, que se dedica a la inversión de impacto. «También esperamos que se les ocurra algo increíble, algo transformador».
El desafío, anunciado el lunes, se divide en tres temas, cada uno diseñado para abordar una parte distinta de la crisis de contaminación por plástico. En cada tema se podrá optar a premios por un valor total de 500.000 dólares, así como a la oportunidad de obtener más inversión y asesoramiento empresarial de Sky Ocean Ventures.
Podrán presentarse ideas hasta el 11 de junio. Un equipo de jueces seleccionados por National Geographic y Sky Ocean Ventures escogerán las mejores ideas a principios de julio —hasta 10 finalistas por tema— y los finalistas tendrán hasta noviembre para desarrollar sus ideas. Se anunciarán los ganadores en diciembre de 2019.
El primer desafío es un llamamiento para diseñar mejores envases: una taza de café completamente biodegradable, por ejemplo; o un envoltorio para barritas de energías que se descomponga con el paso del tiempo; o una idea «comodín» que aborde un problema de envasado diferente. Los equipos podrán presentar ideas en cualquiera de las tres categorías.
El segundo desafío consiste en proponer modelos empresariales creativos y de residuos cero. ¿Cómo pueden las empresas hacer llegar sus productos a los consumidores con menos —o sin— plástico?, plantea Craig.
«La industria de los refrescos es básicamente una industria de botellas de plástico», dice a modo de ejemplo. Pero ¿existe alguna forma de llevar las bebidas a los consumidores sin que las botellas se interpongan en su camino? Los equipos podrán presentar ideas sobre cómo crear mejores modelos empresariales o aplicar soluciones tecnológicas para llevar los productos a los consumidores sin generar residuos con los envases.
Galería: Animales en un mundo contaminado por el plástico
El tercer desafío pide a los diseñadores y mineros de datos que muestren la escala del problema de la contaminación por plástico de forma creativa e intuitiva. El objetivo consiste en poner de relieve tanto la amplitud del problema —los 122 kilogramos de residuos plásticos que produce cada estadounidense al año, por ejemplo— y el poder de la acción colectiva. Los cuatro equipos finalistas colaborarán con el equipo gráfico de National Geographic para perfeccionar sus visualizaciones y el ganador se llevará un premio de 10.000 dólares.
La creatividad puede venir de cualquier parte
Hay muchas formas de acabar poco a poco con el problema de la contaminación por plástico. Algunas campañas salen directamente de la propia industria, como cuando las empresas reducen el embalaje. Otras se deben a las regulaciones, como las prohibiciones de pajitas de plástico o envases de espuma de poliestireno.
Pero otra estrategia consiste en abrir esa conversación para que cualquiera proponga una buena idea y ofrecer un premio a cambio de la mejor innovación.
«Es como encender un faro o volar un globo que dice: "¡Miren aquí! Esto es lo que nos preocupa. Resuélvanlo"», explica Fiona Murray, experta en precios e incentivos del MIT.
La historia de ofrecer premios para resolver grandes problemas técnicos o medioambientales es larga e ilustre.
A principios del siglo XVIII, los marineros europeos tenían un dilema. Habían averiguado cómo utilizar la posición del sol, medida al mediodía, para señalar su latitud exacta en el planeta, de forma que pudieran saber cuánto se habían desplazado al norte o al sur. Pero no sabían cómo medir la longitud, de forma que solo contaban con las conjeturas más aproximadas de cuánto se habían desplazado al este o al oeste.
El gobierno británico ofreció una recompensa de hasta 20.000 libras (hoy serían unos 3 millones de euros) a cualquiera que pudiera proponer una forma fiable de determinar la longitud.
Los expertos en el mar no pudieron resolver el problema: ni capitanes, ni constructores de barcos, ni científicos. Quien dio con la mejor respuesta fue un constructor de relojes llamado John Harrison, que fabricó un reloj que podía hacer un seguimiento preciso del tiempo en las cubiertas oscilantes de un barco. Si los marineros sabían exactamente la hora que era en su nave y la hora en otro lugar con una longitud precisa conocida, podían averiguar su posición exacta.
¿Se habría resuelto el problema sin Harrison? Según Reto Hofstetter, experto en administración de la Universidad de Lucerna, Suiza, dice que en algún momento se habría resuelto. Pero la recompensa sirvió como incentivo para que él y muchos más elaborasen un plan, acelerando así el descubrimiento.
Los problemas medioambientales grandes y complejos como la contaminación rara vez tienen una solución obvia. Pero los premios pueden resultar útiles para encontrar soluciones creativas que, de otro modo, jamás se habrían inventado.
Craig pone como ejemplo el Wendy Schmidt Oil Cleanup Challenge, que se propuso tras el vertido de petróleo de Deepwater Horizon en el golfo de México en 2010. Las empresas de limpieza industrial propusieron emplear las mismas técnicas que habían utilizado durante años. Pero los organizadores, la XPRIZE Foundation, se preguntaban si existiría una solución diferente, así que ofrecieron una recompensa de 1,4 millones de dólares a cambio de una nueva idea.
Un equipo de jóvenes —«que, de lo contrario, nunca habrían colaborado para resolver este problema», según Craig— propusieron una estrategia: rellenar cartuchos con material absorbente y usarlas para limpiar el desastre.
Michael espera que el nuevo Ocean Plastic Innovation Challenge fomente la misma creatividad. «El punto clave es ayudar a estos innovadores», explica. «Queremos contribuir a que su producto aumente y se desarrolle, generar innovación y, después, acudir al mercado y hacer que los consumidores adopten estas ideas».
En National Geographic estamos comprometidos con la reducción de la contaminación por plástico. Esta historia forma parte de ¿Planeta o plástico?, una iniciativa plurianual para crear conciencia sobre la crisis global de desechos plásticos. Aprende cómo reducir el empleo de plásticos de un solo uso y comprométete. #PlanetaOPlástico.