Gran parte de las áreas marinas protegidas son «parques de papel»
Pese a la oleada de declaraciones de áreas marinas protegidas, los líderes internacionales tienen dificultades para poner en práctica estas importantísimas medidas de conservación.
Muchos países reciben una gran cantidad de atención mediática cuando anuncian que protegerán miles de kilómetros cuadrados de océano. Esto se debe a que los científicos han determinado que estas Áreas Marinas Protegidas (AMP) son herramientas muy útiles para proteger la fauna y la flora marinas amenazadas por la acidificación del océano, las olas de calor, la sobrepesca y la contaminación.
Las AMP pueden aportar beneficios como la protección de especies en peligro de extinción y el reabastecimiento de las poblaciones de peces que llegan hasta pesquerías vecinas. Los parques con la normativa más estricta son los más beneficiados. Según un informe publicado el miércoles por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU (IPCC, por sus siglas en inglés), las emisiones ininterrumpidas tendrán graves consecuencias para la biodiversidad.
Sin embargo, para que las AMP alcancen el nivel de protección necesario para mitigar dichos impactos del cambio climático, los expertos sostienen que la ONU tendrá que pensar de forma mucho más crítica cómo regular dichas áreas y qué consecuencias sufrirán los países que incumplan sus promesas. Si un parque permanece en un limbo demasiado tiempo —atrapado entre la declaración y la aplicación de las protecciones—, los grupos de conservación lo denominan «parque de papel». Con todo, estos parques apenas reciben críticas internacionales.
En 2014, los científicos exigieron la protección del 30 por ciento de los mares del mundo mediante una red de AMP para 2030, pero parece que ni siquiera se alcanzará la meta de la ONU de proteger el 10 por ciento de los océanos para 2020. Aunque la ONU sostiene que estamos al 8 por ciento, los expertos advierten que solo un 2,2 por ciento de los mares del mundo están plenamente vedados de actividades comerciales y solo un 4,8 por ciento se administran de forma activa.
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«No consiste solo en proteger el 30 por ciento, sino en otorgar la máxima protección al 30 por ciento», afirma Matt Rand, director del Pew Bertarelli Ocean Legacy Project.
Por qué fracasan los países
«Los parques de papel pueden verse de dos formas», afirma Russel Moffitt, director del programa del Atlas de Protección Marina, que supervisa el progreso de los parques marinos. Explica que ese término puede referirse a los parques que solo están declarados sobre el papel: «Suele deberse a un problema de procesamiento o un problema administrativo».
Los parques de papel también pueden surgir por «regulaciones muy débiles, con tal falta de aplicación o implicación comunitaria que, aunque exista una reserva marina, no se cumple ningún objetivo».
Un estudio publicado el año pasado en la revista Science determinó que la pesca industrial estaba presente en 432 de las 727 AMP de la Unión Europea.
Normalmente, las AMP se crean en aguas con riqueza ecológica donde una normativa estricta puede proteger más seres vivos. Esto puede establecer una dinámica contenciosa entre quienes quieren proteger a los peces y quienes quieren acceder a ellos.
«No critico a nadie que haya pasado por el duro paso de delimitar un área para protegerla», afirma Rand. «Han pasado por uno de los elementos más difíciles, (anunciar) que no se permitirá la extracción a cierto nivel».
Rand cita el retraso de las actividades de mantenimiento del Servicio de Parques Nacionales estadounidense como ejemplo de la gran cantidad de recursos y personal necesarios para garantizar la protección de una reserva natural.
Los ángulos muertos de las AMP
Kirsten Grorud-Colvert, ecóloga de la Universidad del Estado de Oregón, indica varias formas de mejorar las AMP.
«La primera sería tener una interpretación común de qué es una AMP y qué puede hacer», afirma.
Junto a Jane Lubchenco, exdirectora de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica estadounidense y actual profesora en la Universidad del Estado de Oregón, Grorud-Colvert está elaborando una serie de pautas para definir claramente los niveles de AMP.
«Hay que utilizar el mismo lenguaje», afirma Grorud-Colvert.
Añade que inspirar a los países a tomar medidas audaces y ayudarlos a acceder al apoyo internacional también puede aumentar la eficacia de las AMP.
“El océano es una víctima del cambio climático, pero también puede ser una solución.”
«También es un problema de recursos y medios. Se necesitan recursos, personal y equipo», afirma Nicolas Fournier, director de políticas y defensa de Oceana, con sede en Bruselas. «Es una realidad a la que se enfrentan muchos gobiernos. A veces carecen del presupuesto para aplicarlo».
En una charla TED que impartió el año pasado, el explorador de National Geographic Enric Sala defendía convertir el alta mar en una reserva marina. Como el alta mar está fuera de las aguas nacionales, se necesita un gran acuerdo internacional.
«La mayoría desconoce que ahora mismo se está negociando el equivalente a un acuerdo climático para los océanos», afirma Rand.
Un tratado para proteger el alta mar, un área que ocupa dos tercios del océano global, se negociará a principios de 2020, pero aún no está claro cómo de estrictas serán dichas protecciones.
Motivos de optimismo
Rand confía en que las mejoras de las tecnologías por satélite podrán emplearse para supervisar mejor las AMP a un coste inferior. Global Fishing Watch combina la vigilancia por satélite y la inteligencia artificial y se ha utilizado para identificar puntos donde prolifera la pesca ilegal.
Rand también señala a los enérgicos movimientos juveniles y el actual foco en el cambio climático como motivos de esperanza respecto a la protección de más áreas marinas del planeta.
Sala indica que Reino Unido, Chile, las Seychelles y Palaos son ejemplos de países que han tomado el tipo de medidas audaces necesarias para proteger el océano.
«Los países deben dar un paso adelante y proteger más áreas marinas decisivas para ayudarnos a evitar una extinción masiva, producir alimentos marinos para el futuro y mitigar el cambio climático», afirma Sala por email. «El océano es una víctima del cambio climático, pero también puede ser una solución».
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.