Irán condena a ocho conservacionistas de guepardos acusados de espionaje

Científicos y conservacionistas condenan el veredicto y advierten lo peligroso que es mezclar la política y la conservación.

Por Kayleigh E. Long
Publicado 21 nov 2019, 12:28 CET
Fundación Patrimonio Silvestre Persa
El personal de la Fundación Patrimonio Silvestre Persa y los guardabosques del programa Conservación del Guepardo Asiático recorren la reserva de Naybandan, que alberga una de las mayores poblaciones restantes de guepardos asiáticos.
Fotografía de Frans Lanting, Nat Geo Image Collection

Un tribunal de Teherán ha declarado culpables a ocho investigadores de guepardos acusados de espionaje, con sentencias que oscilan de los seis a los diez años.

Los investigadores trabajan para la Fundación Patrimonio Silvestre Persa (PWHF, por sus siglas en inglés), una organización de conservación sin ánimo de lucro con sede en Teherán dedicada a salvar al guepardo asiático y otras especies. Han pasado casi dos años en prisión desde su detención a principios de 2018. La división de inteligencia de la Guardia Revolucionaria Islámica los acusó de espiar en Irán para países enemigos.

El fundador de la PWHF Morad Tahbaz (que tiene ciudadanía estadounidense e iraní) y la directora de programas Niloufar Bayani han sido condenados a diez años de cárcel, Houman Jowkar y Taher Ghadirian a ocho, y Sepideh Kashani y Amirhossein Khaleghi Hamidi a seis. Aún se desconocen las sentencias de Abdolreza Kouhpayeh y Sam Radjabi.

Guepardo asiático
Los investigadores de fauna detenidos en Irán estudiaban al guepardo asiático, especie en peligro crítico de extinción. Como son esquivos y poco comunes, la única forma fiable de documentarlos es mediante cámaras trampa.
Fotografía de Frans Lanting, Nat Geo Image Collection

Supuestamente, presentaron los veredictos a los acusados sin la presencia de sus abogados, según una periodista de Iran International, un canal de televisión en persa con sede en Reino Unido. Los medios estatales iraníes no habían confirmado las sentencias en el momento de su publicación, pero el exabogado de uno de los acusados confirmó las sentencias a Iran International.

«Ya es lamentable que acusaran a mis amigos, que han puesto sus vidas al servicio del medio ambiente y la conservación de fauna, pero es aún más desconcertante que hayan recibido una sentencia excesiva pese a que no han aportado ni una sola prueba», declaró Mehran Seyed-Emami por email. Es el hijo del director ejecutivo de PWHF, Kavous Seyed-Emami, que tiene ciudadanía iraní y canadiense y que falleció en 2018 mientras estaba detenido en la cárcel de Evin. Pese a que la familia ha solicitado una investigación independiente, no la han permitido.

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    Ocho conservacionistas
    Siete de los ocho conservacionistas detenidos, en el sentido de las agujas del reloj desde arriba a la izquierda. Morad Tahbaz, Amir Hossein Khaleghi, Taher Ghadirian, Sam Radjabi, Houman Jowkar y Sepideh Kashani (juntos), Abdolreza Kouhpayeh.
    Fotografía de Mehran Seyed-Emami

    En un principio, se acusó a cuatro de los investigadores de «sembrar corrupción en la Tierra», que puede conllevar la pena de muerte. Retiraron esos cargos a mediados de octubre por motivos desconocidos. Se conocen muy pocos detalles de las vistas judiciales a puerta cerrada, pero el testimonio supuestamente desafiante de Niloufar Bayani, que alegó haber sufrido tortura psicológica, física y farmacológica durante la detención, según el Centro de Derechos Humanos de Irán, pone más en duda la integridad del proceso judicial y se teme que los hayan obligado a confesar.

    Según Seyed-Emami, ninguna de las diversas investigaciones —entre ellas las del ministerio de Inteligencia del gobierno (independiente de la división de inteligencia de la Guardia Revolucionaria), el Consejo Superior de Seguridad Nacional y el Departamento del Medio Ambiente, con el que PWHF colaboraba estrechamente— halló prueba alguna que apuntara a que los investigadores se dedicaban al espionaje.

    Niloufar Bayani
    La conservacionista encarcelada Niloufar Bayani tenía una carrera internacional prometedora, pero había vuelto a Irán hacía poco para trabajar para PWHF porque «le importaba mucho su país y quería crear cambios mediante su labor de conservación», declaró un excolega.
    Fotografía de Mehran Seyed-Emami

    Los veredictos se han publicado mientras las protestas provocan un aumento del precio del combustible en Irán y con el país sumido en un corte absoluto de las conexiones a internet.

    Investigadores y conservacionistas que han trabajado con los ocho rechazan las acusaciones contra sus colegas y afirman que un donante con una agenda política puso en peligro la respetable labor de conservación de la organización. No cabe duda de que los veredictos serán condenados por grupos científicos, de conservación y de derechos humanos, que han advertido la represión generalizada contra los activistas medioambientales en Irán. Amnistía Internacional documentó 63 detenciones en 2018, basándose en los informes de prensa.

    Cuando chocan conservación y política

    Este caso ha suscitado polémica dentro de la comunidad de los grandes felinos.

    La PWHF había colaborado en algunas ocasiones con Panthera, una de las organizaciones de conservación de grandes felinos más importantes del mundo, con sede en Nueva York. En varios casos, Panthera proporcionó apoyo técnico y envió expertos a Irán en el marco del proyecto Conservación del guepardo asiático y su hábitat (CACP, por sus siglas en inglés), financiado por Naciones Unidas y el Departamento del Medio Ambiente iraní.

