Por qué el huracán Katrina fue una de las peores tormentas de la historia de Estados Unidos

Con vientos de hasta 193 millas por hora, la tormenta de categoría 3 devastó Nueva Orleans y la costa de Luisiana. Sus efectos aún se pueden sentir hoy.

Por Sarah Gibbens
Incendio en Nueva Orleans el 3 de septiembre de 2005

En esta escena apocalíptica de la madrugada del 3 de septiembre de 2005, a la destrucción causada por el huracán Katrina se suman los incendios en algunas zonas de Nueva Orleans. La tormenta golpeó la costa del Golfo con fuerza devastadora al amanecer del 29 de agosto de 2005, azotando una región que incluía Nueva Orleans y la vecina Misisipi.

Fotografía de Vincent Laforet, The New York Times, Redux

El huracán Katrina impactó frente a la costa de Luisiana el 29 de agosto de 2005. Tocó tierra como tormenta de categoría 3 con vientos que alcanzaron velocidades de hasta 193 kilómetros por hora. Debido a la destrucción y la pérdida de vidas que provocó, la tormenta suele considerarse una de las peores de la historia de Estados Unidos. Se calcula que murieron 1200 personas como consecuencia directa del huracán, que también causó daños materiales por valor de miles de millones de euros, lo que la convierte en la tormenta más costosa de la historia y cuyas secuelas son visible casi dos décadas después del paso de la tormenta.

Las devastadoras consecuencias del huracán Katrina sacaron a la luz una serie de problemas profundamente arraigados en el país, como la polémica sobre la controvertida respuesta del Gobierno federal, las dificultades en las labores de búsqueda y rescate y la falta de preparación para la tormenta, especialmente en lo que respecta a la vetusta serie de diques de la ciudad, 50 de los cuales fallaron durante la tormenta, inundando significativamente la ciudad de baja altitud y causando gran parte de los daños.

El Lower Ninth Ward de la ciudad fue la zona más afectada por el fallo de los diques, lo que provocó un número desproporcionado de víctimas entre familias afroamericanas y de bajos ingresos. Muchos de los que perdieron sus hogares tuvieron que pasar años de penurias y casi dos décadas después se siguen ntrabajando para recuperar lo perdido en septiembre de 2005. No fue hasta 2022, tras 17 años de proyecto, que se terminó un nuevo sistema de diques para evitar que volviera a ocurrir un desastre similar. En 2024, se ofrecen recorridos turísticos para visitar el Nueva Orleans post-Katrina.

En 2015, el entonces presidente Barack Obama dijo del Katrina: "Lo que empezó como un desastre natural se convirtió en un desastre provocado por el hombre: el fracaso del Gobierno a la hora de velar por sus propios ciudadanos".

La ciudad de Nueva Orleans (junto con otras comunidades costeras de la zona) sigue muy alterada, tanto física como culturalmente. Los daños fueron de tal magnitud que algunos expertos sostuvieron de forma controvertida (y con la reconstrucción de la ciudad ya en marcha) que Nueva Orleans debía abandonarse definitivamente.

La población de Nueva Orleans se redujo a más de la mitad en el año posterior al Katrina, según Data Center Research. Para finales de 2019, la población volvió a crecer hasta casi el 80% de lo que era antes del huracán, pero entre 2019 y 2022, la población volvió a descender ligeramente.

(Relacionado: ¿Qué diferencia hay entre un huracán, un ciclón y un tifón?)

Cronología del huracán Katrina

El Katrina se formó como depresión tropical en aguas del Caribe, cerca de las Bahamas, el 23 de agosto de 2005. Alcanzó oficialmente la categoría de huracán dos días después, cuando pasó por el sudeste de Miami como tormenta de categoría 1. La tempestad sopló a través de Miami a 130 km/h, donde arrancó árboles y mató a dos personas. El Katrina se debilitó hasta convertirse en tormenta tropical, ya que los huracanes necesitan agua oceánica caliente para mantener su velocidad y fuerza, y empiezan a debilitarse sobre tierra. Sin embargo, la tormenta se adentró de nuevo en el Golfo de México, donde recuperó rápidamente la fuerza y la categoría de huracán.

El 27 de agosto, la tormenta creció hasta convertirse en un huracán de categoría 3. En su punto álgido, el Katrina era tan ancho que su diámetro se extendía por el Golfo de México.

Antes de que la tormenta tocara tierra, se decretó la evacuación obligatoria de la ciudad de Nueva Orleans, que en aquel momento contaba con más de 480 000 habitantes. Decenas de miles de residentes huyeron. Pero unos 100 000 quedaron atrapados en la ciudad en el momento en que golpeó la tormenta, afectando particularmente a los residentes más pobres de Nueva Orleans, a los ancianos y a los que carecían de acceso al transporte. Muchos se refugiaron en sus casas y unos 25 000 se dirigieron al Superdome, el gran pabellón deportivo de la ciudad, donde las condiciones pronto se deteriorarían hasta convertirse en un lugar dominado por la penuria y el caos.

El Katrina pasó sobre la costa del Golfo en la madrugada del 29 de agosto. En un principio, las autoridades creyeron que Nueva Orleans se había salvado, ya que la mayor parte de los peores impactos iniciales de la tormenta azotaron la costa hacia el este, cerca de Biloxi (Mississippi), donde los vientos fueron más fuertes y los daños más cuantiosos. Pero esa misma mañana, tras la rotura de un dique en Nueva Orleans, una oleada de agua empezó a inundar la ciudad, y no pasó mucho tiempo hasta que las aguas comenzaron a desbordar otros diques.

