¿De verdad hay alimentos que nos ayudan a ver el futuro?
En muchas culturas a lo largo de los siglos, alimentos comunes como las hojas de té y el queso se han utilizado para predecir el futuro. La ovomancia, o adivinación a través de los huevos, aún se practica en el Caribe y en algunas partes de América Latina.
Predecir el futuro no siempre ha sido sinónimo de cartas del tarot y bolas de cristal. Siglos antes de que existieran las aplicaciones de astrología y las videntes telefónicas, la gente que quería echar un vistazo al futuro trabajaba con lo que tenía: la comida.
Las hojas sueltas de té y los posos de café turco (tasseografía), las cebollas (cromniomancia), los huevos (ovomancia) e incluso el queso (tiromancia) han sido ingredientes esenciales utilizados en la adivinación en la cocina. Pero con el tiempo, estos rituales desaparecieron de la corriente dominante. Sin embargo, un reciente resurgimiento de las prácticas paganas (cristales y cartas del tarot, astrología y magia con hierbas) ha hecho que esta rama de la adivinación pase del fondo de la despensa a lo más alto de tu feed de TikTok.
Diana Espirito Santo, profesora asociada de antropología social en la Pontificia Universidad Católica de Chile, afirma que este creciente apetito por la espiritualidad demuestra que las prácticas de adivinación relacionadas con la comida nunca estuvieron realmente fuera de la mesa.
"Los especialistas en rituales más modernos y liberales pueden hacer prácticas de adivinación en ausencia. Me imagino que las formas de adivinación basadas en los alimentos son más fáciles de manejar y tienen un mayor margen de interpretación", afirma. "Esto las hace extremadamente atractivas para un público virtual, que puede imaginar cómo el resultado de la adivinación se aplica a ellos de formas creativas".
Esto es lo que necesitas saber sobre la adivinación de alimentos y los destinos donde puedes probarla.
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¿Qué es la adivinación de alimentos?
La estadounidense Amber Corvidae, cocinera jubilada y bruja practicante que vive en Brisbane (Australia), afirma que la adivinación de los alimentos en Occidente tiene su origen, muy probablemente, en la caza de brujas y las acusaciones de brujería que comenzaron a principios del siglo XV. Esto incluye la adivinación del té, que en la Inglaterra de 1700 se documentaba a menudo como una excusa para tomar el té con los amigos, "cuando en realidad esos amigos eran brujos o buscaban el consejo espiritual de las brujas", dice Corvidae.
Un chamán utiliza un cuenco de arroz durante un ritual de adivinación en Yangju, 33 kilómetros al norte de Seúl, Corea del Sur. A pesar de vivir en uno de los países tecnológicamente más avanzados del mundo, muchos coreanos siguen consultando a los chamanes por razones médicas, adivinación o consejo personal.
Sin embargo, en otras partes del mundo, la gente solía confiar en la "magia" de las reacciones químicas naturales de alimentos como los huevos, las coles y las nueces para conocer su destino. La práctica escocesa de "tirar de la col rizada" era una forma popular de predecir las cualidades del futuro cónyuge en el siglo XVIII. El tamaño y la forma de los tallos indicaban el físico del futuro amado, mientras que su sabor determinaba su temperamento.
La ovomancia, una de las formas más antiguas de adivinación alimentaria, se sigue practicando en el Caribe y en algunas partes de América Latina para predecir el matrimonio, el parto y la muerte. Por ejemplo, el Viernes Santo, los tradicionalistas dejaban caer claras de huevo crudas en un vaso de agua tibia y examinaban las formas que adoptaban, desde un barco (viaje futuro) hasta un ataúd (muerte inminente). David J. Kim, profesor de antropología del Purchase College de Nueva York (Estados Unidos), afirma que es "asombroso el número de personas que van a ver chamanes y adivinos en Corea del Sur y la cantidad de capital que genera".
Kim, que estudia las prácticas chamánicas coreanas, añade que la adivinación con arroz se utiliza a menudo para entrar en comunión con los espíritus. Un chamán mete la mano en un cuenco dorado de arroz crudo, coge un pellizco y cuenta los granos. Un número par de granos significa "sí" o indica la presencia de un espíritu, mientras que un número impar significa "no" o la ausencia de espíritus.
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Una foto de 1900 muestra a los hermanos Carlo y Ermanno Coretti mientras su madre les lee los posos del café en Trieste (Italia).
En Zeytinköy, barrio romaní de Antalya (Turquía), una adivina lee las hojas de té.
En Oaxaca, México, los adivinos del maíz colocan un grano de maíz que representa al buscador en una servilleta de tortilla bordada. A continuación, el adivino lanza sobre la mesa 12 (o más) granos de uno en uno para buscar una respuesta en el patrón revelado. Araceli Rojas, arqueóloga y profesora de la Universidad de Varsovia (Polonia), pasó una temporada con el pueblo ayöök en 2007 y al principio sólo se encontró con dos adivinos del maíz. Pero una visita reciente reveló la existencia de una nueva generación de practicantes empeñados en mantener vivos estos antiguos métodos de adivinación.
Jennifer Billock, creadora de la newsletter Kitchen Witch [Bruja de la cocina] en Estados Unidos, ha estado experimentando y escribiendo sobre el antiguo arte de la tirromancia. La adivinación del futuro con queso se menciona por primera vez en los escritos del historiador y adivino griego del siglo II a.C. Artemidoro de Daldis, el Intérprete de Sueños. Los seguidores de esta peculiar magia utilizan los patrones de fermentación, el número de agujeros y la forma del queso para responder a preguntas concretas. Billock dice que el queso azul es el que mejor funciona, pero ella ha adivinado con todo tipo de quesos, desde el Colby Jack hasta lonchas de sandwich.
En la Edad Media, los adivinos utilizaban el queso para predecir el futuro. Para ello se basaban en factores como la forma del queso, el número de agujeros que tenía y la forma en que crecía el moho.
Dónde experimentar la adivinación de alimentos
Los viajeros pueden reservar una sesión de tirromancia en persona con Billock en Chicago. Enseña adivinación individualmente o en talleres de grupo en tiendas de queso, bares de vinos o casas de té.
En Estambul (Turquía), a lo largo de Ayhan Işık Sokak, una calle lateral de la famosa avenida İstiklal, en el barrio de Taksim, encontrarás un puñado de cafeterías que ofrecen lecturas (en inglés). También se puede obtener una lectura gratuita de la aplicación Faladdin, basada en inteligencia artificial, en la que basta con subir una foto de los sedimentos del fondo de la taza de café turco o de prensa francesa (no basta con el café con leche o el flat white de toda la vida).
En Santa María del Tule, un pequeño pueblo a pocos kilómetros al oeste de la ciudad de Oaxaca (México), Venus Rodríguez practica y enseña el antiguo arte de la lectura del maíz a todos los interesados. Pero si no puedes viajar a México, Rodríguez también ofrece sesiones de adivinación en línea. Puedes encontrar más información en su Instagram.
Encontrarás lectores de hojas de té en el salón de té Bottom of the Cup, de 94 años de antigüedad, en Nueva Orleans (Estados Unidos). También puedes reservar una sesión de 90 o 120 minutos de terapia de lectura de té en el Dublin Wellbeing Centre de Dublín (Irlanda).
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Suchi Rudra es una escritora nómada freelance de viajes y gastronomía. Síguela en X.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.