    Sin embargo, en octubre de 2017, la PWHF rompió las relaciones con Panthera por los comentarios de su fundador multimillonario Thomas Kaplan en contra de Irán. Kaplan aporta financiación al grupo de presión United Against Nuclear Iran, que defiende sanciones y un cambio de régimen y ha presionado mucho para que Estados Unidos se retire del pacto nuclear con Irán. Entre los miembros de la organización figuran una serie de figuras de inteligencia y defensa, como los exdirectores del Mossad y la CIA; los investigadores han sido acusados de trabajar para dichas agencias.

    Una carta de la PWHF a Panthera a la que ha tenido acceso National Geographic sugiere que a los investigadores iraníes les preocupaba que tener vínculos con una organización relacionada con críticas públicas a Irán les diera problemas.

    George Schaller, un eminente biólogo, conservacionista y escritor, declaró en una carta abierta que condena rotundamente el hecho de que Kaplan «[permitiera que] la política se entrometiera en la conservación» y confirmó que había roto los lazos con Panthera. (Schaller fue el vicepresidente y director del Cat Advisory Council).

    Kavous Seyed-Emami
    Kavous Seyed-Emami, el profesor canadiense-iraní y director ejecutivo de la PWHF cuya muerte en la cárcel de Evin no se ha investigado de forma independiente, «solo quería que las siguientes generaciones pudieran disfrutar de la belleza natural de Irán y de su fauna como hizo él», declararon sus hijos.
    Fotografía de Seyed-Emami family, via Reuters

    Panthera y Thomas Kaplan no han respondido a nuestras preguntas, pero cuando estuvo en The David Rubenstein Show a principios de este año, Kaplan explicó que la conservación de fauna silvestre es una pasión que se remonta a su infancia.

    «Mi sueño era que, si iba a meterme en los negocios, algún día podría regresar a mi primer gran amor y habilitar a los grandes conservacionistas de fauna que sí tenían esas aptitudes para que pudieran salvar a las especies que amamos», afirmó.

    Otros conservacionistas importantes han alzado la voz, entre ellos Jane Goodall, que grabó un vídeo pidiendo clemencia a los líderes de Irán y citó al poeta persa del siglo XIII, Rūmī: «En esta tierra, en este campo inmaculado, no debemos sembrar ninguna semilla salvo la de la compasión, salvo la del amor».

    Kaveh Madani, exvicedirector del Departamento del Medio Ambiente iraní que se autoexilió a Estados Unidos cuando los extremistas lo acusaron de ser un saboteador extranjero, escribió en un blog antes de la noticia del veredicto que «los juegos de poder de los radicales con fines egoístas ponen en peligro los esfuerzos sinceros de la comunidad medioambiental de Irán».

    Una extinción «inminente»

    Salvar especies en peligro de extinción exige una cooperación internacional y los científicos advierten lo peligroso que es permitir que la política se interponga en su labor.

    «Podría haber sido cualquiera de nosotros», declaró Rodrigo Medellín, ecólogo y explorador de National Geographic, en un congreso científico en Bonn la semana pasada.

    Guepardo asiático
    Esta fotografía de un guepardo asiático en la reserva de fauna de Naybandan de Irán fue sacada por una cámara trampa de baja resolución colocada por Frans Lanting en colaboración con National Geographic en 2012. Los expertos han refutado las alegaciones de que las cámaras trampa se usen para espiar instalaciones militares confidenciales.
    Fotografía de Frans Lanting, Nat Geo Image Collection

    «La protección de la biodiversidad amenazada debe trascender la política», escribió Sarah Durant, investigadora de guepardos y profesora de ciencias de conservación en la Sociedad Zoológica de Londres, en un email antes de la sentencia. Añadió que, cuando la comunidad internacional considere sancionar a un país en particular, el acceso al apoyo internacional y a los conocimientos especializados para la conservación debería estar exento de sanciones.

    «Los conservacionistas actualmente encarcelados son unos de los conservacionistas de fauna más importantes de Irán. Antes de su detención, su compromiso con la conservación de fauna había creado cambios reales en la conservación del guepardo asiático», declaró Durant.

    Según ella, la extinción del guepardo asiático será inminente sin iniciativas de conservación inmediatas y coordinadas. En el pasado, el área biogeográfica de la especie abarcaba del mar Rojo al este de la India. En la actualidad se estima que solo quedan 50 ejemplares, todos en Irán. Los conservacionistas advierten que la inacción conducirá al animal por el mismo camino que el león asiático y el tigre del Caspio.

    «Su encarcelamiento ha dificultado mucho la conservación del guepardo asiático», declaró Durant.

    Tanya Rosen, exempleada de Panthera y exploradora de National Geographic que trabaja en la conservación de grandes felinos en Asia Central, había colaborado con la PWHF para organizar una cumbre sobre guepardos en Irán antes de las detenciones, que describe como «un intento desesperado para generar financiación y salvar a la especie».

    Cuando arrestaron a sus colegas, ella y otros expertos intentaron dar a conocer su situación con el hashtag #AnyHopeForNature, una referencia al nombre de Amirhossein Khaleghi Hamidi en Instagram. «Empecé a ver el futuro de los guepardos asiáticos unido a nuestros amigos encarcelados. Hay esperanza para el guepardo asiático solo si hay esperanza de que pongan en libertad a nuestros amigos», afirma.

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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