Al día siguiente, el Katrina se debilitó hasta convertirse en tormenta tropical, pero las graves inundaciones dificultaron en gran medida las labores de socorro en gran parte de Nueva Orleans. Se calcula que el 80% de la ciudad quedó pronto bajo el agua. El 2 de septiembre, cuatro días después, la ciudad y sus alrededores se encontraban ya en plena crisis, con muchas personas y animales de compañía varados, y las infraestructuras y los servicios colapsados.

El Congreso destinó una partida de 10 000 millones de dólares de ayuda para catástrofes, mientras gran parte del mundo empezaba a criticar la respuesta del Gobierno estadounidense. La polémica también siguió a los grupos de ayuda cuando se desplazaron a la zona. La Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno de Estados Unidos ha calculado que casi 1300 millones de los más de 6000 millones de euros iniciales que la Agencia Federal de Gestión de Emergencias destinó a la ayuda por el Katrina se perdieron por fraude. En 2014, la Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno informó de que solo se habían recuperado 60 millones de dólares. Aunque la Cruz Roja Americana sirvió más de 68 millones de comidas durante la respuesta, las acusaciones de mala gestión financiera tras el 11-S y el huracán Katrina provocaron la dimisión de una serie de directores ejecutivos.

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Geografía de Nueva Orleans

La ciudad de Nueva Orleans ya se encontraba en una situación desfavorable antes incluso de la llegada del huracán Katrina, algo sobre lo que los expertos habían estado avisando años antes, con escaso éxito a la hora de cambiar las políticas. La región se asienta en una cuenca natural y parte de la ciudad está por debajo del nivel del mar, por lo que es especialmente propensa a las inundaciones. Las comunidades de bajos ingresos suelen estar en las zonas más bajas.

Justo al sur de la ciudad, el poderoso río Misisipí desemboca en el Golfo de México. Durante los huracanes intensos, las tormentas que se aproximan pueden empujar el agua del mar tierra adentro, creando lo que se conoce como una marejada ciclónica. Estas fuerzas suelen causar la mayoría de las víctimas mortales relacionadas con los huracanes. Al paso del huracán Katrina, Nueva Orleans y las poblaciones circundantes registraron mareas de tempestad (también conocidas como marejadas ciclónicas) de hasta 5,7 metros.

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    Diques

    Los diques pueden ser naturales o fabricados. Básicamente son muros que impiden que los cursos de agua se desborden e inunden las zonas cercanas. Nueva Orleans ha estado protegida por diques desde que los franceses empezaron a habitar la región en el siglo XVII pero en 1965, después de que el huracán Betsy inundara gran parte de la ciudad, el Gobierno autorizó la construcción de diques modernos. El Cuerpo de Ingenieros del Ejército de EE. UU. construyó entonces un complejo sistema de 563 kilómetros de diques. Sin embargo, un informe del Cuerpo publicado en 2006 concluyó que, por culpa de una insuficiente información y financiación, el sistema había sido expuesto a numerosos fallos de construcción.

    Incluso antes de que el Katrina tocara tierra en el Golfo, la marejada ciclónica comenzó a desbordar diques y zonas residenciales. Más de 50 diques acabarían fallando antes de que amainara la tormenta. Aunque los vientos de la tormenta causaron importantes daños en la ciudad de Nueva Orleans (como árboles y edificios derribados) los estudios realizados años después concluyeron que los peores efectos y la mayoría de las muertes se debieron a la rotura de los diques.

    Una evaluación del estado de Luisiana confirmó que algo menos de la mitad de las 1200 muertes se debieron a enfermedades crónicas agravadas por la tormenta y un tercio de las muertes fueron por ahogamiento. Las cifras de muertos por huracanes son objeto de debate y, en el caso del Katrina, los recuentos pueden variar hasta en 600 personas. Los cadáveres recogidos deben ser examinados para determinar la causa de la muerte, y algunos sostienen que las muertes indirectas por huracanes, como la imposibilidad de acceder a la atención médica, deberían contabilizarse en las cifras oficiales.

    El huracán Katrina ha sido el más costoso de la historia de Estados Unidos y ha tenido repercusiones económicas generalizadas. Las operaciones de la industria del petróleo y el gas quedaron paralizadas tras la tormenta, y las comunidades costeras que dependen del turismo sufrieron tanto la pérdida de infraestructuras y negocios como la erosión del litoral.

    Se calcula que 400 000 personas fueron desplazadas permanentemente por la tormenta. Tras el huracán se produjeron cambios demográficos. A los residentes con menos ingresos les resultó más difícil regresar. Algunos barrios tienen ahora menos residentes menores de 18 años, ya que algunas familias optaron por reasentarse permanentemente en ciudades como Houston, Dallas o Atlanta. La ciudad también es ahora más diversa racialmente, con un mayor número de residentes latinos y asiáticos, mientras que a un número desproporcionado de afroamericanos les resultó demasiado difícil regresar.

    La reconstrucción de parte de las defensas anticiclónicas de Nueva Orleans ha costado 14 600 millones de dólares y se finalizó en 2018. Hay más sistemas contra inundaciones pendientes de construcción, como el finalizado en 2022, lo que significa que la ciudad sigue estando en riesgo ante otra gran tormenta. En la actualidad, una serie de muros de contención, diques y compuertas contra inundaciones refuerzan la costa y las orillas del río Misisipi.

    Las simulaciones realizadas en los años posteriores al Katrina sugieren que la tormenta puede haber empeorado por el aumento del nivel del mar y el calentamiento de las temperaturas. A la comunidad científica le preocupa que aumenten las probabilidades de volver a tener huracanes del tamaño del Katrina a medida que el clima se calienta. Los estudios muestran cada vez más que el cambio climático hace que los huracanes sean capaces de transportar más humedad. Al mismo tiempo, los huracanes se desplazan más lentamente y pasan más tiempo inundando zonas que no están preparadas para grandes inundaciones.

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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